Escatimar en las horas de sueño tiene su precio. Reducir tan solo 1 hora de descanso puede hacer que sea difícil concentrarse al día siguiente y que el tiempo de respuesta de una persona sea más lento. El impacto es muy fuerte en nuestra energía, la alimentación y la reducción de peso. ¿Cuánta importancia le damos al descanso?
Muchos estudios demostraron que, debido a la falta de sueño, hay más probabilidades de que se tomen decisiones incorrectas y se asuman riesgos innecesarios. Una de estas consecuencias repercute directamente en la alimentación.
La nutrición y el sueño se relacionan de forma bidireccional. El tiempo que se duerme influye en la cantidad y calidad de lo que se come. Esto es debido a la Grelina, una hormona que despierta la sensación de apetito y la Leptina, que promueve la reducción de ingesta energética por medio de sensaciones que provocan saciedad. Estas dos hormonas desempeñan un papel clave en la ingesta de alimentos y el proceso metabólico. Sin embargo, es mediante el sueño que el cuerpo logra generar un equilibrio entre estas dos.
"La falta de sueño provoca subidas de una hormona que hace que se antojen alimentos ricos en calorías. La pérdida de sueño también eleva los niveles de cortisol, lo que afecta a la capacidad del cuerpo para regular la glucosa y puede contribuir al aumento de peso, la resistencia a la insulina e incluso la diabetes de tipo 2", menciona Theresa Schnorbach, experta en investigación del sueño.
Al respecto, en un congreso científico la asociación norteamericana para el Estudio de la Obesidad (NAASO) señaló que el riesgo de sufrir obesidad aumenta un 73 por ciento si se duerme menos de cuatro horas por noche, un 50 por ciento si se duermen cinco horas, y aumenta un 23 por ciento si se duermen seis horas por noche.
Asimismo, la mala calidad de sueño puede provocar trastornos metabólicos, problemas cardiovasculares y otras enfermedades crónicas, sin contar las grandes afectaciones que puede generar en el cerebro: desde un bajo rendimiento en labores del día a día, hasta un factor de riesgo tanto de infarto cerebral como de hemorragia.
Como es evidente, son muchos los factores que influyen en el sueño.
Así, por ejemplo, si se come en exceso durante la cena, el sueño empeora. Así lo afirma un estudio publicado en el Journal of Clinical Sleep Medicine, que concluye que nuestro sueño no es solo consecuencia de lo que comemos, sino también del tiempo y de su cantidad.
Enfermedades cardíacas
Las enfermedades del corazón son la principal causa de muerte en muchos países del mundo como Estados Unidos. También es una causa importante de discapacidad. Existen muchas cosas que pueden aumentar el riesgo de sufrir una enfermedad del corazón. Se les llama factores de riesgo. Algunos de ellos no se pueden controlar, pero hay muchos que sí. Aprender sobre ellos puede bajar su riesgo de tener una enfermedad cardíaca.
Para prevenir estos problemas, debemos asegurarnos de dormir lo suficiente. No hacerlo aumenta el riesgo de hipertensión, obesidad y diabetes. Estas tres afecciones pueden aumentar eñ riesgo de enfermedades del corazón. La mayoría de los adultos necesitan de siete a nueve horas de sueño por noche. Si hay problemas frecuentes para dormir, se debe concurrir al médico. La apnea del sueño, por ejemplo, hace que las personas dejen de respirar brevemente muchas veces durante el sueño. Esto interfiere con su capacidad de obtener un buen descanso y puede aumentar su riesgo de enfermedad cardíaca.