Aberturas Clementi, ejemplo de cultura del trabajo

Clementi Aberturas nació en el año 2003, cuando la Argentina estaba emergiendo de una de las crisis más duras de su historia y comenzaban a florecer tímidas esperanzas después de un par de años de desánimo y amarguras. Fabián Clementi es perfectamente consciente que, además de los conocimientos técnicos esenciales en el rubro, también es preciso tener el conocimiento y la habilidad comercial para desenvolverse.

Con cierto pudor, Fabián Clementi recuerda que sus padres se molestaron mucho cuando él decidió con poco más de catorce años abandonar el tercer año de la entonces llamada Escuela Industrial y dedicarse a trabajar si tener los dieciséis años exigidos por las normas que combaten el trabajo infantil.

Seguramente a esa edad aún no sospechaba, y quizá tampoco pensara demasiado en eso, que estaba abrazando un oficio en torno al cual construiría su proyecto de vida y una empresa que creció ininterrumpidamente durante cerca de veinte años, que da trabajo a 16 personas y que tiene un mercado que abarca todo el territorio provincial.

Clementi Aberturas nació en el año 2003, cuando la Argentina estaba emergiendo de una de las crisis más duras de su historia y comenzaban a florecer tímidas esperanzas después de un par de años de desánimo y amarguras. La crisis de 2001 golpeó evidentemente a Fabián, aunque no se extiende sobre el tema y enseguida habla de los puntos fuertes de su empresa hoy con instalaciones en el Parque Industrial y su centro de ventas en Pelegrino y Pellegrini donde se advierte una actividad casi siempre incesante.

La curiosidad del nuevo y jovencísimo empleado de Hermetal se debe haber puesto de manifiesto enseguida para ir aprendiendo todos los procesos para trabajar el metal ya que cuando apenas tenía diecinueve años decidió desplegar las alas y volar por su cuenta.

Así abrió con un socio la empresa Serramenti y pocos años después armó Clementi Aberturas, con lo que inició el camino que lo llevó hasta la planta fabril del PIO II que se complementa con el centro de ventas incorporado desde hace años al paisaje urbano y por tanto ampliamente conocido.

Y todo ese camino estuvo marcado por los procesos de aprendizaje que llevaron a pasar por los distinto trabajos en el metal, a incorporar las aberturas de aluminio standard hasta llegar al punto que se puede hacer el producto a medida de las necesidades o los deseos del cliente.

También saber adaptarse a las condiciones del clima del lugar donde vive el cliente para conseguir la aislación térmica adecuada. Fabián Clementi es perfectamente consciente que ademas de los conocimientos técnicos esenciales en el rubro también es preciso tener el conocimiento y la habilidad comercial para desenvolverse y ser competitivo en un mercado no siempre sencillo.

Para ganar o mantener la confianza de los compradores se ofrece una eficaz garantía posventas y para evitar el "manipuleo" de los productos Clementi Aberturas prefiere instalar con sus operarios las aberturas tras entregar un premarco, con lo que se evite "que pasen todos los gremios" por ella con lo que eso implica.

Una de las condiciones insoslayable para seguir creciendo es estar atento a las demandas del mercado. Así es como Clementi Aberturas incorporó en 2018 el PVC, en principio muchísimo más costoso que el aluminio, aunque ahora poco a poco los valores se están acercando.

De todos modos, las aberturas en PVC que presentan características estéticas especiales siguen siendo más caras. Este material presenta otras ventajas, como un mayor aislamiento térmico y acústico.

En medio de las turbulencias dela economia argentina, que sigue sufriendo recurrentes crisis, Fabián precisa que "trabajo tenemos, la construcción se sigue moviendo", aunque hay dificultades y demoras para conseguir insumos indispensables de origen importado.

Y, consecuencia inevitable, tampoco hay precios seguros.

Los insumos importados que no pueden ser reemplazados por otros de fabricación nacional pasan básicamente por "los herrajes. Los de PVC directamente no se producen en el país".

La receta de Fabián para hacer frente a los problemas es siempre la misma: mantener siempre la fortaleza, no desmayar nunca. "A mi los problemas me dan más fuerza" dice sin alardes sino como planteando simplemente un dato objetivo.

Algo a lo que siempre ha dado importancia es la capacitación técnica de su personal y seguramente por eso ni tiene, como otros empresarios pymes, es el problema de la mano de obra calificada, fruto, entre otras cosas, del retroceso de la cultura del trabajo.

En menos de veinte años la firma fue creciendo hasta que hoy logró crear una infraestructura importante, incorporar una tecnología de avanzada que permitió mejorar singularmente las prestaciones y lograr una notoria penetración en el mercado provincial.

Indudablemente, los padres de Fabián deben haber superado hace mucho tiempo el disgusto que le causó la decisión de su hijo de abandonar la escuela secundaria para dedicarse a trabajar. El repara que su hijo tiene prácticamente la misma edad de cuando eligió comenzar a construir muy tempranamente su proyecto de vida y da la impresión que no le entra en la cabeza que decidiera dejar el colegio para entrar a una aventura de final incierto.

Sus padres, a pesar de todo, "estuvieron siempre apoyándome. Fueron muy importantes para mí". Y la familia que él armó es "el motor de todo lo que hago, de toda mi vida".

Además de su esposa, que trabaja con él en la firma, están sus dos hijos, Catalina, de quince años, y Francisco, de catorce, a quien "le gustan mucho los fierros", por lo que cree que en el futuro puede decidirse por alguna rama de la ingeniería.

Catalina por ahora no piensa en carreras a futuro.

Fabián dice que al mirar hacia atrás se siente satisfecho con lo que ha logrado en el camino recorrido. Evidentemente tiene razones para ello.

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