El cítrico aporta un gran cantidad de vitamina C y es la fruta ideal para fortalecer el sistema inmunológico y combatir la deficiencia nutricional. Cuáles son sus beneficios y por qué son más importantes que las naranjas.
El invierno trae consigo la difícil tarea de soportar una gran cantidad de días con bajas temperaturas. El frío invita a que muchas personas, en especial niños y ancianos, se encuentren expuestas a sufrir resfríos o enfermedades vinculadas a afecciones de las vías respiratorias.
Por ese motivo, mejorar la alimentación e incorporar algunos productos a la dieta puede ser fundamental para la protección del sistema inmunológico. De tal modo, para los nutricionistas es fundamental el consumo de alimentos ricos en vitamina C, como los cítricos.
Por su delicioso sabor, practicidad y fácil consumo, las mandarinas encuentran en su cáscara y en la película delgada rica en fibra que recubre al fruto las propiedades nutricionales necesarias durante la temporada más fría del año.
La reconocida nutricionista Sara Abu-Sabbah indicó que "el resfrío puede aparecer, en cualquier etapa de la vida, si el sistema de defensas no fue capaz de combatir alguno de los más de 200 tipos de virus que pueden causar el problema. Este proceso genera malestar y puede perturbar el desempeño laboral del adulto o el rendimiento del niño en la escuela".
La autora de Pregúntame sobre nutrición infantil aseguró que "la mandarina es una fruta fundamental para conservar una buena salud y prevenir enfermedades relacionadas con procesos gripales o con virus comunes. Su poder antioxidante también actúa previniendo de enfermedades del tipo degenerativo".
"Cubrir las necesidades de vitamina C es parte de un proceso fácil y rico. La cantidad de este suplemento en esta pequeña fruta puede variar por el tamaño o peso de la misma. El de una mandarina oscila entre los 50 y 100 gramos y su bajo aporte de calorías permite consumirlas en varias ocasiones durante el día", explicó a Infobae Denise Ferrero (MN 8428).
¿Por qué incorporar la mandarina?
"El consumo frecuente de esta fruta en el desayuno, como parte de la vianda de los niños, snack en la oficina o merienda en la tarde puede contribuir con la prevención y menor duración del proceso de resfrío común. Además, evita que las personas caigan en una deficiencia nutricional y -consecuentemente- en problemas de salud", dijo la nutricionista.
La mandarina tiene muy baja concentración de azúcares. Su alto contenido en agua supera el del resto de los cítricos y solo posee un aporte calórico del 49% (el de la naranja es del 61%).
"Consumir dos o tres mandarinas diarias cubrirá las necesidades de vitamina C en el organismo. Es muy importante para embarazadas, fumadores, lactantes y diabéticos. Además, al ser antioxidante, previene enfermedades degenerativas", advirtió Ferrero.
Su pulpa contiene vitamina B, ácido cítrico, azúcar reductora y caroteno, que le confieren propiedades broncodilatadoras y antiinflamatorias. También ayuda a la digestión, por lo que es adecuada para el tratamiento de úlceras e infecciones estomacales. (Infobae)
Los 9 beneficios de la mandarina, la fruta con gran aporte de vitamina C
Una de las principales propiedades de la mandarina es la vitamina C que aporta grandes beneficios para la salud. Al tratarse de la fruta de temporada, es ideal para su consumo diario para aportar resistencia al organismo.
Uno de los cítricos predilectos durante la temporada de otoño invierno, es la mandarina. Sus propiedades suelen generar grandes beneficios al cuerpo y la salud, de manera que los especialistas destacaron las características de la fruta que es rica en Vitamina C.
Desde su aroma con acidez ligera y azúcares simples, la mandarina se convierte en una de las frutas con importantes características para el organismo. Por eso, los nutricionistas recomiendan su consumo diario con una dieta equilibrada, salvo, en aquellas personas con problemas gastrointestinales o enfermedades renales.
Los 9 beneficios de la mandarina son:
- Vitamínico. Gran fuente de vitamina C y minerales.
- Antioxidante. Previene el daño causado por radicales libres debido a que protege contra infecciones y varios tipos de cáncer.
- Antiage. Los antioxidantes de la mandarina también permiten retrasar el envejecimiento de las células y combatir la oxidación.
- Preventivo. La mandarina y sus nutrientes previenen las enfermedades degenerativas.
- Hipertensión. Dado que absorbe las grasas en el organismo, es favorable para mejorar los problemas de hipertensión.
- Contra colesterol. La cáscara de la mandarina permite reducir el colesterol de la sangre, ya que posee compuestos llamados flavonas polimetoxilatados en mayor cantidad que el jugo de la fruta.
- Metabolismo. Dado que contiene pectina, una fibra soluble que reduce de 40 a 32 por ciento los niveles de colesterol malo en sangre, es que la mandarina ayuda a metabolizar mejor las grasas y triglicéridos.
- Contra la arterosclerosis. En la corteza blanca de las mandarinas se concentran altas dosis de nobiletina, un flavonoide que ayuda a combatir la arterosclerosis.
- Reduce riesgos de cáncer de hígado. Debido a la carotenoides, la mandarina es rica en vitamina A y eso permite reducir el riesgo de cáncer en el hígado. Además, su jugo es recomendable para personas con hepatitis C por su alto contenido en criptoxantina beta.
Regiones productivas en Argentina
En la Argentina, la producción se centra en el Noroeste, en la zona de la Mesopotamia y en el noroeste de la provincia de Buenos Aires. Dentro de la fruticultura nacional, los cítricos ocupan el primer lugar en volumen de producción.
La actividad citrícola de la Argentina se desarrolla principalmente en regiones bien definidas:
- Región NEA, comprende la Región Mesopotámica que abarca las provincias de Entre Ríos, Corrientes, Misiones.
- Región NOA, integrada por las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán y Catamarca.
- Nordeste de la provincia de Buenos Aires, en los partidos de San Pedro, Baradero, San Nicolás, Zárate y Ramallo.
- Región Norte, abarca zonas puntuales de las provincias de Formosa y Chaco.
Origen y evolución de las mandarinas
La mandarina probablemente fue cultivada en China desde hace varios miles de años, y la primera referencia a esta fruta se remonta al siglo 12 AC. De su región de origen, la mandarina se propagó en la mayor parte del sudeste de Asia, y en otras partes de la India. Por el siglo X la mandarina se cultiva extensamente en las prefecturas del sur de Japón.
El origen de la Unshiu Mikan o Satsuma se remonta a principios del siglo XV. Hasta hace poco se creía que se originaron a partir de la mandarina Chieh Tsao (o Tsochu), pero ahora se considera como una variante de Bendiguanchu, otra mandarina local de Wenzhou, provincia de Zhejiang ( China), probablemente 1.000 años antes. (Unshiu es una mutación japonesa de la Wenzhou.)
Pasaron más de 400 años antes de que la distribución de mandarina a nivel mundial se iniciase cuando dos variedades de mandarinas de Guangzhow (Cantón) fueron importadas a Inglaterra por Sir Abraham Hume en 1805. A partir de esta introducción se enviaron árboles a Malta, a continuación, se cree que la mandarina mediterránea evolucionó bajo cultivo en Italia poco después.
Desde fueron Europa, la mandarina fue traída a América hacia el 1500; se cree que fue el colonizador Bernal Díaz del Castillo quien introdujo la mandarina a tierras mexicanas en 1518 a través de Tonalá, Veracruz, y luego se expandieron por todo el continente.