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Ricardo Bevilacqua: "Soy músico antes que médico"

Cualquier olavarriense conoce el desempeño profesional y la destacada trayectoria como otorrinolaringólogo del Dr. Ricardo Bevilacqua. Pero pocos conocen su pasión por la música. Entre esos dos mundos se mueve con total soltura y se siente él mismo tanto en el quirófano como en el estudio de grabación. 

La puerta se abre y el doctor Bevilacqua invita a pasar. Los ruidos del afuera se quedan allí y adentro se escucha una música que llega de un lugar un poco mas lejos. Hacia allí nos dirigimos. Cuando la segunda puerta se abre el médico delante mío muta al músico y es entonces Ricardo quien orgulloso me recibe en su estudio de grabación. Hay instrumentos colgados, guitarras y bajos, una batería en el centro, varios teclados y en un rincón descansa un cello. También un puff que imita el bombo de la batería de Ringo Starr y una banqueta que parece un sintetizador. Detrás de la pecera hay dos monitores en donde se pueden ver las últimas composiciones en las que está trabajando. Ricardo se acomoda en la silla y asegura: "Soy músico antes que médico". Sobre las paredes hay imágenes de los Beatles y una de él parado frente a los estudios Abbey Road. 

A los 4 años cuando se apoderaba de la colección de discos de música clásica que había en su casa. "Me acuerdo de poner danzas húngaras y subirme a una lata de dulce de batata, agarraba un palito y hacía como que era el director de la orquesta". Lo cuenta y uno puede notar a simple vista que vuelve a su cara la misma emoción. Pero recién a los 15 su padre le regaló una guitarra. "La primer canción que saqué fue "Wish you were here", después fue "Génesis" de Vox Dei y nunca paré desde ahí".

En ese sentido reconoce la influencia directa de sus hermanas más grandes, "sobre todo de Nora. Ella era fanática de los Beatles y se anotaba en un cuaderno cada vez que en la radio pasaban sus temas. Ponía la hora y el tema que habían pasado. Ella lavaba los platos, yo los secaba y escuchábamos Modart en la Noche. Ahí pasaban los rankings en donde entraban los Beatles, Elton John, Emerson, Lake and Palmer, Génesis. Me fui haciendo así, desde esa época hasta ahora". 

Durante los 90' se construyó su primer mini estudio en un departamento en Buenos Aires despues de obsesionarse con "The lamb lies down on Broadway" de Génesis. Poco después y gracias a la influencia de ese gran disco de la banda inglesa armó una banda y grabó su primer disco bajo el nombre de Onhyris RCB. "Saltos y túneles" se grabó en el 2000. Para el 2003 llegó "Aquí y así". Ambos se pueden escuchar en Spotify como también algunos sencillos de su próximo disco. 

Un músico autodidacta

En los tiempos que corren pocas veces uno se encuentra con gente a los que les da placer hablar acerca de las sensaciones que nos produce la música. Ricardo es uno de esos tipos que pueden nombrar una serie de bandas y conocer todos sus discos, definir sus estilos y además tener bien presente cuándo fue la primera vez que los escuchó. Pero el músico dentro suyo habla primero y cuenta que siempre fue autodidacta. Aunque reconoce que tuvo "algunas incursiones" en el estudio de la guitarra. "Nunca fui metódico. Después, de grande con cerca de 50 años estudié un poco de armonía con Santiago Wally. Aprendí muchísimo pero toda la vida fui autodidacta. Soy muy fiaca y además me pasa que para mi la música tiene un aspecto lúdico. Quiero descubrir el tono, meter mano y siente que me descuartiza la música, que siento en mi cabeza, el saberla técnicamente. 

No me gusta el lenguaje musical. Me destroza la ilusión y la pulsión que me genera el ir a descubrir la música con las manos y con el cerebro. Generalmente voy buscando con las manos lo que me dicta el cerebro.

Si bien toca guitarra, teclado, bajo, cello y batería, "no sé si puedo decir que soy multiinstrumentista. Puedo decir que le meto la mano a todo, pero mi instrumento principal es la guitarra". Para él "la guitarra tiene dos cosas, sobre todo la eléctrica. En vivo te permite expresarte, la siento mas incorporada al cuerpo expresivamente. Además te permite cantar cómodamente". Por eso "siento que de algún modo siempre vuelvo a la guitarra".

El médico, el músico

"Fue una dualidad. En un momento hice una ecuación que al dia de hoy me parece lógica aunque tal vez poco jugada. Me dije que para tratar de trascender como músico voy a tener que hacer el gol de media cancha, si realmente ser músico es querer transcender. No solamente hacerte conocido sino que para el estilo de música que elegí tenia que tener plata, mucho teclado, mucho instrumento. Eso si no soy conocido no lo voy a poder hacer". Por otro lado podía ser médico y músico como hobby "pero no puedo a la inversa. Entonces me decidí por lo que pensé que era mas seguro: estudiar medicina y en paralelo ser músico"

Aunque confiesa que hubo muchos que tuvo intenciones de "dejar la profesión porque no soportaba que cuando estuviera haciendo música verme interrumpido por la actividad médica. Conviví con un conflicto, con una dualidad todo el tiempo". Pero finalmente eso fue lo que lo llevó a tener su propio estudio de grabación. "Para decir: acá me encierro y soy yo. Pero también en el quirófano soy yo. Es como tener dos pasiones, que por ahi por ser tan absorbentes se ponen incompatibles pero no es que lo son en su esencia". 

"El medico, en su sensibilidad con el ser humano, tambien tiene lo artistico un poco metido adentro" afirma. 

Componer y crear 

"Soy compositor, no soy un intérprete. Puedo tornarme intérprete si tengo ganas pero como práctica y después me inspira a hacer otros temas" explica y comenta que su proceso de composición es la mayoría de las veces conceptual. "Sï, tengo esa tendencia. Pero a veces me quiero salir y termino haciéndolo de nuevo".

"A mi tocando o un día me levanto y me empieza a rebotar una idea y de ahí sale un tema" dice y señala que "hay una parte de espontaneidad y otra de estrategia"

"Un poco uno tiene esa influencia del rock británico y muchas veces me encontré con un tema armado con un chamuyo que parece ingles pero no lo es y termino buscando palabras en castellano que fonéticamente se parezcan a esa pequeña guía en un ingles mentido que hice" explica. 

"Las melodías me sugieren las letras porque me generan un estado de ánimo. Si la melodía es agresiva tengo que decir algo con bronca, si es tranqui tiene que ser melancólico o triste" señala y explica que las veces "que he hecho una letra con una inspiración literaria me ha costado horrores musicalizarla. Me es mucho mas fácil ir de la música a la letra que al revés". 

La música que escuchan todos 

El estudio de Ricardo es un oasis de tranquilidad mientras la conversación se alarga y los dos estamos de acuerdo en que "hoy se escucha distinto la música. se consume más rápido y más breve y de fondo". 

"Tengo la sensación de que antes escuchábamos más música del modo de ponerse a escucharla. Era un ritual. Poníamos un disco y nos sentábamos todos con unos mates y listo. Hoy en día es como que está casi siempre de fondo la música. Excepto un grupo pequeño de personas que todavía persiste en ese ritual" dice. 

"Ahora estoy generando melodías mas disfrutables, que no te obliguen a pensar tanto y la idea es tirar frases que te disparen a vos en la cabeza lo que fuere. Que te quedes pensando con esa música de fondo o que te inspiren a vos cosas sin que necesariamente entiendas un significado" cuenta y manifiesta que siempre vio la música como "un medio de despertar en los demás el arte".

Luego menciona que todo el proceso de grabación lo encara solo o invita algunos músicos. Como ejemplo comenta que "compuse una cosa en el piano que excedía mi capacidad de ejecución. Entonces le pedí a Santiago Wally que lo grabara él. No hay que ser muy genio para darse cuenta que lo va a tocar mejor que yo". 

"Ahora estoy trabajando con Paz Gelmi", con quien comparte sus días y un proyecto musical, y "para mi es excelente porque con el teclado me siento un poco atado, me siento mas suelto con la guitarra". Por ahora la magia ocurre en el estudio pero pronto el dúo saldrá a tocar en formato acústico canciones propias y covers. 

Cuando salimos de la sala hay otro espacio dedicada a la música. En las paredes hay fotos de los tipos que lo enamoraron desde aquella época en la radio sonaba en la cocina y secaba los platos. De fondo sonaban los Fab Four y los sonidos se desplegaban por su cabeza invitándolo a soñar.

El Bevitron o las ganas de tener un teclado

Lo cuenta y se ríe y se emociona en partes iguales. Era muy chico cuando la revista Lupin estaba en todos los kioscos de diarios. Como todos los chicos de aquellos años enseguida se sintió atraído por las aventuras que llegaban número a número. Las terminaba y las canjeba por otras. 

"Un día vino con un planito para que te construyeras en tu casa no me acuerdo qué cosa pero a partir de ahí se hicieron fanáticos un montón de pibes que pidieron que publicaran más planos de cosas para hacer. A partir de entonces cada nuevo número traía algo para armar". 

"Ya era fanático de la música y de los teclados" y la revista llegó con plano "para armar un pequeño sintetizador. En realidad era un oscilador de onda cuadrada muy básico con dos transistores en una caja de fósforos Tres Patitos". 

"La revista traía ese circuito básico y a mi se me empezó a ocurrir qué pasaba si le hago otra octava. Me empecé a delirar y termine haciendo mi primer pianito con tachuelas, gomitas, maderas y cuerdas de reloj para hacer los contactos que al sumar las octavas que le había hecho todas las gomitas hacían una fuerza tremenda y se me terminaron bloqueando todas las teclas entre sí. Fue un desastre, fracasé. Me agarré tal calentura que me dije que lo iba a hacer de nuevo. Tardé dos años, de los 16 a los 18, y me metí en el taller el padre de un amigo. Buscándole la vuelta a contactos de plata de las cocinas eléctricas viejas Longvie, buscando como ejes varillas de acero, los tubos de los matafuegos, fue armando el teclado e hice el Bevitron" dice orgulloso. 

"Llegamos a tocar en vivo con el Bevitron con una banda tributo a Sui Generis en la ultima Feria de Ciencias en que participe". 

"Fue una cosa de locos porque hasta lo hice tecla por tecla" rememora. "La garra que tenia con tal de tener un teclado en ese momento. Tremedamente influenciado por Keith Emerson, quería tocar "Cuadros de una exposición" y llegue a tocarla con el Bevitron. Me saqué el gusto". 

El Bevitron todavía está entre sus instrumentos y aunque ya no lo toca tiene un lugar destacado en el espacio dedicado a los músicos a los que Ricardo venera.

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