Los votantes y los intereses. El clientelismo y sus sospechas frente al cambio de modelo. Las internas oficialistas y opositoras al palo. Las heridas posiblemente irremontables. Milei arrinconado por sus propios actos. Su espacio local y sus propuestas. La estrategia del parrismo.
Cacho Fernández - cferná[email protected]
Esta vez, y quizás como nunca antes, el triunfador en las próximas Paso saldrá de la tensión entre dos modelos de la grieta, esto es, entre quienes apuestan a una continuación del esquema político-económico actual y el que viene a sustituirlo.
Con Massa a la cabeza y como máximo representante de esta comunión kirchnerismo/massismo estará el modelo sustentado en la emisión continua y el clientelismo permanente, con inflación indetenible y una especulación para los ahorristas de clase media y media-baja que genera una ilusión de riqueza y seguridad para quienes pueden tener un plazo fijo en algún banco.
En el otro rincón, la idea de un cambio con propuestas desafiantes y peligrosas para poder triunfar. Se enarbola una racionalidad fiscal de varios sentidos, que puede ser interpretado como un recorte en los planes sociales, un aumento de tarifas y un fin para esas tasas sospechosas por su dimensión para plazos fijos que hacen soñar a esa clase media postergada por promesas de paraísos infinitamente postergados.
Llegan las elecciones con sus enigmas de siempre. ¿las encuestas reflejan la realidad?, es uno de ellos, el primero quizás y es el que engloba a todos. Es que las encuestas fallan no tiene que ver con la calidad profesional ni con la ética de los encuestadores ni con el método empleado. La variable fundamental es la referida a la sinceridad de los encuestados cuando responden las preguntas por sus preferencias y sus intenciones. Concretamente, ¿la gente dice la verdad cuando asegura que quiere un cambio, y quienes lo prometen, advierten que van por el sinceramiento tarifario y un recorte en los planes? Es al menos dudoso que alguien vote a quien le va a quitar el plan o le aumentará las tarifas o a quien le reduzca la tasa de interés de su plazo fijo. Salvo que los votantes sean personas que antepongan el sueño de un país racional, no inmediatista y que apuesten a una grandeza construida paciente y racionalmente pensando responsablemente ya no en sus propios egoísmos y mezquindades y apuesten al futuro de toda la población. Pero, lamentablemente, el ser humano no parece ser así, tan desprendido de sus propios egoísmos y tan apegado a sus mezquindades.
Votos y egoísmos
La filosofía política ha opinado lo suficiente sobre estos temas simplemente porque pretendía partir de una conjetura acerca de la naturaleza humana que le permitiera organizar la sociedad de una manera eficaz y aunque sea medianamente tranquila.
Thomas Hobbes supuso que el hombre en estado naturaleza es egoísta y "lobo del hombre". Que está guiado por la pasión que lo conduce a lograr y acumular poder y bienes, todo lo que más pueda. Y que esta realidad tan conflictiva promovería conductas electorales egoístas y cortoplacistas.
El contrato en el que vive hoy el votante medio argentino no es el más apropiado para volverse bueno y altruista como para resignar beneficios inmediatos para someterse a un proyecto a largo plazo. Antes bien parece todo lo contrario y el escenario se parece mucho más al de un "sálvese quien pueda" como el escenario de la serie "rabo de peixe" de Netflix.
Y en estas realidades las reacciones suelen ser las del egoísmo e inmediatismo y la de sujetos que piensan primero y por sobre todas las cosas en sus propias quintitas. ¿Promoverá esto un tipo de votantes o la tensión con sus oponentes de la grieta está casi empatada?
Sapos que tragar
El núcleo duro del kirchnerismo debió tragarse el sapo de Massa, aquel titular de la Ansés que venía de la mano de Eduardo Duhalde y que luego reempleó Néstor Kirchner. Es el mismo que venció por escándalo en 2013y derrumbó el sueño de una Cristina eterna que luego tuvo que abandonar.
Hoy está de nuevo a la palestra y la jefa del kirchnerismo no tuvo más remedio que bancárselo en el Ministerio de Economía para que pueda incumplir sus promesas de mayor estabilidad y menor inflación, o de última, representar electoralmente a todo el espacio. En síntesis, dos sapos gordos que pasaron a ser el menú diario K de los últimos tiempos.
Efectivamente, ante el fracaso estrepitoso del binomio gubernamental entre Cristina y Alberto, la Vice no tuvo otra salida que convocarlo al tigrense, tragar saliva e ir entregándole su gobierno al líder del Frente Renovador para que hiciese lo que se le venía en ganas y apostara absolutamente a su astucia y a su muñeca maniobradora. Y como la crisis es terminal y Cristina tampoco sabe cómo enfrentarla, lo dejó hacer. De esta manera hoy se tiene una inflación del 130 por ciento anual y un Banco Central vacío de dólares y con apenas algunos pesos chinos para afrontar las deudas acumuladas y raspando el fondo de la olla.
Pese a estos graves incumplimientos de sus promesas y errores no forzados, el ministro tan rechazado de pronto se transformó en la ilusión de la salvación kirchnerista. Porque hoy esta identidad depende única y exclusivamente de Sergio Massa. Y tenemos la paradoja tan temida en la que alguien que prometía ser quien le iba a dar muerte al kirchnerismo de pronto se transforma alguien que le podría garantizar otra vida para que siga el mismo juego.
Galli, gestión y política
Hoy, en Olavarría, la paradoja continúa y se profundiza, porque ese ser tan odiado y descalificado que hasta dividió el bloque K en el Concejo Deliberante en 2013 durante la gestión de José Eseverri, hoy se ha transformado en un becerro de oro al que se encomienda el kirchnerismo en sus tres facetas para elevar su performance electoral.
De esa manera aparece un voto cruzado, a veces transversal, inesperado por su eclecticismo que lo impulsa y con resultados más o menos insospechados.
En tanto, el intendente, Ezequiel Galli, transita este tiempo hasta las Paso con el camino un poco despejado porque por un lado se le dividió el voto de Patricia Bullrich por la existencia de dos listas para la Primaria de Juntos, pero es un fuerte crítico del tono de la campaña interna a nivel nacional. De todos modos, supone que "las heridas, si es que se generan por la disputa, se van a comenzar a cerrar a partir del 14 de agosto".
Ezequiel va por un tercer mandato, pero advierte que no va a intentar ninguno más. Destaca de su gestión "la transformación del transporte público y la calidad del mismo, la transparencia (de su gobierno). Estamos viendo un año de gastos que se han disparado mucho más que los ingresos y hoy existe una estanflación porque a la inflación la acompaña una retracción de la economía".
Asegura que se mantiene el índice histórico de cobrabilidad en las tasas y defendió su decisión de municipalizar el servicio de limpieza hospitalario: "era un desastre la situación que tenían las trabajadoras cuando el servicio lo tenía una empresa privada y hoy siento un gran orgullo porque están gozando los derechos laborales", apuntó.
Servicios, inflación y personal
Galli se definió como "un pragmático, los del Pro lo somos" y sostuvo que el acuerdo con el radicalismo (una parte) fue un proceso que lo veníamos transitando".
Advirtió que con "Mario (Cura) seguimos charlando", y aclaró que su espacio "tenía un lugar entrable pero no pudimos ponernos de acuerdo. Pero no hemos roto la alianza ni mucho menos y vamos a seguir caminando juntos".
Remarcó que no tenía idea de por qué el bullrichismo va con dos listas. Defendió enfáticamente el servicio de recolección de residuos que presta Transporte Malvinas, y si la oposición dice que es más caro "esto es lógico por la inflación. Estamos con el programa Giro y con la separación de los residuos en origen con lo cual somos la primera ciudad en hacerlo. Pero, repito, la inflación de un 124% no nos permite mantener un gasto estable y eso es lo que hay que mirar. Por lo tanto, quiero ver cómo va a hacer Massa para bajar la inflación. Es tragicómico su rol", subrayó.
Mientras el peronismo/kirchnerismo supone que Massa y Kicillof les va dar una mano, Hernán Parra y su parrismo se aferra fuertemente a una campaña local buscando captar al peronismo no K sino también al voto independiente, aquel que quedó un poco circunscripto al eseverrismo y que los observe como algo nuevo.
Por su parte, Celeste Arouxet con La Libertad Avanza presenta su plan de gobierno en un contexto muy conflictivo para su referente nacional, Javier Milei, quien debe enfrentar frecuentemente acusaciones varias por cuestiones propias de su estilo. Celeste insiste con "eliminar la planta política del Municipio y reducir a la mitad las direcciones actuales del organigrama Municipal" con lo que buscaría ahorrar "195 millones de pesos anuales". Propone "restringir el ingreso de nuevo personal a la planta temporal del municipio, excepto en las áreas de Salud y Seguridad, con lo que a su vez supone que se puede ahorrar unos $ 190 millones de pesos anuales".
Los misterios del voto
¿Y entonces, como irán a votar los argentinos, pobres, de clase media o ricos? ¿los guiará la perspectiva de un cambio de modelo o preferirán continuar con el mismo?
Los pobres, marginales y todos aquellos que viven de un plan social no parece que fuesen a arriesgar su beneficio votando a candidatos que se llenan la boca amenazando con un recorte que implique perder su plan o tener una tarifa de luz o gas más onerosa. La trampa ya los cazó y será muy difícil que quieran soltarse de ella.
Tampoco parece factible que los ahorristas de plazos fijos con tasas anuales que le doblan el monto depositado decidan arriesgarse a modelos que o bien les reduzca la tasa de interés arrebatándoles su ilusión de riqueza o seguridad, ficticia tal vez, como lo demuestra la historia, pero ese resguardo económico y su perspectiva está y hasta ahora no parece correr riesgo alguno.
¿Realmente quieren cambiar quienes están en esas situaciones o prefieren continuar con el mismo modelo? Sergio Massa, pícaro como lo es, habría leído bien la mentalidad actual de los argentinos y ha visto, como alguna vez lo mostró Stalin, que el pollo desplumando vivo, aún luego de haber sufrido, se le acercaba dócil y resignadamente a comer los granos de maíz que él les arrojaba posteriormente. El pueblo argentino, al menos la mitad que vive en la pobreza y la marginalidad ha sido domesticada y no cuenta con ningún respaldo ni reservas como para apostar a otra vida. Hasta ya naturalizó la tortura del ajuste cotidiano de la inflación. Y todo eso ya lo vio un tipo tan pragmático como Massa quien paradójicamente se ha transformado en el posible salvador el kirchnerismo (Cristina lo eligió para eso). Por lo tanto, no se podría descartar una hipótesis que lo coloque como ganador de los comicios en primera o segunda vuelta.
El razonamiento, tal vez cruel, pero probablemente cierto, es simple, y es el de un temor a enfrentar la verdad por un supuesto futuro diferente y presuntamente mejor. La gente se cansó de ese discurso cuasi religioso en el que se prometen paraísos promisorios con la condición de un sufrimiento previo. De todos modos, la historia universal demuestra que los partos son siempre dolorosos y que los paraísos sin sacrificios son engañosos. El resultado electoral parece estar en esta tensión.
Sin dólares
Mientras el Intendente opina que la inflación podría ser insoluble para el candidato de Unión por la Patria, se jacta de haberla bajado al menos en el último mes. Enarbola el último 6% inflacionario y la construcción del gasoducto como logros esperanzadores. El economista de Encuentro Federal, Sánchez Arnau, si bien aplaudió la finalización de la obra, aclaró que por la demora se perdieron entre 5 y 8 mil millones de dólares en subsidios a las tarifas por no haberlo terminado antes. El economista del espacio de Miguel Ángel Pichetto fue muy duro con la nacionalización de YPF porque según su opinión se habría escondido detrás un negocio de Eskenazi con Néstor Kirchner. El tema de la petrolera fue retomado por Cristina en el último acto y volvió a cobrar vida todo aquel caso tan controvertido. La metodología de compra de las acciones a dicho grupo fue comparado por el economista con la moratoria previsional, aunque "esta tiene una base social y aquel no", advirtió.
Vaticinó que la inflación "rondará el 170 por ciento anual y que Massa no podrá domarla. "Se debe reducir el gasto público y aumentar el PBI para poder hacerlo. Además, el otro problema es la emisión monetaria, algo que aumentó notablemente para pagar los intereses de las Leliqs que hoy representan los 16 billones de pesos", puntualizó. "No estamos lejos de la hiperinflación" disparó y subrayó que el Gobierno se está gastando los dólares que los bancos tienen de los privados. Entonces, si la gente va a retirar sus dólares, no alcanzarían hoy para poder pagarles", dijo, y dejó flotando un estremecimiento que los argentinos ya conocen por la misma historia.