El INTA y el Programa de Energías Renovables en Mercados Rurales impulsan el uso de la energía fotovoltaica en emprendimientos rurales de pequeña escala.
Las energías renovables cada vez ocupan un lugar más preponderante en los sistemas productivos, siempre pendientes de las buenas prácticas que hagan pie a la sostenibilidad. El campo ha aprovechado durante décadas el viento para mover los molinos, y ahora levanta más la mirada y busca el sol, que derrama su luz en los paneles fotovoltaicos. Así, el INTA dependiente del Ministerio de Agricultura de la Nación y el Programa de Energías Renovables en Mercados Rurales (Permer), de la Subsecretaría de Energía Eléctrica de la Nación, impulsan el uso de la energía fotovoltaica mediante boyeros solares en emprendimientos rurales de pequeña escala ubicados en zonas aisladas de la red de distribución eléctrica. De esta manera, los boyeros aportarán al uso sustentable de los sistemas ganaderos en las distintas economías regionales, a partir de fuentes renovables en 19 provincias argentinas.
"Las energías renovables son cada vez más importantes, no sólo porque permiten cocinar y calentar, sino porque aseguran que las comunidades rurales puedan mejorar la productividad, aumentar los ingresos y asegurar el bienestar de las familias y porque, además, son energía limpias que ante el problema del cambio climático se vuelve fundamental su utilización", señaló Diego Ramilo, director del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (Cipaf) del INTA y responsable, desde hace 5 años, del convenio ante la Secretaria de Energía de la Nación.
"A través de Permer podemos contribuir al desarrollo socioeconómico de miles de argentinas y argentinos que están en situación de pobreza energética, ofreciendo soluciones adecuadas a los distintos tipos de necesidades", destacó por su parte Federico Basualdo, subsecretario de Energía Eléctrica.
Por esto, el INTA firmó un convenio de cooperación técnica con Permer dependiente de la Subsecretaría de Energía Eléctrica de la Nación y la Fundación ArgenINTA para mejorar las condiciones de producción de pequeños productores rurales del país, a partir del uso de la energía fotovoltaica en usos productivos, mediante la utilización de boyeros solares.
Bajo costo, alto impacto
Equipados con un pequeño panel solar y dotados de una potencia de 10 Kwp, los boyeros solares permiten que los productores rurales de pequeña escala, que trabajan en zonas aisladas, puedan apotrerar y manejar estratégicamente el ganado para incrementar y mejorar la oferta de pasturas.
"Su uso es fundamental en aquellos emprendimientos productivos que, al estar aislados de la red de distribución (sistema interconectado), no cuentan con acceso a la energía eléctrica", indicó Ramilo quien agregó: "A partir de la energía solar resolvemos las deficiencias energéticas respetando el cuidado del medio ambiente".
Los equipos solares permiten electrificar los alambrados que se utilizan en la cría de ganado, lo que representa una herramienta de gran impacto para optimizar la productividad de la tierra y el uso del tiempo de las y los productores familiares.
Los boyeros son de bajo costo y alto impacto, debido a que permiten aprovechar de manera más eficientemente los recursos forrajeros disponibles, mejorar las pasturas, incrementar el kilaje de sus animales y proteger sus cultivos contra animales furtivos.
Cifras en mano
En 2019 el proyecto entregó 1.445 boyeros solares a emprendimientos de Salta, Jujuy, Tucumán, Corrientes, La Rioja, Córdoba y La Pampa. En este año se entregarán 2.795 equipos que beneficiarán a agricultores rurales de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Catamarca, Córdoba, Entre Ríos, Santiago del Estero, Chaco y Corrientes.
Asimismo, se encuentra en curso una licitación para adquirir 2.633 equipos que serán entregados a productores rurales de Tucumán, Salta, San Juan, La Rioja, Jujuy, Mendoza, Neuquén, Chubut, Santa Cruz, La Pampa y Río Negro.
Son muchos los productores que no tienen acceso a las redes convencionales de energía, situación que se agrava en zonas rurales con población dispersa en donde es muy costoso extender redes convencionales. "Por esto, el proyecto de los boyeros solares representa una gran oportunidad para el desarrollo sostenible de las comunidades y significa un gran paso para un uso sostenible de los recursos naturales y para mejorar la capacidad productiva, la seguridad alimentaria y la calidad de vida de los agricultores familiares", expresó Luciano Gilardón, coordinador del proyecto Permer.