Especialistas advierten sobre los cambios de hábitos alimentarios y su interrelación con la microbiota intestinal.
En línea con investigaciones recientes, especialistas locales observan con preocupación el aumento de casos de cáncer colorrectal (CCR) en adultos jóvenes. Advierten sobre los cambios de hábitos alimentarios y su interrelación con la microbiota intestinal (MI): resaltan el daño que ocasiona la ingesta de alcohol a temprana edad y de productos industrializados endulzados con jarabe de maíz de alta fructosa (bebidas azucaradas, galletas, panes o aderezos), los cuales pueden generar obesidad y alteraciones en el metabolismo, factores que predisponen al desarrollo del cáncer de colon.
En 2020, el cáncer colorrectal fue el segundo de mayor incidencia en nuestro país, causando 15.895 casos, según indican las estadísticas elaboradas por el Observatorio Global del Cáncer (Globocan) de la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés).
"En estadios tempranos de detección, 9 de cada 10 casos pueden llegar a curarse" explicó el doctor Oscar Laudanno, jefe del Departamento de Gastroenterología del Instituto de Investigaciones Médicas "Dr. Alfredo Lanari" y Vicepresidente de la Sociedad Argentina de Gastroenterología (SAGE).
"En caso de ser detectado en etapas avanzadas, hoy contamos con nuevas terapias para el cáncer de colon y el pronóstico es más alentador. No obstante, son tratamientos caros y, para el sistema de salud, termina siendo más costoso tratar el cáncer de colon que prevenirlo", puntualizó Laudanno.
Si bien se da con más frecuencia en mujeres y varones mayores de 60 años, los expertos se alarman por el aumento de casos en pacientes adultos jóvenes.
"Han cambiado los hábitos de alimentación en los últimos 20 - 30 años o más y hoy se está estudiando el impacto de los alimentos industrializados en el organismo y en el desarrollo del CCR. Es muy difícil entablar una relación causal, de forma directa, ya que son muchos los factores que intervienen. Es evidente que hay un aumento de casos en pacientes jóvenes, incluso en aquellos que no tienen antecedentes genéticos", indicó el experto.
Sin embargo señaló que "hay estudios experimentales en animumales que dan cuenta de que tomar bebidas con jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) predispone al desarrollo de lesiones oncológicas más grandes y más agresivas".
El consumo de alcohol
"La ingesta de productos que no son saludables modifica la MI y hay cierto tipo de bacterias que le dan una impronta más agresiva al cáncer de colon. Hoy sabemos que una microbiota inadecuada favorece el cáncer de colon. La ingesta de alcohol también es un factor de impacto y, como es sabido, los jóvenes consumen cada vez más. Al metabolizarlo, el alcohol produce acetaldehído, un producto químico tóxico que sería un carcinógeno humano sobre todo el tubo digestivo, actuando particularmente sobre el intestino", describió Laudanno.
Por su parte, Andrea González, jefa del Departamento de Alimentación del Hospital de Gastroenterología "Dr. Carlos B. Udaondo", señaló que "el alimento necesita ser visto como una matriz alimentaria compleja que vehiculiza nutrientes y sustancias que no son nutrientes, pero sí son biológicamente activas. Todas tienen efecto tanto en la salud como en la enfermedad. Entonces, tenemos que hablar de un perfil de alimentación saludable".
La identificación de casos en poblaciones más jóvenes instaló un nuevo debate en las comunidades científicas de todo el mundo. Por ejemplo, la Sociedad Americana Contra el Cáncer recomienda que las personas que tienen un riesgo promedio (sin antecedentes familiares, no tienen enfermedad inflamatoria intestinal, ni síndrome de cáncer colorrectal hereditario confirmado o sospechado) consulten periódicamente al médico y comiencen las pruebas de detección periódicas a la edad de 45 años.
"Es una discusión vigente. En la Argentina, la indicación para pacientes sin antecedentes es a partir de los 50 años. No obstante, en pacientes con antecedentes de la enfermedad en parientes de primer grado, hay que estudiarse a partir de los 40 años o 10 años antes de la edad del familiar al momento del desarrollo de la enfermedad", indicó Betiana Pucci, médica del Departamento de Gastroenterología del Instituto de Investigaciones Médicas "Dr. Alfredo Lanari".