El Museo Etnográfico Dámaso Arce reúne más de 500 piezas que permiten conocer la vida, y también la muerte, de los primeros habitantes de la zona. Desde huesos de animales con una antigüedad cercana a los 10 mil años hasta utensilios, armas y artesanías de antiguos pobladores y sus culturas. Una línea de tiempo que permite tener al alcance de la mano aquellos momentos de la Historia que dieron origen a la sociedad tal cual la conocemos hoy.
La colección, hay que decirlo desde el vamos, impresiona por varias cuestiones que van desde la cantidad, la calidad y el estado de conservación. Pero eso es sólo el comienzo, lo poco que uno puede ver en la sala donde se exponen algunos de los elementos que componen la colección del Museo Etnográfico "Dámaso Arce". Son más de 500 objetos que permiten vislumbrar parte de la Historia de la región que van desde restos de animales prehistóricos, pasando por herramientas, armas y vestimenta de los primeros habitantes, y un catálogo mucho más amplio.
"El objetivo del Museo Etnográfico es dar a conocer la que colección de nuestro patrimonio, permitirles a las personas que lleguen que puedan conocer un poco de la historia de otras culturas, de los primeros habitantes de nuestro país", cuenta Fernanda Gallardo, quien se encarga de coordinar las actividades del Museo Dámaso Arce, mientras recorremos la muestra de objetos. "La intención fue armar esta muestra en las vacaciones del año pasado para que la gente se pueda acercar y hacer un recorrido desde los primeros habitantes hasta la cultura gauchesca", asegura, y comenta que la colección comenzó con donaciones de arqueólogos, "del Dr. Palavecino principalmente, y de la Asociación Amigos del Museo".
La coordinadora del museo explica, mientras recorremos algunos de los objetos exhibidos, que "la colección etnográfica tiene más de 500 objetos inventariados y para ello se tienen en cuenta las características, la forma en que ingresaron el patrimonio, el año del que data la pieza y la ubicación geográfica. Los objetos que se pueden encontrar son huesos, máscaras y vasijas, elementos de la vida cotidiana de los gauchos y de los primeros habitantes y sus diferentes culturas". Algunos llaman la atención a primera vista, como los variados tipos y formas de arcos, las puntas de flecha de piedra, las urnas funerarias y sobre todo las máscaras de madera y cerámica, que pertenecen a la cultura Chané y que cuentan una historia por sí mismas.
"Se utilizaban para llevar a cabo el ritual de carnaval donde cada una de las personas que participaban se iban unos días a sumergirse en la naturaleza para hacer una máscara que los representara. El día del carnaval salían a bailar con esa máscara para que los otros no pudieran reconocerlo" explica.
Para Agustina Marino, a cargo de la dirección de Gestión Cultural, "la importancia de contar con una colección etnográfica radica en asumir la responsabilidad de cuidar y difundir la historia, nuestras raíces y nuestra identidad. Cada pieza construye sentido y reconstruye el pasado que nos permite comprender el presente. Para Olavarría, contar con patrimonio ya sea etnográfico, pictórico, tangible e intangible la convierte en una ciudad con amplio potencial en el desarrollo de su cultura"
Una colección única
Mientras Fernanda Gallardo va describiendo cada una de las piezas que vamos observando en la exposición, señala que debido a la cantidad y a la calidad es una colección única en la región. "Esta colección es parte del patrimonio de Olavarría, es decir que es de todos nosotros", afirma y agrega que si bien en La Plata el Museo de Ciencias Naturales tiene objeto que cuenta la historia de diferentes culturas, "en nuestra región es el único museo que tiene material real para poder contar una historia" con piezas que fácilmente tienen más de 10 mil años.
"El trabajo sobre la colección tiene diferentes estadios y trabajos. En una primera instancia se hizo un exhaustivo trabajo de conservación e inventario. Se catalogó y puso a resguardo. Hoy ya estamos pudiendo exhibir varias de sus piezas, bajo un guión y un concepto de investigación que pueda ser útil a escuelas y público en general", afirma la directora de Gestión Cultural.
"La colección habla de lo que era Dámaso Arce como persona. Era un curioso que le gustaba hacer trabajo de investigación y muchas de las piezas con las que cuenta el Museo Etnográfico fueron rescatadas por el orfebre, que en sus ratos libres hacía expediciones con arqueólogos y paleontólogos. Salían a buscar restos óseos de animales que habían vivido en estas tierras".
Es por ello que "la colección está armada por su interés. Era un autodidacta empedernido, entonces investigaba todo lo que quería cuando disponía de tiempo", explica Fernanda Gallardo.
"Olavarría es una ciudad que cuenta con una importante historia en relación al coleccionismo y a los hallazgos de piezas arqueológicas y paleontológicas", dice, y afirma que Dámaso Arce "no sólo fue un maravilloso orfebre y coleccionista, sino que también dejó en nuestra ciudad un legado patrimonial que hoy nos identifica en todo el país y también en el exterior"
Conservar y proteger
Todas las personas que se acerquen al museo van a poder visitar la muestra y se puede hacer un recorrido que también está pensado para las escuelas. Así fue pensado por el arqueólogo Enrique Palavecino, quien diseñó las salas en el primero piso del museo.
"Armó un recorrido donde uno podía encontrarse con los restos de los primeros habitantes después irte para el Sur y así empezar a subir a lo que era el territorio argentino, llegando incluso hasta los guaraníes", dice la coordinadora del Museo.
"Con el tiempo la colección se fue agrandando y hoy como el espacio en la sala es reducido tuvimos que achicar el número de piezas expuestas por cada una de las culturas", explica, y agrega que "las piezas más destacadas o las que la gente tiene mas curiosidad son las urnas funerarias, que tiene un valor agregado que tiene que ver con el ritual en sí mismo para sus seres queridos. Muchas veces eran cremados y los restos óseos eran puestos en las urnas junto con abrigo y alimento porque se creía que en su viaje a los estrellas lo iban a necesitar".
La recorrida podría haber acabado en la planta baja pero salimos de la sala, subimos la escalera y de pronto nos encontramos en el primer piso. Aquí no accede la gente que llega a ver las muestras, sólo el personal autorizado. En las estanterías hay huesos de animales prehistóricos de todos los tamaños, cerámicas y otros elementos de diferentes culturas. Hay un sector donde se trabaja seleccionando e inventariando las piezas. Recorrer este espacio es como sumergirse en otro mundo. Un mundo que nos invita a encontrarnos con el pasado desde varios puntos de vista.
"El desafío que tenemos por delante -dice Agustina Marino- es poder contar con el primer piso del museo para trabajar sobre la exposición permanente de la colección, adecuar un depósito especial para la misma con la mirada puesta en su divulgación, conservación y respeto por su historia. La colección se amplía a partir de donaciones que se relacionan con la identidad de la misma".
"Desde el museo, se proyectan objetivos a corto y largo plazo en relación a su conservación y a su difusión. Estos son los dos pilares fundamentales sobre los cuales se trabaja para que la comunidad pueda acceder a ella a partir de exhibiciones temporales y por el otro lado garantizar su cuidado", concluye.