Científica olavarriense estudia a los pueblos originarios en Tierra del Fuego

Tras las huellas de una sabiduría ancestral Doctorada en arqueología, egresada de la Facultad de Ciencias Sociales de la Unicen, centra su investigación en el conocimiento generado por la comunidad Yagán "Paiakoala" y -especialmente- por el pueblo nación Selknam "Rafaela Ishton".

Nélida Pal es olavarriense, egresó como licenciada en antropología con orientación en arqueología, hizo el doctorado en arqueología en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro y desarrolla su labor en Tierra del Fuego desde 2007.

Tanto para la licenciatura como para la tesis doctoral, la doctora Pal trabajó con materiales correspondientes a sociedades cazadoras - recolectoras que habitaron la cuenca superior del arroyo Tapalqué, en el partido de Olavarría, y abarcó una parte de Benito Juárez, en la laguna La Barrancosa.

En la Unicén fueron sus mentores Pablo Messineo, Gustavo Politis y Patricia Madrid.

"Toda mi formación fue con materiales líticos esencialmente, generados por esas sociedades que habitaban la subregión Pampa Húmeda y la cuenca del Tapalqué" mencionó.

Emprendió viaje hacia Ushuaia para completar el doctorado y el lugar no fue elegido al azar: permitía aplicar una técnica que se llama "Análisis funcional de base microscópica", cuyas referentes estaban radicadas en la capital de Tierra del Fuego.

Estas profesionales desarrollaban todas sus investigaciones y líneas metodológicas en el CADIC (Centro Austral de Investigaciones Científicas), que depende del Conicet.

"Me presenté a una beca para hacer el doctorado, que tenía como objetivo analizar las estrategias de producción y uso de los artefactos líticos en la cuenca superior del arroyo Tapalqué", recordó.

La intención primigenia era retornar a Olavarría ni bien graduada.

"Querían tener una investigadora formada en esa metodología. El análisis funcional permite identificar los procesos productivos o el contexto de uso de los elementos líticos: qué se usó, cómo se usó, para qué fue confeccionado un artefacto" explicó.

En el extremo más austral de la Argentina, hoy su mirada científica está posada sobre materiales arqueológicos procedentes de la costa atlántica de Tierra del Fuego, es especialista en tecnología lítica y está desarrollando una línea vinculada con la tecnología ósea.

Lleva a cabo su análisis holístico incorporando análisis tecno - morfológico funcional y de base etnográfico con la voz viva de los pueblos originarios: los yaganes y principalmente de la comunidad Selknam (mal llamados onas) "Rafaela Ishton", que habitan esos sitios desde hace 1300 años.

"En Tierra del Fuego hay comunidades yaganes y selknam; ellos incluso no se sienten descendientes: ellos son yaganes y selknam. Han atravesado todo un proceso de occidentalización y evangelización desde la instalación de las estancias y con la llegada de las misiones anglicanas y salesianas" describió.

"Eran vistos como primitivos y querían que vivan como los europeos: que usen cuchillo y tenedor, que habiten una casa, que se vistan. Eso llevó también a la pérdida de identidad y, en muchos casos, a cambiarles patrones de subsistencia, porque ya no podían trasladarse en canoas en el caso de los yaganes, o buscar el alimento como el guanaco en el caso de los selknam indujo a un dominio cultural" reflexionó.

"Se quedaron con sus tierras, a partir de las estancias, y ya no tenían dónde cazar; quedarse con su cultura al imponer la occidental, y todo llevó a un proceso de invisibilización por parte de las comunidades, porque estaba mal visto ser indio" marcó Nélida.

"En un momento fue como que no hubo más selknam, ni más yaganes, pero los peones de estancia y las mujeres que trabajaban en las estancias eran selknam y yaganes que pasaron a desempeñarse en esas grandes explotaciones" acotó.

Son, en todo caso, los sobrevivientes de un genocidio: "Los mataban y les sacaban las orejas, porque les cazaban el 'guanaco blanco', como llamaban los pueblos originarios a las ovejas. Tenían que eliminar a la población para quedarse con sus tierras".

"Alambrar y hacer la propiedad privada, porque los pueblos originarios no conocían la propiedad privada; hubo reducciones adonde los llevaron. Muchos fueron a parar al Museo de La Plata, o los mostraban en auténticos circos humanos" relató.

En lo específico, Nélida puntualizó que "acá estoy estudiando la tecnología de huesos, porque las sociedades que habitaron en Tierra del Fuego utilizaban muchos los recursos del mar, además de los terrestres, con los huesos como materia prima, que se conservan por la situación de depositación, el PH o todos los procesos que pueden haber pasado".

Sus investigaciones toman en cuenta el conocimiento generado y el objetivo es cruzar diferentes saberes, entre ellos el etnográfico, el histórico con la voz viva de los pueblos originarios y vincularlos con los sitios arqueológicos.

"Pretendemos conocer de una manera más integral sus conocimientos y saberes. Por ejemplo, con la comunidad selknam lo que estamos haciendo es tratar de saber para qué fueron usados los artefactos líticos que conocemos" señaló.

En tal sentido, reveló que "estos podrían haber sido utilizado para procesar recursos vegetales, entonces armé una base de datos con las crónicas de investigadores que estuvieron acá, viviendo con los pueblos originarios. Bajar la información a un Excel y poder identificar todas las plantas -sea fruto, hoja, raíz, o flor- que podrían haber sido consumidas en el pasado y que revisten importancia arqueológica".

Con los datos en sus manos, el siguiente escalón fue hablar con las comunidades para cruzar la información con aquello que se haya transmitido por tradición oral de generación en generación. 

"Cómo abuelos, madres, hermanos y hermanas utilizaban recursos del bosque, y cómo se fue transformando la cocina como resistencia y como persistencia de la identidad" resaltó Nélida.

Por caso, en el pasado al calafate lo consumían en el campo y ahora lo utilizan para hacer mermeladas, como parte de la repostería, además del consumo natural.

"Hay partes en el norte de Tierra del Fuego donde el bosque ha sufrido varios incendios, pero se produjeron regeneraciones y dentro de todo está bastante bien conservado. Lo que cambia es la producción de los frutos, que depende de muchas variables ambientales, como el sol, el agua, la regeneración del bosque nativo".

"También estamos trabajando con biólogos y biólogas, e ingenieros forestales para nutrirnos de información que nosotros no tenemos. La arqueología siempre trabaja en conjunto con otras ciencias para tratar de tener un conocimiento mucho más integral" subrayó la doctora Pal.

Afronta los cambios con el pasado por la presencia de un invasor que antes no estaba en el bosque fueguino: el castor, que inunda con sus diques, que cambia cursos de agua, que mata a las lengas.

"Por eso -advirtió- no podemos hacer una traspolación directa del bosque actual con lo que fue en el pasado; porque en algunas partes que hoy existe el bosque no sabemos si en el pasado lo hubo, es diferente. Tenemos que hacer un estudio mucho más en el territorio y mucho más acotado".

Reconoció la doctora Pal que "esa parte aún nos falta; lo que nosotros tratamos de conocer son los usos pasados y presentes de los recursos del bosque, y después sí meternos directamente con las características del bosque y -si podemos- hacer una inferencia de cómo estaba constituido hace 500 años".

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