Pese a los reclamos oficiales, los remarcadores no aflojan

Empresas que ante el ministro se comprometieron a no aumentar, avisaron que pasarán listas con subas de hasta 20 por ciento. El dato de textiles que inquieta al Gobierno. 

Con buena parte de las variables macroeconómicas en proceso de estabilización, cierto nivel de paz cambiaria, política, y un puñado nada despreciable del dólares del agro, lograr que la inflación se modere está siendo un objetivo muy complejo para el ministro de Economía, Sergio Massa, porque las empresas siguen remarcando como si sus costos subieran muy fuerte.

Si bien en el Gobierno admiten que el alza de precios se produce por varias causas, lo que ocurrió en la primera mitad del mes de septiembre grafica que el intento de Massa de lograr que las empresas moderen las subas, no se consiguió y hay números muy preocupantes del sectores vitales, como alimentos y textiles, en el área más caliente del país, Capital Federal y el Conurbano Bonaerense. 

Hay un hecho puntual fuerte al que accedió Página I12: casi la mitad de las empresas que hace un mes se comprometieron con el ministro a moderar los precios este mes, mandaron subas de precios a los grandes supermercados y las cadenas del interior de hasta 20 por ciento, muy por encima de la inflación general y sin relación alguna con mayores costos.

La referencia es para Coca Cola, que pasó aumentos del 20 por ciento que aplicará la semana próxima; y Molinos, con alzas del mismo porcentaje. Las dos compañías son marcas líderes que tienen un peso muy fuerte en góndola y aplicarán esas alzas a toda su línea de productos. Ambas compañías estuvieron hace un mes reunidas con Massa y el secretario de Comercio, Matías Tombolini, y los funcionarios les pidieron que "no hagan locuras" con las remarcaciones en septiembre. No les hicieron caso.

En aquella mesa del "no hagan locuras" estuvieron Molinos, Arcor, Mastellone (La Serenísima), Coca Cola, Unilever, Quilmes y Procter and Gamble, entre otras. Que primero se vieron con Massa a solas y luego con Tombolini de manera individual. Molinos y Coca Cola, que subieron 20, ya habían además aumentado los precios hasta 7 por ciento en el mes.

En el caso de Quilmes, la empresa subió más en línea con el compromiso de no pasar los límites de precios generales, y reportó un alza de 6 puntos. Con el resto de las empresas, entre ellas Arcor, Unilever y PyG, el asunto empezó a pasar fuera de los grandes supermercados: los mayoristas y comercios de cercanía aseguran que hubo subas muy fuertes y que los porcentajes son variables. Este dato no es menor: los grandes supermercados, en los que el Estado llega con controles, representan sólo el 25 por ciento del consumo general nacional.

Ergo, los que no están aumentando en las grandes cadenas, lo están haciendo aún más fuerte por fuera de ellas. Pero todos incumplieron con el compromiso político, que no era congelar los precios, sino no subir por encima de los indicadores generales de inflación. 

Toda esa información el Gobierno la conoce por medio de los datos del sistema SEPA, que tiene al instante el incremento que informan los grandes supermercados.

De hecho, Comercio empezó hace unos días a exponer a las empresas fabricantes que tienen aumentos por encima de la inflación.

Tal como publicó este diario, hay más de 30 productos que en los primeros quince días de septiembre aumentaron entre 40 y 90 por ciento. Es decir, los casos que se muestran en esta nota reflejan que la conducta de las empresas no cambió a pesar del pedido de Massa de moderar las alzas. 

El problema con las alzas de septiembre es que, según diferentes fuentes del sector comercial, no hay ningún factor que las amerite. Algunos datos: no hay retraso en el precio de los productos que salieron de Precios Cuidados, tampoco saltos cambiarios que incrementen costos en dólares.

No hubo en el mes subas en combustibles, que pegan en los fletes, y tampoco cláusulas gatillo de las paritarias del sector. Ese decir, el incumplimiento de las empresas es serio. 

Una primera quincena muy dura

En la cabeza de Massa está la idea de que en enero o febrero la inflación se estabilice en torno al 4 por ciento. Para eso, observan en Hacienda que será fundamental que septiembre sea el inicio de camino a la baja, pero esa situación no se está viendo si se toman como referencia los cálculos privados. 

Hay un dato que inquieta al Gobierno y es la cifra de inflación de la primera quincena del mes que dio a conocer hace unos días la consultora Ecolatina. Miden un IPC que incluye a Capital y 24 partidos del Conurbano Bonaerense y muestra cifras que impactan. En ese período, los precios generales subieron 7,3 por ciento (venimos de un julio de 7,4 y un agosto de 7 por ciento), lo que refleja una suba de 1 punto porcentual respecto al registro anterior. 

Pero el mayor problema del índice es que está apalancado por la conducta de dos sectores que el Gobierno no sabe cómo poner en caja: el textil y el de la producción de alimentos.

En el IPC GBA de Ecolatina se ve que Indumentaria aumentó 17,7 por ciento en la primera quincena de septiembre, mientras que Alimentos y Bebidas quedó en 6,4 por ciento, una cifra que está por debajo del índice general pero que sigue muy alto. En el mes, hay además un peso fuerte del aumento de tarifas, que carga subas de 7,8 por ciento. 

Yendo al detalle de Alimentos, se destacaron los aumentos en Verduras (+15,7), Quesos (+11,2), Frutas (+10,8), Pan Fresco (+10,4), Pescados y Mariscos frescos y congelados (+10,3) y Fiambres, embutidos y conservas (+9,4). Todos esos números están muy por encima de la inflación general sin tener cambios en costos que ameriten semejantes correcciones. 

Para Massa, el desempeño de los rubros por encima de la media es relevante, además, en términos estadísticos. El IPC del INDEC es un promedio de rubros, si hay varios que se salen de caja, es un problema para la desaceleración.

Para Ecolatina, como para otras consultoras, no parece vislumbrarse una tendencia a la baja en la segunda mitad del mes, y esperan un IPC final en 7 puntos para el área, y un replique nacional algo por debajo de ese número. El asunto allí es que septiembre es el último mes previo a la etapa más caliente del consumo en Argentina: las fiestas de fin de año, donde suele haber un recalentamiento de precios natural por mayor demanda y remarcaciones de ocasión.

Con información de Página 12.

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