Cacho Ferná[email protected]

El escape del "poder real", el albertismo, la luchagremial, Wesner, y la interna de Juntos

ESCENARIO POLÍTICO El "poder real" y el político. ¿Quien define?. La concepción K y la peronista. Alberto F. se cansó y se descargó en IDEA. El albertismo podría desembarcar en Olavarría. ¿Gremios involucrados?. Wesner se reunió con Kicillof como un aspirante a intendente. ¿Y Aguilera?. La puja por la CEO. Los radicales, entre la unidad y las urnas.

Al oficialismo le encanta diferenciar entre "poder real" y el supuestamente "formal" o político-institucional. La división pertenece a un modo de ver la sociedad y la historia dentro del paradigma de Karl Marx quien sostenía que el factor determinante en una estructura socio-política era la economía o la materialidad y el determinado era lo simbólico o lo político-ideológico. Lo que sería negar el poder que le confiere a un gobierno el voto popular.

El kirchnerismo pone al descubierto una concepción inversa a la del peronismo para el que el poder descansa en gran medidsa en la política la que determina los hechos económicos y no al revés. 

Alguien dijo, ante la suba de precios, que ellos no habían votado a los que subían los precios, queriendo significar que la responsabilidad central de la inflación y la del aumento de las cosas la tenían, por ejemplo, los super o los hipermercados. Para esta persona la política no tendría nada que ver. Perón sostenía lo opuesto, pero el relato K pudo más que el creador del peronismo.

Volvamos a esta relación entre la economía y la política. El esquema de Marx, en el que la base económica (la materialidad) define la política y la ideología (el mundo ideal o simbólico) fue revisado con éxito por el filósofo francés Luis Althusser cuando elaboró la tesis de la doble materialidad o una determinación recíproca entre economía y política. El filósofo francés sostenía que lo político y lo estatal puede ser un factor tan determinante de los hechos como lo es la economía, y no se sabe si no lo es aún más.

De nuevo, para el neomarxista francés tan pronto puede determinar los hechos la base o el poder económico como tan pronto, la política puede definir los sucesos económicos. Más o menos así lo interpretó Perón cuando creyó en el poder determinante de la política en los hechos de índole económica, dándole la jerarquía de "poder real" a lo político institucional o al gobierno elegido por voto popular.

Entonces, o el kirchnerismo no entendió la esencia peronista y su concepción entre la política y el poder económico, o el oficialismo utiliza esta hipótesis de Marx del famoso "poder real" como una excusa para justificar sus errores no forzados. Es una manera de tirar la pelota a la tribuna y justificar su ineptitud política. Entonces, ¿para qué vota la gente? ¿Es que la voluntad popular no puede cambiar nada?. El esquema kirchnerista del "poder real", culpando a un oculto poder económico como el hacedor de todos los hechos sociales y políticos es absolutamente desalentador. Y con ese escepticismo no se puede ir a ningún lado ni tampoco prometer cambios. Una frase tan política como humana del Mayo francés fue "queremos promesas, no realidades", invitando a sepultar la resignación y a soñar con lo imposible pero necesario.

Entonces la teoría kirchnerista del famoso "poder real" no solo es obsoleta y caduca, sino también conservadora y paralizante.

La sola experiencia histórica desmiente la hipótesis del kirchnerismo. Para muestra solo basta un botón. En la Edad Media, la burguesía mercantil de la ciudades tenía todo el poder, sin embargo buscaba tener la facultad de fijar las reglas de juego porque, acertadamente, suponía que allí radicaba el poder. Esa concepción trajo consigo las luchas contra el absoutismo monárquico y más tarde, la Revolución Francesa. 

Por lo tanto, el argumento del "poder real" no es otra cosa que una excusa ante la incapacidad o la inacción del gobierno para resolver los problemas de la realidad argentina.

¿Dónde está el candidato?

Así como Alberto Fernández se animó a patear un poco el tablero y designó de manera inconsulta tres ministras suyas, en Olavarría existe un grupo de peronistas que está dispuesto a ir armando el "albertismo". Es posible que estos militantes estaban esperando un gesto del Presidente y la designación de las tres ministras más el hecho de devolverlo a Juan Zabaleta a Hurlingham para que recupere el poder del distrito y desaloje al camporista que lo estaba reemplazando para animarse a formar algo con que oponerle al camporismo local. 

Junto a estos peronistas que vienen del sector político, se ha comenzado a armar un Frente Sindical que piensa competirle a otra corriente, la cristinista, generada desde la Casa del Trabajador que le responde a La Cámpora. La alternativa ya comenzó a caminar en dirección de Alberto para respaldarlo en su intento de ir por la reelección. Se sabe que Cristina no está dispuesta a apoyarlo y lo estaría prefiriendo a Wado de Pedro o a tragarse el sapo de Sergio Massa, alguein a quien ella no lo puede digerir luego de haber perdido en las elecciones de 2013. No se debe olvidar que si Cristina no fue vitalicia en la presidencia fue gracias al tigrense que se le animó a voltearle su proyecto de perpetuidad. Una manera de despreciar el voto popular fue no haberlo invitado al Presidente a ninguno de los cuatro actos por el Día de la Lealtad, Y no por lo institucional sino porque Alberto, guste o no, fue elegido dentro de una fórmula peronista. Es decir, lo ningunearon olimpicamente.

Por ahí esto se explica a partir de lo dicho por Alberto F. en el Coloquio de IDEA en donde se jactó de haber sido el único en afrontar la deuda con el FMI. Fue un mensaje para los empresarios pero por sobre todo para la interna y la concepción clasista del kirchnerismo que lo combate. La respuesta sindical moyanista fue la de excluirlo de la fiesta peronista. El resto de la CGT, "los gordos", decidieron romper con el camionero, alejarse de los Kirchner y acercarse al Presidente. Entonces, nace un nuevo escenario en el FDT.

¿Nace el albertismo?

Pero, como las cosas cambian por saturación, el Presidente decidió pararse de manos frente de facto de Cristina y el el kirchnerismo duro. Lo envio a "Juanchi" Zabaleta a Hurlingham para que le organice a los intendenertes, nombró por su cuenta tres mnistras de su preferencia y puso en marcha el denominado "albertismo" para encauzar sus ansias de reelección. 

Aquí, en Olavarría, el presunto gremialismo inclinado al albertismo en gestación y enfrentado con La Cámpora y la Casa del Trabajador, sería acompañado en lo político por dirigentes que vienen del eseverrismo y de partidos menores del Frente de Todos que no habrían podido hallar un lugar protagónico en el espacio. "El camporismo no nos dio el lugar que hubiésemos querido y nosotros no queresmos ser solo cuatro de copas", dijo uno de ellos. Otros tuvieron la intención de armar esta corriente ni bien asumió Alberto pero la pandemia, la indecisión presidencial de buscar su independencia de Cristina, los condujo al silencio o a una participación secundaria.

El sindicalismo también se divide como la política y no se debe descartar a este factor como variable de división en una pelea por la conducción de la regional de la CGT o se quedarán ambas facciones con la que más le guste, si será la moyanista o la albertista. 

En el sindicalismo peronista están por un lado los gremios que responden a Valicenti y a La Cámpora, y en la vereda de enfrente se van alineando los que se ubican en contra o no tuvieron la participación que deseaban. En general, y como en la política y en la vida, cada uno se va con quienes los contienen o le dan ese protagonismo que les refuerza la autoestima.

Wesner y Kicillof

Pero todos ellos disputan dentro -y no fuera- del Frente de Todos. La disputa más áspera es hoy por hoy la de la candidatura para intendente. El diputado César Valicenti ya habría mostrado sus preferencias por el actual titular de la Ansés, quien twiteó junto a una foto con el Goberndor que se había juntado con el Gobernador Kicillof "para dialogar sobre Olavarría y transmitirle la necesidad de gestionar y concretar diferentes obras y proyectos para el municipio, pensando siempre en el beneficio de las familias de nuestra querida ciudad y las localidades".Al respecto, si no fue por mediación de Valicenti es muy dificil pensar de que otro modo pudo llegar Wesner a sentarse con el Gobernador. Y la segunda es la de disponerse a gestionar obras y proyectos para la ciudad si no tiene oportunidad de gobernarla. 

También la CEO

Todo se ha comenzado a mover en Olavarría y no solo en lo político, o bien todo lo es. Efectivamente, hay varios empresarios, de los denominados "nuevos", que quieren tener una participación gremial y andan con ganas de presentarse en las elecciones de la Cámara Empresaria. Toman el ejemplo de la Unión Industrial de Olavarría (UIO) para graficar lo que ellos pretenden hacer de la CEO. "Tienen una dinámica y una presencia que no tiene la Cámara que parece manejarse en las sombras y no se exponen a la comunidad como debieran hacerlo", conceptualizó uno de ellos quienes elogió encendidamente el trabajo institucional que viene realizando la conducción de la UIO con César Longo a la cabeza.

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