Con realidades diversas, el sector hotelero  busca amoldarse a una nueva normalidad

No los afectó a todos por igual. La pandemia llevó al cierre de emblemáticos hoteles que no sobrevivieron a un contexto sanitario que los mantuvo cerrados un largo tiempo. Otros se reinventaron y hubo quienes se reestructuraron frente a la crisis. Algunos también se fortalecieron. A pesar de las dificultades apostaron a reconstruirse y seguir adelante. 

Reabrieron sus puertas hace tiempo ya, después de un contexto sanitario que los golpeó fuerte. Los hoteles debieron intentar mantener su estructura, aunque con ingresos en cero: sin dudas un enorme desafío que planteó la pandemia. Muchos lo lograron y otros quedaron en el camino, incluso algunos constituían históricos alojamientos en la ciudad tales como el emblemático Hotel Savoy al que acostumbraban alojarse desde turistas hasta empresarios e importantes personalidades del mundo artístico y cultural, o el Hotel Olavarría cuya plaza ocupaba gente de negocios.

La realidad es que hoy, quienes pudieron sobrevivir buscan amoldarse a un contexto que además suma una crisis en términos económicos. No todos transitan esta nueva normalidad de la misma forma, sencillamente porque no es igual aquel que carga al hombro una gran estructura que insume muchos más recursos y también mantenimiento, que aquellos que sostienen un alojamiento de menor envergadura.

¿Cómo remontar en una ciudad que no está preparada para el turismo? Lo cuentan los propios protagonistas en estos tiempos de reacomodamientos, reinvención e ingenio.

Con 50 habitaciones y ocho departamentos en el Hotel Argentino de Pringles y Dorrego, y más de 25 habitaciones en el Hotel Boutique Lleras Park ubicado en Ruta 226 y España, Carlos Emiliozzi asegura que sobrellevar la tormenta no es fácil.

A la pandemia en su peor etapa se suma la crisis, la inflación y una ciudad que turísticamente "no tiene mucho para ofrecer"

Así, el grueso de los visitantes llega durante los fines de semana y desembarca para eventos puntuales, ya sean deportivos o culturales. 

En el tradicional Santa Rosa hoy se trabaja a un 40% en comparación con la actividad acostumbrada previo a la pandemia, aunque esa cifra es alentadora, pues este porcentaje corresponde a marzo y si se mide con todo el 2021 donde el trabajo arrojó apenas un 25% de lo acostumbrado, genera cierta expectativa. 

El reconocido Hotel ubicado en pleno centro, sobre la calle Vicente López entre Belgrano y Dorrego, tuvo que reestructurarse para sobrellevar el delicado escenario. Lo que era Café Racer se separó de las instalaciones hoteleras y pasó a ser la oficina donde ahora funciona la Afip.  Durante 2020, el tercer piso se convirtió en oficinas que hoy se alquilan a profesionales con los servicios de luz, cable e Internet incluido.  El Santa Rosa, entonces, bajó de sus 60 habitaciones a 38, amoldándose al volumen de gente que llega en busca de hospedaje.

Es que antes de la pandemia era habitual tener entre 40 y 45 habitaciones ocupadas, pero hoy ese número no supera las 35. 

 En Alsina al 3000 una antigua casona se convirtió en La Josefina Hotel Boutique para abrir sus puertas en 2018 con enormes expectativas. Cuenta con seis habitaciones que hoy permanecen ocupadas "casi todo el tiempo", dice su dueña Karina Molinari.

Desde su experiencia, afirma que el ambiente familiar y su presencia en todos los detalles marcan una diferencia. "Acá hay clientes que en viaje me llaman para avisarme que los espere con la cena preparada porque están llegando, se crea un vínculo y una confianza especial", que aporta valor agregado al servicio de alojamiento.

Encargada de Demetrio Apart Hotel, en Pringles 2985, Belén Benigni resume que desde fines del año pasado "estamos operando casi con normalidad" en los 40 departamentos que se edificaron y dieron vida a la elegante esquina, iniciativa que comparten César Benigni y Sergio Yaquiche –empresario hotelero que también construyó el Hotel Riyak de avenida Pringles y el Apart Hotel sobre calle Rivadavia-. 

El corporativo, cliente número uno

Lo cierto es que la vida hotelera va reacomodándose a una nueva normalidad y empieza a asemejarse a aquella que tenía previa a la pandemia. "Hoy, por ejemplo, se perdió lo que nosotros en la jerga hotelera llamamos 'el valija' que son los vendedores que trabajan con los comercios en general, venían una vez al mes y se quedaban cuatro noches. En la actualidad continúa predominando la virtualidad en determinadas actividades y venden desde una tablet o una computadora y vienen una vez por trimestre o cuatrimestre", plantea Carlos Emiliozzi. 

¿Los motivos? Además de una mayor tendencia hacia las operaciones vía on line -modalidad que ya venía instalándose pero se aceleró con la pandemia- viajar hoy no es nada fácil. Los costos de combustible, alojamiento y comida son todas variables que entran en análisis a la hora de salir a la ruta y recorrer localidades.

También se perdieron los choferes de larga distancia. "Antes de la pandemia teníamos ocho alojamientos destinados a los 365 días del año. Ahora no", sentencia.

En contrapartida, retomaron su actividad normal los visitadores médicos y aquellos convocados por eventos ligados con la cultura y con el deporte que son los que más movimiento provee al sector hotelero, sobre todo los fines de semana. 

El Hotel Santa Rosa mantiene su cartera de clientes "corporativos", pero hoy son mucho menos. "El año pasado fue durísimo. Empezamos a recibir huéspedes recién en noviembre porque antes de eso las empresas no los dejaban salir", también producto de los cuidados de la pandemia que en 2021 mantuvo picos altos de contagios. "Solamente venían los que sí o sí necesitaban presencialidad que son empleados de la parte técnica, los demás mantenían la virtualidad. Entonces el movimiento era menor".

En la industria influye significativamente otro sector que es el de telefonía, cable e internet. Desde la fusión con Cablevisión y Fibertel, los especialistas de Telecom visitan mucho la ciudad", confiesa Victoria Casella, encargada de la franja operativa del Santa Rosa.  

Sin dudas, "el corporativo es el cliente número uno", reafirma en esta línea de pensamiento según la cual Olavarría tiene poco para ofrecer en cuanto al turismo. "Yo viví en Mar del Plata y sé bien cómo funciona allá el sector: en verano les va muy bien. Para nosotros, acá en Olavarría, es a la inversa y la mejor época es de marzo a diciembre; mientras que los fines de semana el movimiento es súper tranquilo". 

En Demetrio también el fuerte es el viajante corporativo, pero Belén Benigni destaca este año el impulso al turismo interno, sobre todo con el Pre-Viaje. Eso hizo que "durante enero y febrero hayamos podido recibir turistas de Mendoza o San Juan por ejemplo, que estaban de paso por la ciudad con destino a la Costa", un verano que define como "atípico", ya que el mayor movimiento hotelero de Olavarría se materializa en invierno. 

Los eventos también "mueven"

"Acá no hay turismo aunque Olavarría tiene potencial para eso", analiza Emiliozzi remitiendo a la comparación que suele hacerse con Tandil, básicamente por las sierras.

A lo corporativo, entonces, suele captarse el público de eventos como los ligados con la cultura y el deporte. 

En este sentido, los fines de semana suelen llevar alivio a la plaza hotelera que tiene a su cargo. Con eso compensa la notoria pérdida de ocupación que hay de lunes a viernes. "Antes era al revés, trabajábamos mucho más los días de semana y sábados y domingos eran como yapa".

Hoy, en cambio, un torneo de pádel o de bochas aporta un movimiento que para cualquiera es impensable. "Trae 400 parejas, o sea que son 800 jugadores, a eso le sumás familiares. Con un simple torneo de bochas ingresaron a Olavarría 1.500 personas que estuvieron prácticamente 72 horas", ejemplifica e incluso compara que esto "hoy mueve más que el automovilismo", mientras que explica que su plaza se enmarca en la hotelería oficial de estas iniciativas deportivas.

Sin embargo, destaca una contra: el deporte no suele tener mucho apoyo municipal y en ocasiones suele ser complicado organizar competencias de este estilo en variadas disciplinas. En definitiva, el movimiento que aporta lo deportivo se replica en otros rubros. "El kiosco que vende más, el restaurante o la estación de servicio".

En esta línea se ubica también Belén Benigni: los eventos aportan un plus los fines de semana. De todas formas, reafirma que la actividad se caracteriza por ser más movida de lunes a viernes.  Allí, en Demetrio Apart Hotel, en los días laborables llegan huéspedes corporativos en el marco de un movimiento propio que ofrece una ciudad industrial y minera. Aunque cuando hay algún evento, el flujo de visitantes también es notorio.

No fue fácil sobrevivir a la pandemia. "Nosotros no hubiésemos podido si no hubiésemos tenido otra actividad que con sus ingresos nos permitió mantener la estructura y el personal", confiesa Benigni.

Hoy, en un balance, Karina Molinari expone que fue necesario acudir al ingenio. "Los tiempos de normalidad fueron con nuestros comienzos, en septiembre de 2018. Después vino la pandemia, pero a pesar a que fue muy duro pudimos sacar lo mejor de ese tiempo e hicimos más fuerte la cafetería".

Con realidades distintas, lo cierto es que el sector hotelero de Olavarría sobrelleva esta salida de la pandemia con más expectativas, pero todavía con complicaciones. Se reinventan frente a nuevas costumbres y buscan ese público más allá del turismo de ocio, una característica que se mantiene aunque a menor escala.

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