ENTREVISTA Hace 56 años que está dentro de los cuarteles, primero en Alvear, y luego en nuestra ciudad. Es Ayudante Mayor de la reserva y tiene la particularidad de que hay cinco generaciones de su familia dentro de la institución.
Luis Natalle es Ayudante Mayor de la reserva de bomberos voluntarios de Olavarría. Oriundo de Alvear, lleva más de 56 años dentro de la agrupación, un año en su ciudad natal, y el resto en nuestra ciudad.
Una de las particularidades de Luis, es que dentro del cuartel, se encuentran 5 generaciones de su familia, entre ellos, hijos, nietos, sobrinos y hermanos comparten su pasión. "Ellos se criaron entre bomberos" recuerda al hablar de su legado.
¿Cuándo comenzó tu carrera como bombero voluntario?
Me incorporé cuando el cuartel estaba en la calle 25 de Mayo. Vine de Alvear con un año de servicio, era bombero allá. Siempre tuve la vocación, desde chico. Estaba Vargas de Jefe del cuartel cuando llegué.
Una vez hubo un accidente en Alvear en la casa de un vecino, yo fui el primero en llegar a asistirlo sin ser bombero y eso me incentivó a inscribirme. En abril de 1966 entré al cuartel de Alvear. También quise ser cura, pero mi padre no me dejó. En mi pueblo me conocen todos como Monseñor Natalle.
Sos uno de los pocos bomberos sinó el único en tener a 5 generaciones de su familia en la institución. ¿Qué representa para vos esto?
Si, a todos. Yo a mis hijos cuando eran chicos, les enseñé a apagar incendios. En mi casa les prendía fuego una goma de auto y se las hacia apagar. Entonces, ellos tomaron de eso una vocación. Además de que siempre me escucharon hablar muy bien de ese lugar y de la gente que está acá. Ellos se criaron entre bomberos.
Entro mi hijo Guillermo, luego mi hija Paola, y ahora mis cuatro nietos y un sobrino. También estuvo mi hermano Mario sirviendo junto a mí. Es un verdadero orgullo para mí compartir la pasión y cariño por bomberos con mi familia.
¿Notas alguna diferencia entre la formación de tus hijos y nietos con tu formación y la de Mario?
Es muy diferente. Antes la formación que teníamos era la práctica diaria. Ahora los chicos estudian mucho y se capacitan para estar preparados para lo que sea.
Yo tuve muchos comandantes: Vargas, Hoyos, Scavuzzo, Pinegas, Piri y ahora Ferreira. De todos aprendí un poco. A Raúl lo vi iniciarse como cadete. Es lindo ver su trayectoria y como han ido evolucionando.
¿Qué recuerdos tenés de tu servicio en el cuerpo activo?
Yo venía de Sierras Bayas para acá. Tenía una Zanella y venia en esa moto a los servicios, o a veces en un Chevrolet 400. En una oportunidad hubo un accidente muy grande en la entrada de Loma Negra. En ese momento, cuando escuchaba por el handie que había que presentarse en el cuartel para una salida, venia hecho un loco con tal de llegar, a 150km/h más o menos.
Esa vez llegué al mismo tiempo que mis compañeros olavarrienses. Me acuerdo de encontrarme a Chachi Novoa en la entrada del cuartel, me pregunto si andaba en Olavarría y le dije que recién llegaba. No me quería creer. Después de eso, decidieron sacarme el handie porque decían que me podía matar si seguía manejando así para llegar a los servicios.
¿Cómo era trabajar con tu hermano en el cuartel?
Mario -su hermano- era igual de apasionado que yo por bomberos. Mi hermano escuchaba la sirena de las autobombas y salía corriendo para sumarse al servicio en el cruce de Sierras Bayas.
Recuerdo una salida que tuvimos juntos, cuando se prendió fuego la estación de servicio acá en el centro. A mí me toco estar a cargo de la dotación y mi hermano Mario estaba como lancero.
Se metió adentro a apagar el incendio, y yo vi como se doblaba la columna del techo. No sé de dónde tomé fuerzas, pero lo saqué a la rastra de ahí adentro. Al segundo se cayó el techo justo donde él estaba. Mi hermano se enojó conmigo porque lo había sacado, y yo mientras le gritaba "se te iba a caer el techo encima".