Suplemento FINDE

En Frikinosis, "la gente busca lo que le recuerda a la infancia"        

Con la idea de recuperar parte de la niñez, las personas adultas buscan y coleccionan objetos que los remiten directamente a ella. Marcos Paz, coleccionista y propietario de una tienda de objetos coleccionables habló con Suplemento FINDE.

Rodrigo Fernández / [email protected]

En este rincón del barrio San Vicente hay un poco de la infancia de muchos, es lo primero que pienso cuando entro en el local de Marcos Paz. Todavía me falta atravesar un trecho para llegar adonde se encuentran las vitrinas, pero enseguida uno se da cuenta de que está entrando a un lugar distinto. Lo corroboro segundos después cuando la segunda puerta se abre y veo la cantidad de figuras que colman el espacio. Marcos se justifica de una desprolijidad que no miro para nada. Hay algo mas interesante que eso.

Por un segundo me doy cuenta que con cada uno de los muñecos de Star Wars, He Man o El Chavo me une una historia. La tele o los juegos con los amigos enseguida se me juntan en la cabeza y las anécdotas me salen a borbotones. Marco me deja mirar tranquilo y sonríe. Él sabe que a todos les paso lo mismo. Se emocionan con una figura, un póster o cualquier objeto que recuerde a la niñez. A él le pasaba lo mismo y con el tiempo pudo unir en "Frikinosis" sus ganas de seguir jugando y la posibilidad de conseguir un ingreso extra. 

"La mayoría de las personas grandes colecciona porque lo conecta con la infancia", dice, y explica que todos los que buscan retro vintage "quieren conseguir la figura que tenían antes, quieren recuperar lo que perdieron, lo que se les rompió de chicos".

"Muchos ven mi colección y me la quieren comprar...", cuenta entre risas, y señala las variadas figuras de las Tortugas Ninjas, las de Leon-o y Panthro de los ThunderCats que descansan detrás del vidrio de la vitrina. "Se vuelven locos y los quieren todos", explica.

Marcos muestra orgulloso sus nuevas adquisiciones: "Conseguí el Hot Wheels de Los Picapiedras y La Máquina del Misterio de Scooby Doo, y me los quedé para mí. No los tuve nunca de chico y entonces ahora los quería tener".

Los adultos que se acercan hasta su local en San Vicente buscando aquellos objetos que los conectan con la niñez. "Hay una señora que colecciona Barbies y me pide accesorios. Además le hago las bases en 3D de los soportes para que las pueda acomodar. Otro colecciona todo lo que es He Man, Guerreros del Mañana, toda esa línea". El adulto lo que busca es "lo retro", pero sobre todo de la década del 80. 

Un viaje hacia el pasado

"Comencé con todo lo que era retro vintage, me quería orientar a ese público grande... pero empezaron a llegar muchos con el tema del animé, por eso empecé a traer cosas como Dragon Ball, que es más para adolescentes. Incluso Pokemon, traigo para adultos", explica Marcos, y asegura que "la gente grande me pide lo retro: He Man, Thundercats, Tortugas Ninjas... eso no pierde vigencia. Después está lo de las series de moda como El Juego del Calamar y Stranger Things... vienen chicos y grandes".

Muchos de sus clientes son adultos que desde cualquier parte del país compran figuras, juguetes o accesorios para completar o empezar sus colecciones. "Después me mandan las fotos con la colección armada", dice, y señala que también los adultos "están muy enganchados por el animé".

"Algunos me cuentan que juegan un poco. Me mandan fotos de cómo están jugando, cómo armaron las cosas", comenta. "El otro día vendí una lámpara de la cabeza de Terminator, hecha en 3D, y me escribió el hombre para contarme que estaba jugando".

"Muchos me cuentan que los exhiben en los escritorios de sus trabajos, para decorar. Son muy pocos los que tienen vitrina. Otros juntan lo que les gusta y van amontonando", añade.

Todos sus clientes adultos tienen hijos, eso no es un dato menor. Aunque "primero vienen solos a conocer, se compran lo suyo, se sacan las ganas, y después traen a los hijos para que elijan algo. Dicen que si vienen con los chicos no pueden ver ellos y se enojan...". 

Desde su experiencia detrás del mostrador, Marcos cuenta que grandes y chicos se sienten atraídos por Harry Potter. "Muchos chicos está leyendo los libros, me sorprendió eso, pero es gracias a los padres que también los leyeron. Tengo un cliente que viene con su esposa y son muy fanáticos de Harry Potter. Compran para ellos y para sus hijos cosas como varitas, ropa o tazas. Harry Potter atraviesa todas las épocas"

"El adulto sigue jugando. Los disfruta, se sacan fotos y me las mandan después de cómo los quedó o cómo los tienen. A veces vendo cosas usadas y si les falta algún accesorio lo hacen ellos", comenta mientras repasa con la vista las vitrinas con figuras de cómic, películas y series. 

Cuando llegan los adultos a ese mundo que ha sabido construir dentro de su local, Marcos dice que "les encanta" y empiezan a contar todas las historias que llegan cuando levantan un muñeco para poder apreciarlo en detalle. 

"Es lo que miraba de chico", suelen repetir, y "se enloquecen, se van de cabeza a los Gremlins o el ET".

"Hay muchos que me dicen que no les gusta eso -dice, y abarca con una de sus manos las estanterías de su local-... que vienen para regalar algo y nada mas". Entonces Marco les saca tema y hablan de películas o series, y entonces la chispa prende. "Todos tenemos algo friki adentro y les gusta", asegura. 

Fanáticos

"Tengo coleccionistas de He Man y ThunderCats lo dejan medio de lado. Aunque les muestre lo que consigo, sólo llevan He Man", dice para describir a uno de los tipos de clientes que tiene. Después está al revés: "el que quiere ThunderCats no quiere He Man. Pero el que busca Transformer quizás también se incline por Robotech".

"Muy pocos son los que vienen y les gusta un poco de todo". Aunque a veces hay algunos que juntan todo lo retro. "A mí me gusta todo..." confiesa.

"Muchas veces les regalan algún accesorio y se vienen de cabeza a buscar algo más. Siempre digo que algo te llevás y conociendo el gusto de la persona quedás bien, aunque sea una pavada...", explica, y comenta que en la mayoría de los casos "van volviendo y coleccionan de a cositas".

Para esta época son varios los que se acercan a comprarse algo por el Día del Niño, y Marcos cuenta que a veces "vienen marido y mujer y se regalan mutuamente".

"Yo empecé desde chiquito, siempre fui de juntar las cosas y cuidarlas en caja. Después de grande quería tener el local propia y daba vueltas. Tenía mis juguetes guardados en caja, y un día la abrí y los puse en una vitrina. De a poco empecé a comprar y vender, y la fui armando. Ahí la empecé a acomodar y ampliar la colección".

"El negocio siempre lo quise tener, pero cuando empecé decía: 'vendo y me compro algo para mí'. Sacaba dos mangos y me los guardaba para comprarme algo. Pero después, con el tiempo, empecé a vender más y ahora me compro menos para mí y es más lo que vendo. 

"Juntar siempre junte y las fui metiendo en bolsas... es más tengo juguetes de cuando era chico y los tengo guardados. Cuando era chico jugaba con todo, pero los cuidaba", asegura, y se acerca para abrir la vitrina donde está su colección. "Las Tortugas Ninjas y Locademia de Policía están gastados de jugar", cuenta.

Ahora, de grande, cuando limpia la colección o consigue alguna pieza nueva, Marcos los reacomoda y los pone en poses. De alguna forma vuelve a ser aquel niño que jugaba con sus figuras y las volvía a guardar para evitar que se deterioraran.

"La gente busca lo que le recuerda a la infancia", dice, y explica que siempre hubo personas que coleccionaban aquellos juguetes que los hicieron felices. Aunque en los últimos años, con las redes sociales y Youtube, esas colecciones privadas se hicieron públicas.

Mientras reacomoda y muestra algunas de su piezas, la más preciada para Marcos es la figura de Gollum, el personaje de la saga de El Señor de los Anillos. "A veces lo saco a pasear... -cuenta y se ríe- lo llevo en el auto...".

Por un momento se emociona cuando intenta describir qué es lo que lo atrae de la figura. "Me llama la atención la obsesión por el anillo, es lo que tengo yo con todas las cosas...", dice entre risas y mirando la vitrina que guarda su colección, donde coloca a su "precioso" junto a los demás. 

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