Una dolarización sin casta política. ¿La hora de los técnicos? El modelo que se deja atrás y un liberalismo que bosteza. ¿Octubre mes de cambios?, como diría Roque Narvaja. El pronóstico de Arouxet, la advertencia de Milesi y la lupa de Arroyo. Una nueva grieta y una nueva intolerancia. Vaticinios para la ciudad.
Cacho Fernández
Posiblemente la sorpresa de Javier Milei en las Paso estaba anunciada. El excéntrico candidato de La Libertad Avanza comenzó a insinuarse y luego gravitar en la campaña con una idea-fuerza tan poderosa como la de ir contra lo que denominó la casta política, ese sector estanco o estamento casi monárquico y medieval que porta privilegios por sobre el resto de la población. Es el poder de los representantes o lo que podría ser una "representatocracia", por decirlo de algún modo.
Milei avanzó con ese eslogan, y tuvo la fortuna de que los medios, por esta verdad, que encajaba perfectamente en la bronca y en el hartazgo popular, y sus actings, por qué no, fuera convocado muchas veces. Y como se sabe, la realidad es lo que queda dentro de la pantalla. Por eso mismo, Milei se fue haciendo realidad visible. Después llegó la segunda idea-fuerza, la dolarización.
Surgió a partir de un afán de profundizar su afinidad con la convertibilidad de Menem. El periodista, confundiendo el programa económico de los Noventa, le dijo: "Ah, entonces usted está de acuerdo con la dolarización", asimilándola con el "uno a uno" del riojano y de Cavallo. Milei se enancó en ella y confirmó su adhesión a dolarizar la economía para salir de la inflación y todo fue sobre rieles a partir de ese diálogo. El resto, tanto la comercialización libre de órganos como la libre portación de armas pasó como una excentricidad y nada más. Y al líder liberal le bastaron esas dos ideas (la de la casta y la dolarización) para sacar un 30 por ciento de los votos. Pero ¿solo eso o hubo algo más?
Hubo otras opiniones sobre la marcha de la economía, sobre los escandalosos errores no forzados del Gobierno y algunas peleítas con los líderes de Juntos por el Cambio..., pero lo más fuerte fue su crítica y su aversión de la "casta" que acompañó y realimentó el odio popular hacia la burocracia política o la política tradicional inoperante que solo busca permanecer, y la dolarización que trajo la ilusión de riqueza o de "portación" de dólares, esa moneda tan ansiada que da idea de seguridad.
En Milei fueron confluyendo liberales, peronistas y radicales e independientes que los anima un profundo pragmatismo y desideologización de la política concebida como un negocio rentable para solo unos pocos que encontraron la manera de seguir perteneciendo. Y el candidato de LLA se fue imponiendo sobre los discursos vacíos y adocenados del resto de los postulantes. Mientras él iba generando una especie de esperanza con la dolarización, el resto insistía con involucrarse en internas eternas y suicidas o dogmas aburridos, decimonónicos y vacíos de todo contenido.
La disyuntiva y la historia
Llegó el domingo, y a poco de andar, la figura de Milei se iba imponiendo con el paso de las horas y de los votos. El resultado fue al final una especie de empate técnico entre tres espacios separados por dos puntos y pico. Por eso, de no ser por la inercia avasallante de LLA, el resultado sería absolutamente incierto, y cualquiera podría ganar en octubre. Pero, con un optimismo notable, la candidata local de Milei, Celeste Arouxet confía en que "ganará en primera vuelta", algo complicado si se tiene en cuenta que o bien debería sacar más de 45 puntos o bien diez de ventaja sobre el segundo.
En ese escenario, el oficialismo comienza a atacar al libertario para polarizar con él dejando bien precisa una nueva grieta que le permita un eslogan parecido al de "Braden o Perón" o cosas por el estilo. El objetivo es clarificar al enemigo, la disyuntiva con él y demonizarlo, fórmula que al kirchnerismo le ha venido sirviendo bastante. Pero los votantes ya no comen vidrio y tampoco compran esas baratijas.
El riesgo del Gobierno, con un candidato desdoblado en Ministro de Economía, debe proponer y a la vez explicar sus decisiones antipopulares. Un dilema que todavía no pudo resolver.
Cortes y acto fallido
Las contradicciones se suceden una tras otra. Los intendentes del Conurbano, por afán de supervivencia cortan la boleta tanto del Gobernador como del mismo Massa quien ha tomado con cierta resignación esas maniobras de supervivencia de los barones del Conurbano. "Yo mismo fui intendente...", dijo, y sin que termine la frase se pudo adivinar que lo que quería decir era que él mismo llegó a hacer lo mismo. Pero los jefes comunales apelan a esas maniobras para poder sobrevivir.
Massa polarizó con Milei simplemente porque a él le conviene que los votos anti Milei se instalen puesto que de darse ese escenario o esa grieta, el tigrense espera que la gente que quiera oponerse al libertario lo hará apoyando al candidato del oficialismo, corriéndola a Patricia Bullrich al centro, a una posición de oposición pero moderada respecto del candidato de LLA, Javier Milei.
Entonces, tanto el libertario como también Sergio Massa construirían una nueva grieta diferenciando claramente dos modelos de país, y la candidata de Juntos, encarnando una especie de combinación de ambos, esto es, un Estado de Bienestar, aunque sin déficit fiscal y con economía de mercado, entre otras cosas.
Horacio y Patricia
Casi como respondiendo a la lógica darwinista, los intendentes del Conurbano deben instrumentar estas ingenierías electorales para lograr la supervivencia en esta "dura" vida política argentina.
El jefe comunal local no tuvo otro remedio que competir con una porción radical que continuó con una interna partidaria que amenaza con ser eterna y contra un referente nacional, Horacio Rodríguez Larreta, quien se transformó en una suerte de salvavidas de plomo que lo terminó tirando hacia abajo, frente a una Patricia Bullrich, con mayor capacidad de liderazgo que su oponente interno.
Celeste Arouxet asistía a esa lucha con cierta tranquilidad porque su referente nacional "le daba alas" como dice la publicidad de una conocida bebida energizante.
El destino local
Si bien estos comicios sorprendieron a todos por sus resultados, también es cierto es que podría decirse que hubo casi un empate técnico entre las tres principales fuerzas más competitivas. en menos de tres puntos se agrupan los tres tercios lo que indicaría que cualquiera puede ganar y también participar de una segunda vuelta.
Sin embargo, el oficialismo prefiere que su contendiente sea Javier Milei y LLA en vez de Juntos por el Cambio. Con los libertarios, Massa siente que sería más clara la disyuntiva y la posibilidad de diferenciarse. La gente dirá lo que prefiere, si un cambio drástico y revolucionario con el modelo vigente o uno tan profundo como el anterior pero gradual.
En Olavarría, las posibilidades las tienen también las tres fuerzas, y cualquiera de los tres candidatos/as podría ganar. A Unión por la Patria le toca convencer a los votantes del massismo que se representaron en Eduardo Rodríguez y al peronismo independiente de Hernán Parra. Pero seguramente el voto K lo tiene casi exclusivamente el camporismo de Maxi Wesner.
En tanto, Ezequiel Galli tendrá que captar los votos radicales que acompañaron a Spina y los del PRO de Dalton Jáuregui. Seguramente ese será el punto de partida de su estrategia y luego seducir y persuadir a quienes no fueron a votar. Nada más ni nada menos que la porción olavarriense de los 11 millones de electores que no concurrieron a las urnas, lo que confirmó nuevamente el rechazo que tiene la gente por las Paso y ese abuso por los comicios que se está generando en el país con un gasto brutal e innecesario.
Opiniones y modelos
Dentro de las hipótesis que se barajan para octubre, y con el ánimo por las nubes, la candidata de LLA (Ahora Olavarría) no descarta que Milei "puede ganar en primera vuelta", y rechazó enfáticamente que el voto libertario pueda ser emocional como se dijo. "La gente quiere una política nueva", agregó, mientras que el diputado nacional del FR, Daniel Arroyo consideró que la elección de octubre será "una nueva donde la gente va a poner la lupa en los candidatos y en lo que cada uno propone". La profecía de Celeste puede hacerse realidad posiblemente con la ayuda de una porción de macristas y massistas.
En tanto Sergio Milesi analizó que "la gente vota de arriba hacia abajo, que fue un voto emocional y que ese voto bronca estuvo focalizado en Milei", tras lo cual advirtió que el triunfo del líder de LLA ponía en riesgo el modelo de país con Estado presente como venimos desde hace tiempo. Los argentinos debemos discutir qué país queremos porque por el enojo con la dirigencia política se pueden tirar abajo derechos de la gente que están consagrados históricamente. A este modelo hay que preservarlo", recomendó.
El pre-candidato a primer concejal de Olavarría al Frente se estaba refiriendo a continuar con un modelo de país sustentado en una suerte de Estado de Bienestar insinuado por Hipólito Irigoyen, primero y continuado por Juan D. Perón. El esquema estuvo enviciado por el exceso de gasto fiscal, incluido el político, la ineficacia de las empresas estatales y por el sistema clientelar que rige. De todos modos, lo que observa el contador es que, por castigar a cierta dirigencia política responsable de tanto descalabro, se termine perjudicando a los sectores mayoritarios que siguen protegidos por el aparato estatal y que de otra manera estarían en riesgo.
Concretamente, alertó sobre la imposibilidad del mercado de redistribuir la riqueza y de garantizar derechos elementales de la población. "Bien o mal, pero siempre se preservaron de alguna manera", estimó una fuente política.
El liberalismo a ultranza hizo agua en 1929/30 con la denominada Gran Depresión, cuando el capitalismo de autorregulación se desplomó en todo el mundo por falta de demanda. En efecto, el mercado por sí mismo no pudo regular el empleo, había producción, pero nadie podía comprar nada simplemente porque la gente no tenía dinero para hacerlo. El sistema capitalista pudo preservarse por el New Deal y por la teoría keynessiana que dio origen a otro paradigma, siempre dentro del capitalismo, aunque entraría fuertemente en crisis con el aumento del petróleo en 1973/74, que daría nacimiento al denominado neoliberalismo instalado en Argentina durante la dictadura militar.
¿Una nueva intolerancia?
Últimamente, junto a un Milei que trata de "basuras" a sus oponentes, o "ensobrados" a periodistas que solo realizan preguntas "incómodas" (¿?), ha comenzado a insinuarse una nueva violencia comunicacional en las redes similar a la que se padeció y lamentablemente se sigue padeciendo a partir de la primera mitad de este siglo.
Con el nacimiento de una nueva grieta podría generarse una nueva intolerancia producto de un estilo de comunicación de redes, con reglas dudosas, ataques, descalificaciones y por qué no, en un futuro podrían volver los escraches.
¿De dónde sale ese estilo tan destructivo, que ya existió en aquel kirchnerismo de 2007 en adelante, pero ahora presente en militantes o trolles libertarios con rasgos de enorme intolerancia y agresividad? De todos modos, también suelen haber agresiones hacia el candidato libertario o preguntas calificadas de "incómodas" (¿?) que son respondidas con violentas agresiones en redes que vuelve a enturbiar el clima político del momento.
Ayer, un consultor político del espacio mileiniano justificaba esto diciendo que "es el código de las redes" y que será siempre así, casi como si fuera un fatalismo inmodificable. Admitía que Milei es un hombre temperamental y que muchas veces pude salirse de eje, como se dice, y acusar a una candidata de izquierda con calificativos inaceptables o hablar al voleo de "periodistas ensobrados" imputaciones que también hizo el kirchnerismo contra quienes no pensaban como ellos o les molestaban, expresiones que podrían ser atentados contra la libertad de prensa o el derecho a la libre expresión, el basamento principal de las democracias.
Todo ello es pura intolerancia, contraria a las libertades que profesan y pretenden defender o alentar. También él padeció agresiones semejantes, pero de gente interesada en polarizar con su espacio para tener un escenario mucho más simplificado y convivir de nuevo con una grieta tan a mano de mentalidades binarias.
Entonces, Argentina se prepara para una nueva batalla plagada de haters (odiadores) como la que vivimos durante las dos primeras décadas de este siglo, y ello es peligroso, muy.
Entonces ¿por qué no convivir con debates ideológicos temáticos o políticos dejando de lado las intolerancias y estas prácticas fachos que tanto daño hacen al país? ¿Es tan difícil ser racional y dejar a un lado esta violencia comunicacional producto del dogmatismo, de la intolerancia y de esa impunidad que conduce a descalificaciones inaceptables que podrían devolver al país a momentos que debiéramos olvidar de una buena vez? Solo hace falta inteligencia y espíritu democrático. Nada más y nada menos que eso. Y tener en cuenta que el "temperamento" no tiene que ser agresión que solo demuestra inseguridad y e intolerancia. La libertad o las libertades que se profesan en nombre del liberalismo no deben ser solo invocaciones teóricas y abstractas sino prácticas concretas y cotidianas, caso contrario, no son creíbles. "La poesía son actos", dice el poeta español Gabriel Zelaya, o "por sus obras los conoceréis" recuerda Jesucristo.