Según GFK, más de la mitad de las televisiones vendidas en Europa en diciembre de 2016 superaron las 40 pulgadas de pantalla. Mientras los televisores con pantallas menores de 39 pulgadas bajan en ventas (con una excepción como veremos), las pantallas grandes crecen a doble dígito, con un impresionante 72% entre diciembre de 2018 y de 2021 en el caso de las televisiones de 70 pulgadas o más. No menos destacados son los crecimientos de un 49% en la franja de 60 a 69 pulgadas o de un 23% en la franja de 55 a 59 pulgadas.
En otras palabras: cada vez se venden más televisiones con pantallas grandes y menos con pantallas "pequeñas". Ésta era una tendencia que ya veníamos observando, pero por el camino han surgido varios problemas. El primero, que nuestras casas no se están haciendo más grandes. El segundo, que cada vez resulta más caro para un fabricante vender una televisión grande.
A pesar de que en países como Alemania o España se están construyendo pisos cada año más grandes, no hay que olvidar el parque de viviendas ya construidas y que, aunque las ciudades se expanden en tamaño, el terreno es limitado.
Por otro lado está el espacio dedicado al salón o sala de estar donde se suele colocar la televisión principal de casa. Ahí es más complicado saber cuál es el tamaño generalizado de un salón, especialmente porque una cosa es el tamaño de construcción y luego el que acaba siendo en realidad. Ese es el momento donde comienzan a hacerse las modificaciones edilicias en función de la reina del hogar: la gran tv.