Los siete tripulantes de una aeronave de carga fueron señalados por sus supuestos vínculos con una organización definida como terrorista por los Estados Unidos. El avión fue inmovilizado en Ezeiza.
Cuando el Boeing 747 Dreamliner de la empresa Emtrasur aterrizó en el aeropuerto internacional de Ezeiza varias agencias estatales convergieron hacia la aeronave. La carga, autopartes para una compañía que trabaja en forma tercerizada para una importante automotriz local, estaba en orden. Siguió rápido su destino comercial. Pero la tripulación estaba floja de papeles. El dato recibido en uno de los canales informales más tradicionales no había fallado: siete de las 19 personas a bordo eran iraníes, los demás venezolanos. Y cuando en la Argentina se habla de iraníes en situaciones anormales la referencia inmediata es un aumento en el nivel de alerta antiterrorista.
Teherán se niega a entregar a los encumbrados dirigentes que tienen pedido de captura emitidos por la Justicia argentina en el expediente por el atentado a la AMIA. En el avión no viajaba ninguno de los cinco hombres cuyos nombres figuran en las circulares rojas de Interpol, pero si fueron detectados los vínculos de los siete iraníes controlados en Ezeiza con la fuerza Quds, definida por los Estados Unidos como terrorista. Y no se trata de una organización desconocida aquí. Pese a que la Argentina no la considera fuerza terrorista, ya que en ese tema acepta solo la calificación rubricada por la ONU.
Ahmad Vahidi, uno de los generales iraníes por los que la Argentina pide la captura internacional era el jefe de la fuerza Quds en julio de 1994, en el momento de la explosión en la mutual de la comunidad judía en nuestro país.
¿Pensaban aprovechar el vuelo comercial para quedarse aquí? ¿Tenían otro destino? Esas son algunas de las preguntas que se hacen en varias dependencias argentinas. Ninguno de los siete iraníes tiene pedido de captura, aquí o en otra parte del mundo. No entraron en forma ilegal, sino que hubo algunas desprolijidades administrativas en el manifiesto de vuelo. En consecuencia, no quedó ninguno detenido. Ni siquiera demorado. Menos aún, entonces, registrado en una causa judicial. Pueden irse del país en el momento que elijan. Si la idea es continuar viaje en ese avión en el que llegaron, el problema que se les presenta es que nadie quiere suministrarle combustible. Eso es lo que trasciende entre el grupo de fuerzas y agencias -Policía de Seguridad Aeroportuaria, Policía Federal Argentina, Aduanas, Migraciones, AFI- que intercambiaron información y trabajaron sobre este evento de seguridad.
Es que la empresa venezolana Emtrasur utiliza el Boeing 747 con matrícula YV3531. Con ese solo dato, sin acceso a ninguna base de información clasificada, se puede seguir la compra y venta de aeronaves. La firma de Caracas registró ese avión el 23 de enero de este año. En los 15 años anteriores ese Boeing 747 operó para la compañia iraní Mahan Air, con las matrículas EK-74713 y EP-MND. Y ahí empiezan los problemas. Es que Washington considera a Mahan Air como un brazo operativo de la fuerza Quds. Y tanto la empresa como esa facción de los guardianes de la revolución están en las listas de sanciones de los Estados Unidos.
Las empresas que aquí abastecen de combustible aéreo saben que Los Estados Unidos sancionan a firmas que dan soporte logístico a Mahan Air. Y también conocen que Washington está al tanto que la aeronave de Emtrasur transportaba tripulantes que son vinculados con la fuerza Quds. Esos siete iraníes pueden irse cuando quieran, dicen quienes están al tanto del caso. Desde el pasado lunes, el avión está en tierra. Y no se movería en un tiempo.
Es más, esa aeronave matrícula YV3531 tendría vedado ahora el uso de los espacios aéreos de Brasil, Uruguay, Paraguay y Chile. Por el momento, Bolivia no habría tomado una decisión, de esas que no se informan oficialmente. En 2016, el por entonces presidente boliviano Evo Morales tuvo que emitir una disculpa pública por la visita a La Paz de quien era en ese momento el ministro de Defensa de Irán, Ahmad Vahidi, uno de los hombres por los que la Argentina pidió captura por el atentado a la AMIA. Bolivia dejó ir entonces al exjefe de la fuerza Quds.
Por otra parte, las relaciones entre el chavismo en Venezuela y el régimen de Teherán son fuertes desde 2005. Un año después fue relevado de su puesto en la Argentina el embajador venezolano Roger Capella. Fue por pedido directo de Néstor Kirchner. El diplomático extranjero caminaba el territorio y acercaba voluntades a Irán. Los negocios entre ambos países se intensificaron desde entonces. No sorprendería que una empresa venezolana compre una avión comercial a una sancionada compañía iraní. Eso pasó con el Boeing que aterrizó en Ezeiza. Con menos tripulantes de los que figuraban en el manifiesto de vuelo. Con más tripulantes que lo necesario para el vuelo a Buenos Aires y el regreso a Caracas.
Todo muy anormal. Pero nada fuera de la ley. Aunque lo suficientemente turbio como para llamar la atención. Primero afuera. Luego aquí. En días de una cumbre americana. En Los Angeles, claro. Todo el vecindario se pone en orden en esos días especiales.
Fuente: La Nación