El color de la luz, dicen los expertos, afecta el estado de ánimo y usarla adecuadamente nos ayudará a conseguir la atmósfera deseada.
La luz cálida (cuando predomina el color ámbar) se recomienda para generar ambientes tranquilos, de descanso y relajación. Para una sala de estar, por ejemplo, es sumamente recomendable.
Con ella se fomenta el relax y el descanso. Si es el lugar elegido para la lectura o desarrollar algún pasatiempo, se puede elegir una luz fría, que fomenta la creatividad. Si usas este espacio para las dos cosas y te cuesta decidirte, las lámparas serán de mucha ayuda. Cuando sea necesario cambiar de luz, las prendes y apagas la luz principal.
La luz fría (cuando predomina el color azul) se recomienda para generar ambientes dinámicos y de mucha actividad. Genera un efecto estimulante. Por lo tanto, es ideal para las áreas de la casa donde hay más movimiento, como la entrada, escaleras, baño y cocina. Es así que, en los negocios se utiliza en comercios que tienen flujo de personas, o para lugares muy oscuros, como patios y estacionamientos.