Desde hace 30 años un grupo de amigos creó una agrupación que llamaron la Fortín Stone. Nació para compartir su pasión futbolera por el club albiazul del que han sido parte siempre desde adentro, ya sea jugando en las divisiones inferiores, yendo a la pileta en las temporadas de verano o bien alentando desde las tribunas de la entidad de la Avenida Urquiza.
Un grupo de amigos que creció en la barriada fortinera y terminó uniendo su pasión futbolera con la vocación solidaria, agrupados bajo la denominación de la Fortin Stone, celebró ayer 30 años de comunión afectiva con un almuerzo que compartieron con sus familias en la confitería de su glorioso Club Social y Deportivo El Fortín, con sorteos de camisetas, pantalones cortos y otros premios, además de una torta alusiva, previo al encuentro que poco más tarde disputó el equipo fortinense ante Embajadores.
Mauricio "Ruso" Ervitti, uno de los integrantes del grupo de amigos y referente de la Fortin Stone, contó que "más que una agrupación es una amistad. Somos amigos que nos conocimos en el club, hicimos natación, las inferiores; seguimos al club apoyando, dándole una mano cocinando para cuando jugaban los partidos. Por ejemplo la última fue vez fue la final El Fortín - Ferro, cocinamos 800 chorizos, todo colaborando para el club sin ningún beneficio personal".
Y define la relación del grupo como "una amistad que es rara, porque no se encuentra en otra gente. O sea, nosotros somos amigos y y también paramos en el tablón. Somos muy futboleros todos".
"Ya somos todos grandes, con nuestra vida hecha", acotó Ervitti, y agrega que "nos seguimos viendo una vez por semana o dos, pero nos seguimos viendo siempre", razón por la cual decidieron "festejar el aniversario de este grupo hermoso de amigos más que agrupación, que lo llamamos hace 30 años la Fortín Stone" comentaron, para resaltar que los fundadores hace tres décadas de este grupo fueron Mauricio Ervitti, Chino Messineo, Maca Ferreyra, Carlos Toranza, Daniel Bricka y Ricardo Cañete.
Para el festejo les facilitaron la confitería del club y por ello Ervitti explica que "les agradecemos a los dirigentes actuales porque se portaron re bien, nunca dudaron, nunca titubearon. Hablamos con Leandro Lanceta".
Como celebración organizaron "un asado con chorizos, carne, ensaladas varias, entradas, helado y la torta de nuestro cumple número 30. Todo lo hicimos en familia y que sea íntimo, lo decidimos hacer en familia", para lo cual se juntaron "unas 50 personas entre chicos, mujeres y hombres".
"Todo lo que se hace es a pulmón y con ganas. Hay gente que nos donó cosas, con una tarjeta que tuvo un valor de 2.000 pesos, que en estos tiempos difíciles la podíamos pagar todos. La señora de alguno de los integrantes hizo la torta, el otro el cotillón; nos dividimos para armar esa fiesta que nos merecíamos. Somos un grupo de amigos de toda la vida y esto emociona porque no suele pasar a menudo", afirmaron.
Pero más allá del merecido ferstejo, surge también en la charla otra actividad que desde la Fortin Stone han venido desarrollando a través de los años: "La idea surgió porque vi que había empezado a hacer una olla solidaria la gente de Camioneros, la tiré en un grupo que tenemos de la Fortín Stone y enseguida los chicos se engancharon", comenta Ervitti sobre la movida solidaria que realizaron en pandemia para acercar un plato de comida a aquellas personas del barrio que lo necesitaban.
"Empezamos a juntar donaciones, primero y principal le pedimos permiso al club", revela, y cuenta que los dirigentes les dieron "la llave de la confitería, que la manejamos nosotros durante esta pandemia mientras estuvimos haciendo esta red solidaria. Y bueno, hicimos la primer olla y la verdad es que salió todo bien, porque era un emprendimiento que estábamos haciendo para los que menos tienen y no sabíamos cómo iba a salir".
En principio, "nos repartimos en auto para llevar el plato de comida a cada persona que lo necesitaba. Mi cuñada, como es maestra y directora de una escuela, me consiguió mucha gente humilde que necesitaba y ahí hicimos todo un listado. Nos repartimos y repartimos todas las viandas por la ciudad. Y a raíz de la primera olla que hicimos empezamos a ultimar detalles y terminamos comprando las bandejitas para llevar la comida con un film, calentita".
"Los menú fueron variando, para no cansar a la gente. Primero hicimos un guiso de arroz, después hicimos un guiso de fideos, después estofado de pollo, pollo a la mantera con puré y fuimos rotando para no cansar a la gente con el mismo menú siempre", detalló uno de los miembros de este grupo solidario.
Y, en ese sentido, remarcó que "mucha gente nos donó, mucha gente muy solidaria. Para el Día del Niño nos donaron muchos juguetes y golosinas, sorteamos una bici también que la mandamos a restaurar, se la ganó un nene que está viviendo en un colectivo. A cada uno que le llevábamos la vianda le dábamos un numerito y después hicimos el sorteo. Hubo payasos, se disfrazaron dos amigos míos para ir a entregar los regalos. Eso es más o menos lo que hicimos en esta olla solidaria".
Esta iniciativa llegó a "unas 150 personas, con viandas, desde que arrancamos hasta que tuvimos que parar, porque hubo un brote grande en Olavarría", por lo que aquí también mostraron otro aspecto solidario de esta excelente iniciativa que cobró vida hace treinta años.
Hoy, la última actividad solidaria se vinculó con un evento que se desarrolló este mes: "Todo lo que hacemos lo hacemos a pulmón y con ganas. Después de la pandemia, apadrinamos a un escuela rural y para el Aplauso al Asador les cocinamos. Estuvo uno de nuestros integrantes, Germán Messineo, en el stand cocinando para que la cooperadora de la escuelita tuviera su rédito a nivel económico".