Los recuerdos de un jubilado electromecánico

Juan Carlos Viera, con una variada trayectoria laboral, contó su vida.

Juan Carlos Viera es jubilado mecánico, aunque con una larga y variada trayectoria laboral que se inició desde muy pibe, en el campo, donde nació (entre Las Martinetas y Rocha, justo en el límite entre General La Madrid y Olavarría) hace 73 años.

"La gente de mi edad comenzó a trabajar desde muy joven. Empecé con algunas tareas rurales, porque nací y me crié en la zona de General La Madrid. Mi padre (Juan) era el encargado de una estancia así que desde chico le ayudaba, pero luego él falleció y ya no podíamos seguir allí por lo que con mi mamá (Elsa Urrutia, fallecida en 2022) y mis tres hermanos (Luis Alberto, jubilado, radicado en Río Grande; Jorge, que vive acá, y Celia, casada con Daniel "Masita" Masson) nos vinimos para Olavarría" comenzó contando Juan Carlos.

"Llegamos y una de las primeras tareas fue en fumigación, pero fue un corto tiempo. Y enseguida empecé a trabajar en la antiquísima rectificadora Pron y Rojas, sobre la avenida Colón al 3500. Después pasé a un taller en el barrio San Vicente, hoy casi céntrico, que estaba en Pueyrredón casi 25 de Mayo, donde arreglábamos Siam Di Tella y Studebacker. Ahí fueron dos años. Y posteriormente pasé a una agencia, ya desaparecida, que se llamaba Roig, frente a la Escuela Normal, que tenía entradas y salidas por las cuatro calles de la manzana, se vendían autos Chevrolet" siguió contando Viera.

"Pero me tocó el servicio militar, que lo hice en Olavarría. Pero previamente entré a una empresa constructora española que estaba haciendo el dique de Cabildo, para la toma de agua en Bahía Blanca. Y estando ahí, a los seis meses me llamaron para la colimba. Y en el fin del proceso militar comencé a trabajar en una agencia, ya desaparecida también, que estaba en la avenida Colón, pasando Racing, que se llamaba Lauquen. Entonces ahí empecé a tomar contacto con la actividad gremial, y cuando dejo esa agencia entré a un taller mecánico en Moya y Del Valle, por lo que ahí fui elegido delegado y me integré a la conducción de SMATA, donde estuve alrededor de siete años. Y en ese taller trabajé durante 36 años hasta que me jubilé", siguió diciendo el jubilado especializado en electromecánica.

"Los últimos quince años compartí el trabajo con los compañeros mineros, porque mi patrón me envió a las cementeras porque tenía un convenio para arreglar todos los móviles centro de esas empresas, por lo que allí tuve contacto con la gente de AOMA" agregó Juan Carlos, para señalar que "en Industrial estudié sólo un año, antes de fallecer mi padre, y después me fui haciendo solo, con la práctica, pero también muchos de los patrones me fueron capacitando. Por suerte me tocaron patrones que lograron transmitirme sus experiencias y yo fui incorporando esos conocimientos, pero fui leyendo y estudiando por mi cuenta, más allá de algún curso de capacitación que me ayudó muchísimo. Pero con la práctica incorporé muchos conocimientos, sin dudas, ya que en aquellos tiempos no había tanta formación".

Hoy, jubilado, disfruta de la vida y de la familia en su casa del barrio CECO l. Con su esposa Mirta Ullman, con sus hijos Ezequiel (45, docente en una escuela técnica en Ensenada) y Laureano (44, director en la Unidad 16 del Servicio Penitenciario Bonaerense en Junín), y de sus tres nietas –hijas de Laureano-, Luisiana, Maitena y Catalina. Y de todos los recuerdos que tuvo en esa vida que lo llevó de acá para allá en distintos trabajos, pero que le sirvió para ser un excelente electromecánico, con anécdotas y recuerdos que lo mantienen activo y feliz.

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