Momentos después del inicio del ataque bélico en el país, el costo humano de la difícil situación que se vive en el este de Europa se manifiesta en crudas imágenes y relatos de las víctimas civiles del conflicto.
Imágenes de desolación y de cadáveres en las calles del este de Ucrania, evacuaciones masivas en distintas ciudades y el pedido de la ONU para que los países vecinos "mantengan sus fronteras abiertas" para recibir el éxodo de personas que buscan "seguridad y protección" fueron las consecuencias humanitarias del inicio de los bombardeos rusos en la exrepública soviética.
Poco después del discurso del presidente ruso Vladimir Putin que dio inicio a "una operación militar" comenzaron a escucharse explosiones en varias ciudades de Ucrania como la capital, Kiev, pero también los puertos estratégicos de Odesa o Mariupol, a orillas del Mar Negro y el Mar de Azov.
Uno de los primeros objetivos de la invasión militar lanzada por el Kremlin fue Jarkov, segunda urbe de importancia y ubicada muy cerca de la frontera con Rusia.
A solo 30 kilómetros al este de allí se conoció una de las primeras imágenes de las consecuencias humanitarias del conflicto: una mujer se detuvo ante el cadáver de un hombre y gritó: "¡Qué país de mierda!" entre los escombros de lo que horas antes había sido un barrio residencial de la ciudad de Chuguev.
Cerca del cadáver estaba postrado su hijo de unos 30 años: "Le había dicho que nos fuésemos", se repite a si misma entre llantos en referencia al hombre muerto, describe un reporte de la agencia de noticias AFP.
En Chuguev los bombardeos rusos resonaron durante parte de la noche: un misil dejó un cráter de cuatro a cinco metros de diámetro entre lo que minutos antes eran dos edificios de cinco pisos y hoy quedaron reducidos a esqueletos de material y llamas que los bomberos intentan extinguir.
Cuatro edificios quedaron completamente destruidos. Sobre ellos se levantaba una espesa columna de humo negro.
En esa zona, cercana de Donetsk y Lugansk, los territorios separatistas que el Kremlin reconoció el lunes pasado como Estados independientes, empezaron las evacuaciones de población civil.
En otras zonas, como en el Municipio de Novotoshkovka, la evacuación ya no es posible: horas después del inicio del ataque, los disparos de artillería rusos son demasiado intensos y las comunicaciones complicadas.
Más lejos del frente, en Kiev, también se escucharon explosiones que hicieron sonar las sirenas para alertar sobre los bombardeos.
Los pobladores corrieron a las estaciones del subterráneo en busca de refugio y los que tienen vehículo hicieron colapsar las calles en dirección al oeste, intentando ir lo más lejos posible del lugar desde donde partieron los ataques.
El alcalde de la capital, Vitaly Klitschko, declaró el toque de queda, aconsejó a los residentes que se quedaran en casa a menos que estén involucrados en un trabajo crítico y los instó a preparar bolsas con artículos de primera necesidad y documentos si necesitan evacuar.
Por su parte, el presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski, instó a los ciudadanos rusos a "salir" a las calles para "protestar contra la guerra" y prometió armas a todos los ciudadanos de su país que tengan experiencia de combate para defender a la nación.
"Si continúan bombardeándonos, voy a encontrar armas y a defender mi patria, poco importa si tengo 62 años", aseguró en ese sentido Vladimir Levashov, habitante de Chuguev.
En Leópolis, ubicada al oeste, cerca de la frontera con Polonia, las sirenas de ataques aéreos sonaron por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial.
"Tenemos confianza, pero nos estamos preparando para lo peor", dijo a la cadena CNN Svetlana Locotova, residente de la localidad, mientras hacía una larga cola para sacar plata de un cajero automático, panorama similar al que se vio en las estaciones de servicio con caravanas de autos que buscaban abastecerse ante la posibilidad de escasez.
En la ciudad portuaria de Mariupol, la principal urbe controlada por el gobierno ucraniano cerca de la línea del frente en el este, también se oyeron potentes detonaciones, así como en Odesa, en el Mar Negro y muy cerca de la Península de Crimea, anexada por Rusia en 2014.
En Kramatorsk, una ciudad que sirve de cuartel general de las fuerzas ucranianas, se escucharon al menos cuatro fuertes explosiones.
Ante este panorama, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Filippo Grandi, pidió hoy a los gobiernos de los países vecinos de Ucrania que "mantengan sus fronteras abiertas" para aquellas personas que buscan "seguridad y protección".
"Ya hemos visto informes sobre víctimas y personas que empiezan a huir de sus hogares buscando seguridad", alertó el jefe de la agencia de la ONU, antes de pedir protección para las vidas de los civiles y las infraestructuras civiles, de acuerdo con el Derecho Internacional Humanitario.
Acnur trasladó su "preocupación" por el "rápido deterioro" de la situación y por las acciones militares que tienen lugar en Ucrania y ha puesto el foco en las consecuencias humanitarias para la población civil, que serán "devastadoras", consignó la agencia de noticias Europa Press.
"En la guerra no hay vencedores, sino incontables vidas que quedarán destrozadas", alertó. (Télam)