El artista olavarriense sigue difundiendo su particular instrumento a nivel global en "La Gira Silenciosa".
Por Hernani Natale / Télam
En los primeros años de la década del `90, Guillermo Cides llamó la atención en el ambiente musical cuando comenzó a presentarse como artista solista de stick, toda una novedad a nivel mundial que, a pesar de haber sido difundida por este artista a nivel global a lo largo de los años, "sigue siendo una aventura arriesgada", según sus propias palabras.
Así pareciera confirmarlo la extrañeza que aún causa a nivel masivo este particular instrumento, pero que sin embargo cuenta con una gran comunidad de seguidores, alimentada en gran parte por la incansable labor del propio Cides, lo cual le permite, por caso, encarar una gira por 30 localidades de todo el país, como la que puso en marcha este jueves 3 de noviembre en San Nicolás y se extenderá hasta el 19 de diciembre, cuando culmine en Olavarría.
"La Gira Silenciosa" - como eligió llamarla- supone un regreso de Cides al país tras la pandemia, debido a que reside desde hace muchos años en España, y fue armada artesanalmente a través de la sinergia creada con una red de seguidores, quienes fueron proponiendo lugares y acercando voluntades para concretar los conciertos. Una modalidad que este artista viene experimentando por largo tiempo.
"`La Gira Silenciosa? está siempre propuesta por la propia gente desde hace años. Propongo que la gente misma empiece una especie de publicación interna y recibo contactos de amigos, promotores, salas, secretarios de cultura. Todo con ayuda de la propia gente, la mayoría particulares, pero es el mismo interés de las personas la que genera los conciertos. Luego, nosotros contactamos, coordinamos, mandamos propuestas y así se va armando", contó Cides a Télam.
"Principalmente, por todo esto es que se llama así - amplió-. No es una gira al uso promocional, a través de una empresa, sino que en silencio crece. Es un camino alternativo, paralelo, por eso `Gira Silenciosa?. Además el doble sentido porque es silenciosa pero hace ruido. O sea, no tan silenciosa en el fondo".
Ese "ruido" es lo que hace que el stickista tenga agendados para esta ocasión conciertos en Córdoba, Santa Fe, Chaco, Corrientes, y ciudades y localidades bonaerenses como Mar del Plata, La Plata, Ramallo, Junín, Olavarría, Azul, San Nicolás, Las Flores, Pehuajó, Trenque Lauquen, Ayacucho, Tandil, Bolívar, Saladillo y Lamadrid. El turno de la Ciudad de Buenos Aires será el 6 de diciembre, en Café Berlín, del barrio de Villa Devoto.
Se tratará de conciertos solistas en los que repasará su repertorio, con distintos invitados en cada fecha, entre los que aparecen su colega Gustavo Menéndez, la Orquesta Sinfónica de Olavarría, Bruno Arias, Lolo Micucci, y músicos oriundos de cada lugar, en todos los casos.
Pero a pesar de la intensa agenda, tal como se mencionó antes, el stick, un instrumento creado por Emmett Chapman en los años 60, sigue siendo una extrañeza para el gran público y pareciera haber quedado atrapado a nivel popular a su inclusión en distintas formaciones del grupo británico King Crimson.
- ¿Supongo que cuando elegiste el stick como tu instrumento sabías que este era un poco el destino?
- El stick fue desde el primer día una aventura arriesgada. En los años 90, sin internet, cuando iba a dar un concierto de stick la pregunta habitual era: "¿Un concierto de qué?". Era y sigue siendo una aventura y un riesgo. Pero mi conclusión, luego de 25 años de tocar, es que creo que la gente simpatiza con los músicos valientes. Un tipo solo en el escenario dando un concierto con un stick genera una especie de simpatía, como un Quijote con un instrumento.
- ¿Cómo hacés para que la extrañeza por el instrumento no acapare la atención del público por sobre la música que suena?
- Yo he tratado siempre de trascender la novedad del instrumento y siempre me basé en el intento de transmitir una emoción a través de un instrumento nuevo. Si eso se logra en algún punto, la gente repite una segunda vez y ya deja de ser por la novedad del instrumento, que ya dejó de serlo, sino por el músico que está tratando de decir algo. MI objetivo siempre ha sido tratar de traspasar el esnobismo del instrumento o el tecnicismo de lo que implica la novedad.
- ¿Creés que encontró su lugar el stick?
- Cuando se explica el stick se dice que es una guitarra extendida, un bajo con guitarra, un piano de cuerdas y un montón más de alternativas. Para mí el stick es el stick, un instrumento nuevo que comparte escenario con todos los otros instrumentos. No lo tenemos tan arraigado como concepto pero generalmente es un instrumento que tiene esa ubicación comodín por decirlo de alguna manera. Tiene su propio lugar pero no ha sido descubierto del todo.
- Al actuar como comodín, ¿no queda precisamente subordinado a otros instrumentos?
- Lo que pasa es que fue creado como un instrumento solista. Yo he sido fiel a ese concepto y, de hecho, cuando me escuchó su inventor, Emmet Chapman, me dijo algo muy bonito, que yo había hecho realidad el sonido que tenía en mente cuando diseñó el instrumento. Eso no quiere decir que no pueda tocar con otros músicos, pero es una pequeña orquesta en sí mismo. Es un bajo, con una guitarra, que se toca con el concepto de un piano y se percute. Agrupa todo eso en uno solo, no existe otro instrumento así.
- ¿Por qué creés que no se ha popularizado tanto entonces?
- Estoy en desacuerdo. Es mucho más que un invento curioso. Hay toda una comunidad de stickistas por todo el mundo con músicas muy diversas. El stick tiene muy poco tiempo de existencia en comparación con otros instrumentos y no existía como concepto antes de su invención. A la guitarra eléctrica le precedió la guitarra clásica, por ejemplo. Acá hay un concepto nuevo, no es solo un aparato técnico. Que algo tan nuevo haya logrado tener esa comunidad lo considero un éxito de difusión y me siento responsable de eso.