Los primeros datos de movimiento de hacienda reportados por Senasa representan un buen indicador relativo de la situación, comparado con lo observado en ciclos anteriores.
María Julia Aiassa - [email protected]
Con la llegada de la lluvia y la recuperación que comienzan a expresar los potreros, muchos criadores no se muestran tentados a vender a los valores actuales y están dispuestos a escalonar la salida de la hacienda.
Sin embargo, para otros la falta de campo sigue siendo una gran limitante para seguir reteniendo.
Si bien la zafra está recién en sus inicios, los primeros datos de movimiento de hacienda reportados por Senasa representan un buen indicador relativo de la situación, comparado con lo observado en ciclos anteriores.
Analizando exclusivamente la categoría terneros y terneras, vemos que entre enero y febrero de este año se ha movido un total de 1.029.294 animales hacia otros establecimientos con destino cría o invernada, número que resulta apenas 1,8% superior al movimiento registrado en igual bimestre de 2021.
Recordemos que, en 2021 el movimiento de terneros y terneras durante los primeros dos meses del año resultó un 20% inferior al promedio de los últimos 3 ciclos. En primer lugar, la zafra de terneros se vio fuertemente reducida; a diciembre de 2020 los datos de stock oficiales confirmaban unos 650 mil terneros/as menos que los registrados un año atrás.
Pero, concomitantemente a esta situación de menor disponibilidad de invernada también se dio una restricción de oferta por parte de los criadores que preferían quedar calzados en carne en lugar de en pesos. A su vez, esta menor oferta de terneros, ha llevado a incrementos de precio que permitían al criador desprenderse de una menor cantidad de invernada para afrontar sus compromisos financieros.
Por el contrario, este año, aun estimando una disponibilidad de terneros totales similar a la de la zafra anterior (14,3 millones) era esperable observar, ya para esta fecha, un nivel de oferta más elevado producto de la necesidad de liberar tempranamente aquellos campos de baja receptividad.
Estos primeros datos no solo no estarían mostrando un mayor nivel de afluencia de terneros sino tampoco una mayor salida de otras categorías -especialmente hembras- que, dada la situación de los campos, se esperaba, no podrían retenerse. En efecto, el total de traslados registrados durante estos dos primeros meses del año -considerando todas las categorías trasladadas tanto con destino cría, invernada o faena- fue de 4,347 millones de animales, prácticamente sin cambios respecto del total de movimientos registrados un año atrás.
Sin embargo, existe un dato que sí estaría comenzando a responder al escenario proyectado, aunque tampoco refleja el aluvión de oferta esperado producto de la sequía. Se trata del movimiento de vacas dentro de este total. Entre enero y febrero el total de cabezas trasladadas bajo esta categoría se vio incrementado en un 5,4% respecto de los movimientos registrados en igual bimestre del año pasado, representando más del 15% de los traslados totales, 1 punto más que en 2021 pero aun por debajo del 17,4% registrado en igual lapso de 2019.
Si bien aún no se conocen los datos finales de faena del mes de febrero, tomando de manera preliminar los movimientos de hacienda registrados para ese destino, febrero volvería a marcar una caída, aunque algo más moderada a la de enero, donde el retroceso arrojó casi un 3% interanual.
De sostenerse esta tendencia durante el primer trimestre, podríamos estar transitando dos escenarios diferentes. O bien esta mayor oferta temporal que se esperaba en el corto plazo no se estaría dando producto de la recuperación de los campos y de la avidez del productor por retener su hacienda, o la caída del stock nacional ha sido, en realidad, mayor a la esperada.