Mucho más que un plan ganadero

A fines de los años 60 se implementó el Proyecto Balcarce de Desarrollo Ganadero. Impulsado desde el INTA, cambió la manera de trabajar los campos bonaerenses porque además de mejorar el manejo de la ganadería hizo que los productores aceptaran el asesoramiento técnico general. Debido a la aceptación que tuvo se decidió implementarlo también en distritos agrícolas.

"El Plan Balcarce es para productores progresistas". La frase se destaca en una de las carátulas de las publicaciones que el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Balcarce realizó a fines de la década del '60 y encabeza también una de las notas que forma parte de la revista que la entidad hizo para celebrar su cincuentenario. El ingeniero Ernesto Friederichs es el dueño del material, al que lo une una importante dosis afectiva. El técnico fue uno de los agentes de proyecto para el partido de Tres Arroyos del innovador plan ganadero que revolucionó la manera de trabajar los campos bonaerenses.

Implementado entre 1968 y 1979 por el INTA Balcarce a través de un convenio con el Banco Mundial y la FAO, el Proyecto Balcarce de Desarrollo Ganadero produjo cambios sustanciales en los sistemas de producción ganadera y también tuvo un alto impacto en los establecimientos mixtos y agrícolas del centro y sur de la provincia de Buenos Aires. Porque más allá de los logros productivos generó que los productores les abrieran las tranqueras a los asesores técnicos.

Nueva Zelanda

El Plan Balcarce se sostenía sobre tres patas: la tecnológica, la crediticia y la de asesoramiento técnico y control. Nació en la Reserva 6 de la Estación Experimental de INTA y entre uno de sus mentores estuvo un técnico de Nueva Zelanda, que introdujo en el país nuevas metodologías para el aprovechamiento de la cría vacuna en campo marginales.

"Con algunas técnicas de manejo, de alimentación y de sanidad, que se probaron y se adaptaron a los suelos del INTA Balcarce, se implementó a nivel campo mediante un crédito que daba el Banco Mundial a través del Banco Nación", explicó Ernesto. Ese crédito era a 10 años, con tres de gracia, intereses bajos y originalmente se llevaba la deuda a kilos de carne.

"El modelo productivo se basaba en el mejor aprovechamiento de los pastos a través de fertilización, de manejos rotativos, de implementación de pasturas -agropiros o mejores-, a través de un estacionamiento del servicio en tres meses, de una selección por fertilidad eliminando toda vaca que no quedara preñada, de un adelanto del momento del destete (a los cinco meses y no a los ocho o nueve como era usual) y de un plan sanitario sencillo", describió Friederichs, quien se recibió en 1970 y todavía con el título fresco fue capacitado durante seis meses como agente de proyecto.

"El asesoramiento estaba a cargo de un ingeniero agrónomo, que era el responsable de realizar el plan de desarrollo, que era a 10 años, con toda la parte física y económica. Y después debía asesorar al productor en cómo hacer las cosas y controlar de que se concretaran o justificar las modificaciones a lo planificado, y luego controlarlas".

La Cuenca del Salado

El Plan Balcarce se pensó y se implementó en 1968, en una primera etapa, para la Cuenca del Salado, por entonces zona netamente de cría vacuna con campos bajos. "En aquel momento era ganadería y cría, ni siquiera invernada. Entonces el éxito inicial fue lento, el productor ganadero era muy conservador, muy reacio a entrar en un banco. Se manejaba todo con financiación propia y no tenía interés en tomar un asesoramiento, él sabía hacer las cosas y las quería seguir haciendo así. No fue fácil entrar", recordó el ingeniero.

Al ver que el proyecto había prendido en la zona ganadera se decidió ampliar su alcance y se implementó en partidos mixtos y luego también en agrícolas. En sus tres etapas sumó 35 distritos (Magdalena y Coronel Dorre-go fueron sus extremos de norte a sur).

En los partidos agrícolaganaderos el éxito fue mucho más rápido. "El productor mixto o el chacarero estaba mucho más dispuesto. Conocía los bancos, casi que vivía endeudado. Entonces, tenía algún reparo en dejarse asesorar pero no en sacar un crédito. Así fue que Tres Arroyos, Coronel Pringles, Coronel Suárez y Necochea tuvieron que tener dos asesores técnicos porque uno solo no daba abasto".

Asesoramiento obligatorio

Durante los primeros meses de la implementación del plan, los asesores eran vistos por los productores como un mal necesario. Porque los créditos eran muy accesibles, pero venían acompañados de los técnicos.

"El productor estaba obligado a aceptar el asesoramiento tres años. El ingeniero era lo negativo y después pasó a ser lo positivo", contó Ernesto que acumuló cuatro años como agente de proyecto.

El crédito era para todo lo referido a la cría vacuna: alambrados, aguadas, mangas, pasturas, fertilización de pasturas, máquinas enrolladoras, desmalezadoras y en algún caso aceptaban sembradoras.

"Todos los planes estaban muy controlados y revisados. Nosotros como agentes no podíamos presentar algo que no fuera coherente porque no lo aprobaban", explicó Friederichs.

De hecho, cada plan debía ser defendido por el técnico en Balcarce mismo: "Era como una tesis, y te lo revisaban y discutían punto por punto".

Además del seguimiento agronómico, el agente de proyecto era el responsable de que las inversiones previstas y que figuraban en las facturas y por las cuales el productor recibía el dinero, se hicieran. "Teníamos que controlar, por ejemplo, que cuando el productor compraba fertilizante lo usara para las pasturas y no para la agricultura", dijo el ingeniero que llegó a tener unos 30 planes bajo su supervisión.

La elaboración de cada plan no era tarea sencilla, más teniendo en cuenta que no había computadoras.

"Nos llevaba muchos días, porque había que hacer todo el análisis económico de la empresa general, si era mixta teníamos que calcular qué superficie agrícola iba a hacer, qué cultivos se iban a sembrar, qué rentabilidades iban a dar. Sumado a los datos de ganadería. Todo para los 10 años".

Otro detalle era que muchos productores no tenían incorporada la faz empresarial de modo que contaban con pocos datos de su explotación. "La mayoría empezó a ver la parte técnica agronómica y la económica empresaria con esto.

Analizar cómo iba a crecer su rodeo en 10 años en base a determinados parámetros de producción, por ejemplo", comentó Ernesto.

Bisagra

Friederichs no tiene dudas de que el Plan Balcarce dejó una marca en los campos bonaerenses. "Desde el punto de vista ganadero el plan fue un éxito. De hecho, muchos productores que no necesitaban el crédito y no entraron en el proyecto, empezaron a hacer lo mismo pero con recursos propios", dijo.

Y agregó: "Además, muchos de los técnicos del plan se independizaron y fueron llamados por grupos CREA, porque los productores vieron que el asesoramiento les servía".

Un dato del peso que tuvo el plan en la inserción del asesor en los establecimientos lo da lo que ocurrió en Tres Arroyos y su zona de influencia: "Hasta que se implementó el proyecto había en esta región apenas un grupo CREA, y luego se formaron seis. Es decir, la idea del asesoramiento prendió y funcionó".

En el caso de Ernesto, fue asesor del CREA Cascallares durante 12 años, y entre los productores que conformaban el grupo seis habían implementado el plan.

Con el paso de los años, el Plan Balcarce sufrió ciertas modificaciones que lo desvirtuaron y lo hirieron de muerte. "Pasaron de pagarlo en carne a hacerlo en pesos, con un índice de inflación muy bajo. Con lo cual a los productores se les hacía bastante fácil afrontarlo y muchos entraron únicamente por eso. Y empezaban a no cumplir con todos los aspectos técnicos", explicó Friederichs.

A eso se le sumó que a los agentes de proyecto no les actualizaban el salario y la inflación hacía que la remuneración, que ya de por sí era baja, fuera cada vez menor. Influyó también que para el Banco Nación pasó a ser un pésimo negocio, porque el productor estaba pagando con una moneda totalmente devaluada, pero el Banco Mundial cobraba lo que correspondía. Así, el Nación era el que tenía que afrontar la diferencia.

De todos modos, el deslucido final no empaña todos los logros obtenidos a partir de la implementación de un proyecto que fue revolucionario.

Y que fue mucho más que un plan ganadero.

El plan en números

El Banco Nación administró los fondos del Plan.

1078: Los establecimientos que lo implementaron

130: Los millones de dólares que se invirtieron

120: El porcentaje en que aumentó la superficie de pasturas implantadas

40: El porcentaje en que se incrementó la carga de vaca por hectárea

35: Los distritos bonaerenses que lo implementaron. Magdalena y Coronel Dorrego fueron sus extremos de norte a sur.

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