El viernes 4 de marzo, la escritora local María Andrea Green presentó su último libro, "Y las palabras se hicieron ternura", donde reúne frases y ocurrencias de "Moni", su tía con Síndrome de Down, quien tanto le enseñó sobre la vida y la ternura.
Por Carla Bastien
En la tarde del viernes pasado, en la Biblioteca Popular Armando Collinet, ubicada en Alsina 2659, un expectante grupo de personas se reunió para celebrar la presentación de un libro muy especial: "Y las palabras se hicieron ternura", de la escritora local María Andrea Green.
Aunque esta es su onceava obra literaria, la propia María Andrea define esta creación en especial como la más personal y la más conectada con su propia historia de vida, y por extensión a su historia familiar. La razón detrás de estas afirmaciones, es que el libro "Y las palabras se hicieron ternura" surgió a partir del recuerdo y de las enseñanzas de la más especial de sus parientes: su tía Mónica, su tía "Moni".
De acuerdo a María Andrea, la tía Moni era una mujer dulce, divertida y afectuosa, con Síndrome de Down. Una mujer que dejó una huella imborrable en las personas que tuvieron la dicha de conocerla, según cuentan sus amigos y sus parientes. Y que, además, dejó muchas expresiones que comenzaron como una manera propia que la tía Moni tenía para expresarse, y que, según María Andrea, con el tiempo se convirtieron en un lenguaje propio de la familia, el cual utilizan incluso en la actualidad, cuando la creadora original de tantas ideas falleció en plena pandemia, en el año 2020.
A partir de esas frases recurrentes y únicas de la tía Moni, que muchas veces cargan una enorme inocencia y una gran franqueza, María Andrea construye reflexiones, cuenta anécdotas y reinterpreta lo dicho. La esencia misma de la tía Moni recorre el libro de principio a fin, se constituye en la base desde la cual su sobrina edifica su creación, publicada por la editorial independiente local Del Altillo.
Una tarde de grandes emociones
"Yo puse las palabras en este libro, pero en cierta forma siento que lo hicimos entre todos. Mónica, mi familia, y yo", reflexionó María Andrea en la presentación de "Y las palabras fueron ternura".
Desde un inicio, en la voz de la docente de catequesis, Licenciada en Teología y Profesora de Filosofía y misionera en Bolivia e India, se percibe la emoción profunda que supone hablar de temas personales, relacionados de forma directa con nuestro más sincero ser. "Este libro es una forma de decir 'gracias Mónica' y una despedida, esa que no pudimos tener por las restricciones de la pandemia", dice la autora.
Esta despedida que recién pudo comenzar, comenzó el día que "en el grupo de primos" empezaron a circular audios de voz recordando las frases y las expresiones de la tía Moni. Para Green, algo que comenzó como anécdota, se convirtió en una forma de hacer duelo, de agradecer y de ponerle una sonrisa al recuerdo de la persona querida que ya no estaba presente. Y luego, más adelante, tomó cuerpo en el libro de María Andrea.
"Esas frases que eran muy de Mónica, nos dimos cuenta que habían pasado a ser un idioma familiar, un lenguaje familiar. Son parte ya de nuestra vida cotidiana. Pero me decidí a construir una reflexión alrededor de esas frases porque nos dimos cuenta que esta mirada del mundo de Mónica influyó en la nuestra", relató María Andrea Green, quien es consagrada a Dios por el Orden de las Vírgenes, y que, hasta este libro, ha escrito varios trabajos relacionados con la espiritualidad y la religión cristiana.
La autora remarcó varias veces durante la presentación la colectividad detrás de la existencia de "Y las palabras se hicieron ternura", no sólo en su discurso, sino al agradecer a las personas e instituciones involucradas de una u otra manera en la vida de tía Moni, y al incluir a su madre, Nené, y a sus hermanos, como parte de los oradores de la tarde. Hecho que, como era de esperarse, emocionó a todas las personas presentes.
El inicio de la historia
En 1866, el médico británico John Langdon Down descubrió el Síndrome de Down, aunque falleció antes de poder encontrar su causa. En 1956, el genetista francés Jerome Lejeune logra descubrir dicha causa, y decide nombrar a esta alteración genética - la presencia de una copia extra del cromosoma 21- como la conocemos incluso en la actualidad.
Aunque Lejeune se convirtió en un férreo defensor de las personas con Síndrome de Down y sus derechos, María Andrea cuenta que, por muchos, muchos años, los niños y niñas con este Síndrome fueron conocidos como "los chicos del patio de atrás". Esto se debía a que, en la mayoría de los casos, eran relegados a vivir ocultos, apartados de su familia y de sus sociedades, en las habitaciones al fondo de las casas.
En 1966, un grupo de familias decidieron que era momento de que sus hijos merecían un espacio propio donde ver sus necesidades satisfechas sin ningún tipo de discriminación. Entre esas familias, se encontraban los padres de la tía Moni, los abuelos de María Andrea. Entre todos, con la colaboración de docentes y profesionales de la salud locales y del país, fundaron una de las instituciones más queridas y conocidas de Olavarría: CORIM.
Así, la tía Moni, quien nació un 18 de junio, fue parte de la primera generación de alumnos de CORIM, y sus padres parte de su historia. Los esfuerzos de su familia por crear para ella y otros chicos como ella un espacio seguro y adecuado, más la existencia de un libro basado en parte de su identidad, son testimonio del amor que unía a Mónica con sus parientes.
Como cantaron en la presentación del libro hecho en su honor, "no es lo mismo vivir, que honrar la vida". Y, por suerte o por bendición, existen muchas maneras de honrar la vida, y es hora que aprendamos a apreciar esas diferencias. Por eso, rescatar las miradas de personas como la tía Moni, nunca dejará de ser importante y necesario para enriquecer y ampliar nuestra percepción de la vida.