El prestigioso experto en cambios sociales y en mediación comunitaria pasó por la Ciudad para impulsar un proyecto que ve en el fútbol un agente para el cambio social.
Daniel Lovano - [email protected]
El doctor Alejandro Nató llegó el lunes a Olavarría con una loable iniciativa, que impulsa un proyecto en torno del fútbol como agente de inclusión social. "Como yo trabajo en el tema de resolución de conflictos, todo lo que tiene que ver con el fair play, con la no violencia forma parte también de programas de acción, y con algunos amigos estamos hablando la posibilidad de impulsar aquí esta iniciativa", anticipó.
Alejandro Nató nació en la Ciudad y de una casa en la calle Vélez Sarsfield sus padres se mudaron a la Ciudad de Buenos Aires cuando él tenía apenas años. Razón por la cual regresa cada vez que se presenta la ocasión. Mientras estudiaba Derecho en la Universidad de Buenos Aires trabajó en Tribunales, en el fuero Civil y Comercial Federal; en 1989 asumió como Secretario General Adjunto de la Unión de Empleados de la Justicia de la Nación (UEJN).
Su currículum dice que fue jefe de Gabinete de la Secretaría de Gobierno de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires; jefe de Gabinete de la Secretaría de Justicia de la Nación, donde se desempeñó como responsable de los programas sociales; Secretario Ejecutivo de la Procuración Penitenciaria; Defensor del Pueblo Adjunto de la Ciudad de Buenos Aires y, en el último año de su mandato, fue designado Defensor del Pueblo.
Tiene maestrías en "Resolución de Conflictos y Mediación" y "Cooperación Internacional y Gestión de Proyectos". Además de la Argentina, llevó sus conocimientos a Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, España, Estados Unidos, Hungría, Italia, México, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, Portugal, Uruguay y Senegal.
Desde marzo de 2004 es titular de cátedra en el Ciclo Básico Común de la UBA, en la materia Principios Generales de Derecho Privado, y desde marzo de 2020 es profesor adjunto de Derecho Internacional de los Derechos Humanos, en la Facultad de Derecho de la UBA.
Fue socio fundador del Instituto Argentino de Derechos Humanos y preside el Centro Internacional sobre el Estudio de la Democracia y la Paz Social.
En cuanto a su propuesta para Olavarría, reveló: "Vengo haciendo desde hace muchos años esto. Cuando fui Defensor del Pueblo de la ciudad de Buenos Aires tuve un programa que era 'Con chicos y sin violencia', y giraba alrededor de determinado tipo de ejes de acción para contribuir a que los jóvenes tengan un lugar en el deporte en general, y en el fútbol en particular".
"Impulsamos que a través de ello puedan salir de las tentaciones de incurrir en el consumo problemático de sustancias, cuestiones que obedecen a relaciones violentas y a una cultura que se genera como contracara del fútbol, pero en el fútbol, y es la lógica del barrabrava", explicó el doctor Nató.
Y, como eufemismo de esto último, la "cultura del aguante", algo naturalizado que no sólo ejecutan los violentos que se paran en los paravalanchas. "En realidad no es otra cosa que la cultura de la violencia. Por eso trabajar sobre ejes que puedan ser proactivos en materia de la no violencia para mí es central. Yo estoy en la Defensoría del Pueblo de la Nación y estoy a cargo de la conflictividad. Y las conflictividades se generan también por la ruptura de los lazos, de las lógicas de convivencia" afirmó.
Trabajar sobre ejes que puedan ser proactivos en materia de la no violencia para mí es central
A través de esos ejes de acción el doctor Nató aspira a un compromiso de la comunidad, involucrar a la Liga de Fútbol, a la comunidad escolar en función de un programa de fútbol por la no violencia.
"Creo que esto rápidamente va a tener una consolidación en Olavarría" estimó
"Este tipo de cosas se llevan a cabo con la presencia en los colegios o en los clubes de actores convocantes, que al mismo tiempo se pueda debatir alrededor de esto, y que todos se lleven un trabajo para hacer, para pensar en los hogares. Donde se ponga en el centro de la discusión qué implica la violencia. Lógicamente uno habla de violencias yustapuestas, de desigualdades. Las propias desigualdades sociales forman parte de la violencia" reflexionó.
Lo descripto va potenciando una manera de ser, de observar por parte de los niños como objeto de las convocatorias, y a su vez al entorno familiar y la comunidad: "Es toda una red de relaciones que se va generando a través de un programa de acción, y esa es nuestra pretensión".
"Contemplar cuestiones de bien común, campañas de convivencia, lo que ellas implican para la visión social de hoy; cómo se puede superar el contacto a distancia como parte de la fragmentación social y urbana" propuso. En el mismo sentido, habló de "salir de los lugares comunes para poder entrar en las particularidades, valorizando la singularidad de las personas y al mismo tiempo potenciando lo mejor que tienen; buscar modos de reflexión acerca de la forma de ser de cada uno en sus hogares, en sus barrios para lograr una mejora calidad de vida".
En el ámbito del fútbol, donde el doctor Nató pretende llevar a cabo esta propuesta, el cancionero suele ser una de las peores formas de reproducción de violencia y discriminación, que alcanza tanto al barra de la popular como al ocupante de los palcos más caros. "El respeto, el reconocimiento, los estereotipos son temas que surgen inexorablemente en todas estas charlas. Lo que implica para cada uno de nosotros despreciar al otro, bajarle el precio al otro a partir un estereotipo" apuntó.
De esta percepción tergiversada, Nató mencionó tres características: un significado, una comparación y una asignación. "En la asignación lo que se genera es una etiqueta, y por lo general esos estigmas de menosprecio que son el camino a la discriminación se utilizan para el más cercano, porque se desprecia siempre al de al lado, pero que tiene menos poder" sostuvo.
"Entonces, discutir dinámicas de poder es muy importante para que todos tomen conciencia. Si alguien tiene posibilidad de debatirlo en su colegio, con sus compañeros de equipo, con sus amigos, en sus casas, no va a cantar en automático las barbaridades que se cantan en una cancha de fútbol. También es una cuestión de valores, porque si eso ven los padres que están discutiendo los chicos difícilmente se atrevan a cantar lo que el hijo le comentó 'papá eso es una barbaridad', porque la discriminación deja huella" añadió.
"La discriminación también habla del que discrimina. Cómo se es un ser humano que respete al otro, y de esto hablaba cuando hablaba de convivencia, de la cultura del respeto, de la cultura del reconocimiento, de valorar al legítimo otro que está dentro de tu mundo, y no verlo como un ser despreciable por esa lógica del aguante a la que hacíamos referencia, o la lógica de un grupo de referencia endogámico que busca hacerse más fuerte a partir de la diferencia con el otro" observó.
Indagando en la trayectoria del doctor Nató aparece mucho la palabra "mediador comunitario". "Ser un tercero en un conflicto o prevenir un conflicto tiene que ver no sólo con poder colaborar con que las personas que tienen un problema puedan llegar a superarlo, sino también tener un rol en la sociedad y ese rol está vinculado con una estructura de valores en las cuales uno se pone a disposición" argumentó.
Debe ser, indicó, "a través de un posicionamiento ético, de la búsqueda de salidas a lugares de enfrentamiento. Por eso planteaba que estos programas de acción que estamos promoviendo a través de las dinámicas de la convivencia obedecen más que nada a evitar futuros conflictos entre las personas, o sea que este sería un camino de la prevención".
"La paz es el camino"
En un mundo que parecía sin más espacio para convulsionarse con esta pandemia que llegó hace dos años, y no termina de irse, hoy la humanidad contempla aterrorizada el retorno de una de sus más aterradoras creaciones: la guerra.
Como mediador de conflictos, el doctor Alejandro Nató le dedicó un párrafo a esta realidad, con la guerra entre Rusia y Ucrania omnipresente en los medios. "Primero tenemos una realidad de violencia y desigualdades que requieren buscar todos los esfuerzos posibles para salir de esa dinámica relacional entre las personas" opinó.
Por orden de aparición se refirió "a una crisis por la pandemia latente, que potenció las desigualdades, incrementó las complejidades de la etapa y las incertidumbres de la etapa, por lo cual habría que pensar de nuevo hacia dónde vamos".
"Cómo podemos construir proyectos comunes como sociedad para superar esta crisis que nos ha dejado la pandemia, con vidas en el camino, que ha buscado asintonías y un debate público que se generó alrededor del rol de Estado. Si algo quedó claro es que en la pandemia el Estado quedó desnudo, mostró su capacidad y quedaron claras sus incapacidades" sintetizó.
Creo que la paz es el camino y el peor de los escenarios es el que se está generando a través del presupuesto de algunos, de la búsqueda de profundizar lógicas armamentísticas
Ahora llegó este escenario bélico que alteró -y alterará- un número inimaginable de variables. "Verdaderamente es llamativo en esta etapa de integraciones regionales y de multilateralismos profundos encontrar la visión malsana de aquellos que pretenden posicionarse desde la fuerza, recurriendo a la violencia inusitada que implica la invasión a un país" cuestionó el doctor Nató.
"Creo que la paz es el camino y el peor de los escenarios es el que se está generando a través del presupuesto de algunos, de la búsqueda de profundizar lógicas armamentísticas. No se puede volver sobre lo que ya hemos vivido en otras épocas. Nosotros como argentinos hemos tenido una guerra acá, sabemos de qué se trata esto y me parece una barbaridad que pueda haber un escenario bélico como el que está viviendo el mundo" consideró.