Santiago Andreu trabaja para la empresa Volkswagen. Con experiencia y formación académica decidió probar suerte en Europa como ingeniero electromecánico.
Vive a orillas del Mediterráneo, en un pueblito que triplica su población cada verano, en el sur de Barcelona llamado Torredembarra. Se instaló ahí poco antes de la pandemia donde decretó que no echará anclas porque quiere seguir viaje para descubrir otros mundos, menos iguales al propio. "España ha resultado ser más parecida a Argentina de lo que pensaba, así que mi idea es conocer ?nuevas culturas?", dice Santiago Andreu Lamperti, el ingeniero electromecánico que se formó en la Facultad de Ingeniería de Olavarría y hoy trabaja en proyectos de desarrollo electrónico para el grupo Volkswagen.
"La FIO me abrió esta puerta para entrar, en un principio, a trabajar como tester para la plataforma de vehículos eléctricos del grupo VW", destaca el joven de 27 años que ya tenía respaldo académico y experiencia previa cuando desembarcó en el viejo continente.
Desde fines de 2018 trabajó en una empresa metalúrgica de Olavarría pero ya entonces tenía en mente irse de Argentina. "La idea de conocer diferentes lugares para después decidir en cuál me gustaría asentarme la tuve clara desde el primer día que pisé la FIO", plantea hoy a diez mil kilómetros del complejo universitario.
Tiene un as en la manga y es consciente de lo que eso implica: las ingenierías encabezan el ranking mundial en cuanto a la demanda de empleo; por lo tanto "a dónde ir no era ni es un problema. Apareció la posibilidad de venir a España con una visa de búsqueda de empleo y así fue", asume Santiago Andreu.
Eso ocurrió en 2019. Antes había renunciado a su trabajo para terminar de redactar su proyecto de final de carrera y en octubre de ese año "me vine sin pasaje de vuelta a Madrid, con la experiencia en el taller y como becario de investigación en el Departamento de Electromecánica" de la Facultad.
Llegar sin un permiso de trabajo tramitado dificultó un poco el despegue en Europa pero unos meses después consiguió empleo en Barcelona.
Actualmente "sigo trabajando en la empresa que me tramitó el permiso, a pesar de que ya soy nacionalizado español desde hace medio año". Trabaja a seis horas de Madrid, para "una consultora tecnológica, en el sector automoción", indica con entusiasmo.
¿Qué es lo que hace puntualmente en ese pueblo de 17 mil habitantes que en junio se reconvierte y aloja a 60 mil personas gracias al turismo? "Mi rol se llama Function Owner y soy responsable de diseñar, gestionar y asegurar la implementación de un grupo de funciones de la plataforma en vehículos de combustión del grupo (tales como el kilometraje, la velocidad del auto o el indicador de estado del tanque de combustible)", comenta.
En el día a día, se ocupa de la revisión y mejora de sus funciones, trata con proveedores para resolver problemas de implementación, ayuda a otros departamentos y resuelve fallas de autos que ya están en circulación.
Influencia FIO
"La experiencia, sumada a los conocimientos obtenidos a lo largo de la carrera, me permitió aprender y adaptarme rápidamente. Es cierto que, sea cual sea el trabajo que empieces vas a estar perdido un par de meses. Pero siento que la Facultad me dio una base sólida para aprender cualquier cosa que me proponga o necesite para mi desarrollo profesional", enfatiza Santiago Andreu.
En esas geografías, donde las lluvias se reparten principalmente en primavera, finales de verano y otoño, vive el día a día, sin planificar demasiado. "No tengo muchas proyecciones. Hago lo mejor que puedo con el tiempo que tengo. Pienso que en un futuro me iré a otro país para tener ese choque cultural que, espero, sea enriquecedor tanto en lo personal como en lo profesional" analiza el joven olavarriense.
No le pesa estar lejos de la cuna aunque regresó en dos oportunidades a la Argentina, a visitar a su familia. "Creo que hay etapas en la vida y hay que disfrutarlas. Yo tomé la decisión de irme y estoy muy conforme con eso. No me he planteado volver hasta ahora, pero quién sabe lo que pensaré en un futuro", apunta sin cerrarse a ninguna opción.
Allí conoció a Sara, con quien comparte este presente, sus sueños y expectativas. "Mucha gente piensa en ser feliz, pero yo veo la felicidad como algo más instantáneo, mientras que la tranquilidad la mantengo en el tiempo y eso implica pensar en mi bienestar, tanto físico como mental. O en el bienestar de mi familia. Tener comida, un techo, solvencia económica y disfrutar sin que nada altere mi paz", explica Andreu.
Un pueblito como acá
A raíz de su trabajo se instaló en Cataluña, una comunidad autónoma donde está Barcelona. "Es una zona montañosa pero que da al mar Mediterráneo, por lo que hay una buena variedad de espacios naturales, para la poca extensión que tiene y la gente en España es parecida a la de Argentina, realmente no encontrarías muchas diferencias", cuenta el joven que partió con la valija repleta de ilusiones.
Lo más distintivo que encuentra es que "cada uno es muy de su tierra, los catalanes muy catalanes, los andaluces muy andaluces y los vascos re vascos, que por ahí en Argentina no se nota tanto orgullo por haber nacido acá o allá".
Torredembarra está cerca de Tarragona. Es un pueblo de "playa, turístico en verano, pero re tranquilo el resto del año. Su gente es muy de pueblo, de saludar por la calle y ayudarse entre vecinos, parecido a lo que te encontrarías en un pueblito de Argentina", plantea sin dejar de conectar.
Por eso sus ojos están puestos en Alemania, un país que siempre le llamó la atención. "Trabajo a diario con ellos y, por supuesto, todas las empresas del grupo Volkswagen están influenciadas o marcadas por su cultura laboral", argumenta, con marcado interés. En realidad, le atraen todos los países del norte de Europa porque "tienen diferencias notables con nosotros pese a que son parte de la cultura occidental".
Mientras tanto, disfruta de mariscos y pescados, platos que jamás se le había cruzado probar. Hizo amistades, principalmente en el trabajo y la vida social le resulta fácil aunque se define como un ser solitario.
Más allá de los límites
En el trabajo es analítico, organizado y perfeccionista. "En general recibo buen feedback de toda la gente con la que llego a trabajar, sean de mi empresa, del cliente o de otros, involucrados en los proyectos pero pertenecientes a otras empresas", reconoce.
En su cabeza la prioridad es obtener resultados de "la forma más eficiente posible" sobre todo porque se desenvuelve en un ambiente "afectado por muchos factores, donde hay mucho cambio y por momentos se nota la presión, en especial cuando el posible impacto económico de los problemas se incrementa".
De todos modos, disfruta de lo que hace porque "sé que lo hago bien y estoy constantemente aprendiendo y creciendo, llevando mi trabajo más allá de mis límites actuales", con el sello de la FIO más allá de toda frontera.
Con información de la Facultad de Ingeniería de la Unicen