"Agujas doradas" de Michael McDowell. En el "Triángulo negro" todo tiene un precio. Opio, juego o prostitución, cualquier cosa se consigue en sus calles. También la venganza se cocina en frío.
Rodrigo Fernández - [email protected]
Pocas cosas en el tiempo se disfrutan tanto como la venganza. Quizás porque la espera, o la estrategia de esperar, le agregan un condimento especial. Pero si se la planifica con tranquilidad todavía puede ser mucho mejor. Así lo pone de manifiesto el genial Michael Mc Dowell en la increíble "Agujas doradas", una novela publicada por la editorial La Bestia Equilátera.
Todo lo que ocurre fuera de la ley, o con la consentimiento de ella, sucede en el llamado "Triangulo negro". Prostibulos, casas de juegos, fumaderos de opio, peleas ilegales, abortos y claro está que asesinatos y una larga línea de delitos. Toda la marginación parece resumirse en ese ángulo de Nueva York donde la mayoria de sus habitantes buscan a salir a cualquier precio de la pobreza. "No habia nada colorido ni pintoresco ni evocador en aquel lugar. Todo era desgracia y suciedad y miseria hedionda".
Black Lena Shanks ha sabido hacer de ese lugar su hogar y su negocio. Tras la muerte de su esposo no dejo vencer por el destino, que tenía preparada para ella un largo tiempo entre rejas, y supo criar y preparar a sus hijas para que se desenvolvieran en ese nuevo mundo al que había llegado desde su Alemania natal.
Mientras que Daisy se destaca por realizar abortos, su hermana Louisa se dedica a administrar el dinero que Black Lena consigue en su discreto local de compra y venta de objetos varios. Los nietos Rob y Ella son un poco los mandaderos. Un día pueden sentarse con su abuela a aprender los detalles del negocio o quizás recorren las calles con un cuerpo en una carretilla para ofrecerlo por algunas monedas a unos estudiantes de Medicina.
Una noche Black Lena, que junto a toda la familia se acerca a ver una lucha femenina en un local de juego, cuando se cruza con una mirada y enseguida su cuerpo recibe una descarga eléctrica. Ella recuerda muy bien esos ojos porque fueron los que dictaron la sentencia de muerte de su esposo. La cara no es la misma pero sí los ojos.
Benjamin Stallworth se siente un poco intimidado por esa mujer y rápido parte del lugar. Otra vez pierde dinero en un garito y deberá soportar los reclamos de la familia. Su padre, el reverendo Edward Stallworth, ya no sabe qué hacer con él. Su tía Helen y su esposo Duncan lo esperan en su casa para un encuentro familiar. La única que tiene consideración por él es su hermana Marian. Pero sin dudas que la mirada que mas le pesa es la de su abuelo, el juez James Stallworth.
Desde el estrado el viejo Stallworth está dispuesto a llevar una campaña para lograr que los republicanos recuperen el poder en los organismos del Estado y para eso necesita mostrarse como un juez duro. El "Triángulo negro" será el escenario. Sólo debe buscar una familia de delincuentes para caer con todo su peso sobre ellos y justificar sus razones en la Ley.
Pero Stallworth no cuenta con que hace mucho tiempo Black Lena decidió no olvidarlo y cuando llega la oportunidad pone en funcionamiento un plan para vengarse.
Michael Mc Dowell, quien falleció en 1999, se destaca por la calidad y al psicología de sus personajes, que se ven sometidos a diferentes situaciones donde todo lo cotidano se vuelve sorprendente.
Si ya tuvieron el placer de haber leído "Los elementales", la primera de sus novelas publicada en castellano, se van a encontrar con otro tipo de trama y escritura. "Agujas doradas", que tiene algunos condimentos de la novela gótica pero no llega a serlo del todo, es una historia de venganza y como tal se va desplegando de forma lenta pero inexorable.
Una vez más hay que sacarse el sombrero ante la editorial La Bestia Equilátera que siempre logra sorprender con un catálogo de los más interesantes.