En diálogo con EL POPULAR Medios durante su reciente encuentro con descendientes de inmigrantes eslovacos de Sierras Bayas, el embajador Rastilav Hindicky se refirió a la relación entre la Argentina y Eslovaquia; a acuerdos vinculados con estudiantes universitarios argentinos para estudiar y trabajar en el país centroeuropeo; al conflicto entre Ucrania y Rusia y sus repercusiones en Eslovaquia; y a la difusión del "certificado de ciudadanía" para descendientes de eslovacos que viven en el exterior.
La semana pasada, el embajador eslovaco en la Argentina, Rastilav Hindicky, estuvo de visita en la localidad de Sierras Bayas. Lo hizo en el marco de un encuentro concretado con la colectividad de descendientes eslovacos en la localidad serrana, acompañando a Milan Jan Pilip y Pavel Meleg, funcionarios de la Oficina de los Eslovacos Residentes en el Extranjero, que están de recorrida por América Latina para tener contacto con ese tipo de agrupaciones.
Esta fue la segunda visita de Hindicky a Sierras Bayas, ya que la anterior se concretó en noviembre de 2019, un mes y medio después de asumir dicho cargo en nuestro país, abarcando también a otros cinco países sudamericanos. El Popular Medios tuvo la oportunidad de entrevistar a Hindicky, quien se refirió a diferentes temas vinculados a descendientes de inmigrantes eslovacos, las relaciones entre nuestro país y Eslovaquia, y la coyuntura mundial.
-¿Cómo se encuentran las relaciones bilaterales y comerciales entre Eslovaquia y la Argentina?
- Aprovecho esta visita del presidente de la Oficina para los Eslovacos en el Extranjero y su colaborador en Sierras Bayas para tener volver a contacto y establecer vínculos con la colectividad nuestra aquí.
En cuanto a las relaciones entre los Estados están en un muy buen momento, porque el año pasado tuvimos intercambio récord en nuestro comercio exterior: exportamos más de 60 millones de euros y la importación fue de más de 30 millones de euros. Hemos establecido una empresa conjunta, en la cual hemos puesto parte del capital (más de 30 millones de dólares), y formamos una empresa con Fecovita para exportar vino y sobre todo mosto al exterior.
También funciona otra empresa informática de antivirus, desde 2004, que está en el Gran Buenos Aires, en Vicente López. En la parte económica hay mucho más interés en poder aumentar todavía más el intercambio comercial. Estamos viendo las posibilidades con visitas a Córdoba y a otros lugares de la Argentina.
También está a punto de firmarse un acuerdo bilateral importante, pensado para jóvenes. Es un acuerdo sobre vacaciones y trabajo, y que otorga posibilidad para 100 argentinos de viajar, estudiar y trabajar en Eslovaquia a la vez. Esto está a punto de firmarse en mayo de este año. Yo estoy haciendo negociaciones con Cancillería argentina para firmarlo y que pueda entrar en vigor lo más pronto posible.
- ¿Ese acuerdo sería para descendientes de eslovacos o para cualquier argentino?
- Este acuerdo sería para cualquier argentino. Está dirigido a estudiantes universitarios, que pueden aprovechar su estadía para estudiosa, ganarse algo de dinero y tener algunos primeros contactos con empresas de allá, estudiando y trabajando a la vez.
- Eslovaquia ha crecido mucho en estos años. ¿En qué se ha especializado el país? ¿Cuáles son sus fortalezas?
- Históricamente, Eslovaquia ha sido un país agrícola e industrial en la parte norte limítrofe con Hungría. En cuanto a la especialización que nosotros hicimos después de la década de 1990 se dio en la industria automotriz, donde tenemos cuatro grandes marcas radicadas y somos primeros en el mundo en la producción de automóviles por cápita: con una población de 5 millones, estamos produciendo más de un millón de autos cada año, muchos de ellos autos de alta gama (Porsche Cayenne, Audi Q7, Volkswagen Touareg, Kia, Jaguar y Peugeot).
Por eso también en nuestro intercambio comercial la parte más importante que importamos de la Argentina son cajas de cambio de Córdoba, de la fábrica Volkswagen, que son casi el 80% de nuestras importaciones de la Argentina.
Otra industria muy importante es la industria electrotécnica, ya que hay radicadas muy importantes fábricas de Corea del Sur (como Samsung y Sony). Apostamos también por temas de innovación, de los sectores ITC (Centro de Comercio Internacional), tecnológico y de comunicación. Entonces estamos desarrollando también las nuevas tecnologías, promovemos innovación y ciencia.
También es importante señalar que durante la pandemia nuestros empresarios generaron no sólo producción de medicamentos y respiradores, sino también generadores de oxígeno para hospitales, que exportamos el año pasado a distintos países, por ejemplo a Perú (porque nuestra embajada cubre en Sudamérica a seis países desde Buenos Aires: Uruguay, Paraguay, Chile, Bolivia, Perú y Argentina).
- En la otra oportunidad que visitó Sierras Bayas, en 2019, usted hacía poco que había asumido. Ahora, pasados casi tres años, ¿cuál es el balance de dicho período?
- Relativamente estoy conforme, podríamos haber hecho más, pero como a todo el mundo nos afectó la pandemia de coronavirus. No quiero decir que han sido meses o años perdidos, porque aprovechamos para reflexionar y cómo trabajar de otra manera.
Ahora se usa mucho más la comunicación por vía electrónica, que me ayudó a estar más fácilmente en reuniones entre embajadores europeos en Santiago de Chile, en Asunción y en Montevideo, ya que para mí fue una ventaja no tener que viajar, podía participar y estar en los temas de mi oficina. Pero se pierde algo que es muy importante en nuestro trabajo diplomático, que es el contacto personal y la presentación personal de cultura nuestra.
Esperemos que ahora que han terminado los tiempos más difíciles, podemos poder retomar nuestra actividad normal.
- Una tema de la coyuntura actual es la invasión de Rusia a Ucrania. ¿Cómo se vive esa situación en Eslovaquia, que es un país limítrofe con Ucrania?
- Sí, tenemos frontera directa con Ucrania (94 kilómetros), hay dos pasos fronterizos habilitados para vehículos por ruta y uno es solamente peatonal. Desde el 24 de febrero hemos recibido casi 300.000 refugiados de Ucrania; las autoridades y el pueblo eslovacos han reaccionado muy bien para atender como primeras necesidades. Algunas familias se ofrecieron para acoger a algunos refugiados directamente de Ucrania y algunos ya tenían familia porque en Eslovaquia trabajaban 20.000 ucranianos.
Claro, eso afecta, se ve, se nota, no es nada agradable el conflicto para nuestro país porque tiene impacto negativo, no solamente en cuanto a política, sino también ahora económicamente, pero también en la mente de las personas, porque sienten que el conflicto está cerca y ven sus efectos negativos. Entonces sí, es un tiempo bastante difícil para el pueblo de Eslovaquia, pero estamos siendo solidarios con las personas que necesitan ayuda. Estamos ayudando lo que podamos.
- Ahora usted, junto con Milan Jan Pilip y Pavel Meleg, están visitando diferentes ciudades argentinas donde existen colectividades de emigrantes y descendientes de emigrantes eslovacos. ¿Cuáles son los objetivos de dicha recorrida?
- Yo tengo lazos permanentes con los descendientes de aquí en Sierras Bayas. Yo he estado por primera vez en la Argentina entre 1993 y 1996 como agregado comercial de la embajada y ahora estoy en mi segunda gestión, como embajador.
Pero mi intención era que la Oficina y su presidente vieran cómo es la vida y la situación de nuestra colectividad en la Argentina, porque "es mejor una vez ver, que dos veces oír". Por eso en mis vacaciones en Eslovaquia le dije al presidente de la Oficina que sería bueno venir y estoy muy feliz que se realizó esto ahora, en estas dos semanas que van estar en la Argentina.
Además de estrechar lazos, una de las intenciones de su visita es difundir la posibilidad de acceder al documento que constituye "el certificado de ciudadanos", por el cual los descendientes de eslovacos en el exterior pueden viajar a Eslovaquia a vivir, trabajar o estudiar sin ningún tipo de otro requisito y luego, con tres años de residencia en el país, pueden acceder a ser ciudadanos eslovacos.