La costumbre de comer un chorizo entre dos panes, parece contar con un origen totalmente rural, aunque no está completamente confirmada su fecha de nacimiento. En realidad, fueron los gauchos los primeros en comer choripanes, al acostumbrar ingerir sólo con su facón y, en ocasiones, un pedazo de pan o galleta. Por lo que los especialistas coinciden en que el choripán nació en el campo y luego se desarrolló con éxito en la ciudad.
¿Cómo tiene que ser el choripán ideal? Según los especialistas, para que un choripán sea perfecto debe reunir las siguientes condiciones:
#1. Para que sea de buena calidad, en el momento de su cocción, no tiene que exudar grasa de manera indiscriminada. El goteo tiene que ser lento.
#2. El buen chorizo no tiene que ser muy gordo, porque si no dificulta encontrar el punto adecuado de cocción.
#3. El sabor debe ser homogéneo: ni muy picante o salado en un extremo ni en el otro.
#4. Cuando se corta el chorizo, éste no debe deshacerse, sino que tiene que mantenerse entero.
#5. Cuando está crudo, el color de su interior debe ser de un rosado tenue, intercalado con trozos de grasa de color blanco.
#6. En general, es preferible que los chorizos sean 100% de cerdo, y no de mezcla con carne de res, pero esto es cuestión de gustos.
#7. El punto de cocción del choripán ideal tiene que ser intermedio, ni arrebatado, ni crudo.
#8. El pan ideal es el pan francés, que tiene una costra gruesa (debe ser fresco, del día), porque la combinación de texturas entre la terneza del embutido y el crocante del pan es la ideal.