Los 12 kilos de lana que habían comprado desparecieron en menos de una hora. La Biblioteca Coty Laborde fue el punto de encuentro. Allí tejieron, ensamblaron y juntaron las frazadas listas para entregar.
Hubo mate, té, masitas, risas, charlas y mucho trabajo. Tejedoras llegadas de distintas partes de la ciudad tejieron, ensamblaron y ordenaron cada cuadradito donado en lo que fue la octava edición del Tejetón Solidario.
También hubo reencuentros y un entusiasmo renovado luego de dos años donde la presencialidad no fue posible, aunque la tarea nunca frenara. "Hay gente que viene a pasar la tarde, pero la mayoría viene y entrega frazadas hechas o cuadraditos para ensamblar. Y además, también se lleva lana", resumió Nora Cairoli, la iniciadora de esta propuesta junto con Mariel Macchiaroli.
El sábado, durante tres horas, la Biblioteca Coty Laborde -en Coronel Suárez 1795- fue lugar de encuentro y los 12 kilos de lana que habían comprado previamente en Buenos Aires desparecieron en menos de una hora. "La gente quiere seguir colaborando y tejiendo. Tenemos entre 80 y 90 tejedoras que impulsan la actividad", analizó.
Con dos agujas o al crochet, cada tejedora tiene su técnica y la volcó para realizar cuadraditos de 20x20cm. o tiras de 20x1,80. Cada cual se dividió su tarea. Quienes no sabían tejer pero quisieron colaborar con el acontecimiento se dedicaron a ovillar. Estaban las que se dedicaron al tejido de cada partecita y aquellas que unían cuadraditos o tiras para finalmente lograr confeccionar una manta o una frazada.
Así permanecieron durante tres horas, en medio de anécdotas e historias. Sobre el final del encuentro se rifaron los dos premios previstos para esta ocasión: una de las mejores frazadas logradas por las tejedoras de manera puramente artesanal y un producto de Reino Spa.
Con lo recaudado volverá a comprarse lana. Y estiman que será unos 20 o 25 kilos, "depende de las ofertas que se consigan por Internet".
Lo cierto es que el Tejetón Solidario nuevamente fue un éxito. "Concurrió mucha gente", sentenció Nora Cairoli con el entusiasmo propio de una jornada que volvió a repetirse, pero esta vez con el condimento especial del reencuentro. "Vino gente nueva y otras que decidieron no venir porque todavía tienen temor de contagios y se cuidan mucho. Pero fue la primera reunión presencial en dos años, aunque el Tejetón siguió funcionando igual y entregando la misma cantidad de frazadas, y hasta un poco más".
El sábado, "todas las que se acercaron pudieron llevarse lana porque esto es todo el año, no solamente este día en particular", aclaró la iniciadora de esta propuesta.
La iniciativa
No solo cuadraditos o tiras, o frazadas ya listas; también "recibimos escarpines, camperitas, chalequitos y medias. Todas unas bellezas que recibimos de la gente que disfruta confeccionando estas cosas y nos las dona", contó Nora Cairoli, sin dejar de aclarar que "la función del Tejetón no es embellecer sino abrigar".
Mariel Macchiaroli arrancó con esta iniciativa en 2015, luego de conocer la actividad en otra ciudad. Teniendo en cuenta su profundo amor por el tejido, una sobrina le llamó la atención sobre los tejetones que se realizan en la ciudad de Buenos Aires. Y allí fue un día. En un lugar diferente cada sábado, jóvenes, chicos y mujeres, niños o ancianas se dedican a tejer para otros. Mariel volvió con la idea de reproducir lo que generaban en la Capital Federal "Un minuto de vos" o "Tu cuadradito abriga", que se organizan, buscan donación de lanas y, aun cuando no sepan tejer, se unen para ovillar lana, para acompañar cebando mate. Lo puso en Facebook y la respuesta fue inmediata.
El Tejetón Solidario es un proyecto que se encarga de tejer mantas de abrigo y prendas de vestir para bebé, que se donan a diferentes entidades sociales o personas particulares que lo necesiten. Cuenta con un apoyo de alrededor de cien personas: algunas tejen, otras ensamblan los cuadraditos que forman las mantas, y otras simplemente llevan lana a la biblioteca Coty Laborde, donde también se reúnen.
En pandemia, de hecho, la sede siguió funcionando como lugar de intercambio de insumos de las mantas, debido a que no pudieron organizar reuniones sociales. Es el lugar donde van a donar lana, a retirar para tejer y donde se acerca la mayoría de los cuadraditos ya tejidos o mantas ya terminadas.
"El Tejetón es todo el año", reafirmó Nora Cairoli convencida de que la tarea de las tejedoras nunca frena. "Con lana que tiene la gente u ovillos de lana que fuimos recolectando, más de cien personas nos tejen los cuadraditos, en los hogares, en los centros de jubilados donde ponemos lana, la gente retira y después lleva para entregar los cuadraditos ya listos. Entonces las ensambladoras los retiran y con eso ensamblan las frazadas y las dejan en en la biblioteca".
Es ahí donde Mariel, Nora o la bibliotecaria Cristina Aguirre, "recibimos los pedidos y vamos entregando en forma personal o a través de la página del Tejetón, a través de merenderos o las Cáritas, escuelas y de gente particular".
El mecanismo ya está aceitado después de ocho años de una iniciativa que "va mucho más allá de las dos personas que la iniciamos. Hay una rueda de colaboración o una cadena de favores que anda sola", sentenció y destacó la colaboración de la Biblioteca porque "si no tuviéramos esta sede, el Tejetón no se podría hacer. Para nosotros es un apoyo fundamental, lo demás es un engranaje que viene funcionando y va a seguir así".