Daniel Lovano[email protected]

Alarmas y monitoreo: un sector que recupera músculo tras lo peor de la crisis sanitaria 

Los contratos por comodato están cada vez más extendidos entre los vecinos de Olavarría. Valores que arrancan con un piso de entre 50 y 60 mil pesos y un techo que puede llegar a quintuplicarlo. 

Ya no sólo se trata de ese ruido ensordecedor que alerta al propietario de un inmueble y fastidia al resto del vecindario. La oferta de las alarmas y sistemas de seguridad domiciliarios fue mutando a tanta velocidad y de tal modo en paralelo con los avances tecnológicos de los últimos años que hoy desde un teléfono celular el propietario puede controlar el tiempo real lo que dictan las cámaras ubicadas en puntos estratégicos y sensibles de lugar que quiere custodiar.

El sector, que padeció un declive como tantos otros rubros de la actividad económica durante los momentos más duros de la pandemia, parece haber recuperado músculo según el testimonio brindado por responsables de dos de las principales firmas que operan en el mercado olavarriense.

Mario Bender, de "Alarmas Segurcom", analizó que "tenemos una gran demanda en el mercado de las alarmas domiciliarias. Sí que hay inconvenientes por las dificultades para conseguir dólares y como consecuencia de ello muchos proveedores no nos venden".

Bender hizo hincapié en la modalidad de comodato: "La gente hoy en día está volcada a la compra del servicio por ese concepto". "Quiere hacer valer los pesos que tiene para cubrir sus necesidades en materia de seguridad, entonces tenemos mucha demanda ya sea alarmas, CCTV, monitores…" marcó.

"La tecnología continuamente va avanzando, hay muchas cosas nuevas, por eso es importante asesorarse con algunas firmas líderes" reconoció. En este aspecto puso de relieve la existencia de "grabadoras de circuito cerrado con reconocimiento de personas, o sea que son capaces de discernir si se trata de un auto, un perro, un pájaro, un movimiento de plantas o una persona".

"Antes las grabadoras simples dejaban el registro de acuerdo con el movimiento; con una variación de la imagen empezaban a grabar. Hoy en día cuentan con un sistema inteligente de reconocimiento de personas y pueden programarse para que se pongan en marcha cuando detectan una persona y ahí comienzan la grabación" añadió.

Estas grabadoras se pueden combinar con un sistema de seguridad, provocar el disparo de una alarma y sumarle la transferencia de la imagen a una central de monitoreo al que esté abonado el usuario, de modo que los sensores exteriores son reemplazados por cámaras inteligentes.

"Si el operador ve a una persona que está queriendo ingresar, además de ir nuestro personal de seguridad al local manda un aviso a la Policía con esa certeza. También puede ver que al dispararse la alarma esa persona se retira, entonces el hecho pasa a no ser tan urgente" destacó. 

En cuanto a un servicio básico, Bender habló de sistemas IP donde los usuarios pueden manejar su propia alarma (activarla, desactivarla, activar zonas) y por un sistema inteligente transferir comandos para encender luces, riego u otras cuestiones. 

"¿Cuánto sale el sistema? Depende de su complejidad: un sistema de alarma simple con central, batería, teclado, sirena, dos infrarrojos, dos magnéticos, comunicado a una central de monitoreo andará alrededor de los 50/60 mil pesos" consignó. 

"Los presupuestos no tienen límites dependiendo de la cantidad de sectores requeridos; pueden ir desde 100 mil pesos hasta 250 mil pesos. Por ejemplo, cada sensor exterior cuesta 50 mil pesos y de ellos depende el valor final" alertó. 

Si bien refirió a que la demanda está estabilizada, "no obstante cuando hay picos de inseguridad se acentúa".  

"En un barrio roban en una casa, y ya los vecinos que no tienen sistema de alarma piensan en instalarlo. Más que nosotros lo damos en comodato y si quiere el servicio puede tenerlo a un costo cero, bonificada la instalación y abonando el monitoreo con el compromiso de tenerlo dos años" amplió.  

Bender no identificó barrios más demandantes que otros: "Es muy uniforme todo; a nosotros nos pasa eso. Nos piden desde cualquier sitio" y agregó "aunque en algunos lugares por ahí la inseguridad es mayor pero el poder adquisitivo de los vecinos no les permite contratar el servicio y otros tienen mayor poder adquisitivo en lugares sin tanta inseguridad, pero igual quieren estar resguardados, por las dudas" dijo. 

Según un informe publicado recientemente, en el negocio de la protección domiciliaria y corporativa el 86% de las empresas que operan en el sector es pequeña; otro 8% mediana y el restante 6% corresponde a grandes jugadores nacionales e internacionales. 

De ese total, el 47% se dedica al monitoreo en cualquiera de sus formas (móvil, fijo, bancario) como actividad principal y casi la totalidad comercializa sus productos y servicios en Buenos Aires (85%) y Capital Federal (79%), seguidos por Córdoba (42%) y Santa Fe (39%). 

Guillermo Costantino, titular de Alarmas Wilt, se refirió a su propia oferta, que se inicia casi desde los mismos cimientos de una casa.  "Pese a la coyuntura hay muchas obras en Olavarría y lo que estamos haciendo nosotros es proteger desde el comienzo de la obra. Hacen el grueso que es levantar paredes, el techo y a partir de ahí empezamos a proteger porque los materiales que llevan cada vez son más costosos" apuntó. 

"En una 'protección de obra', como le llamamos nosotros, teniendo conexión a 220 ya es suficiente para poder colocar sensores que nos sirven para vigilar todo lo que van llevando de material" agregó. 

En estos casos se paga una tarifa de "protección de obra" de acuerdo con las necesidades del cliente, con sensores que luego se sacan y se colocan en otras obras.

El servicio incluye asesoramiento de cañerías para instalar una protección definitiva una vez presentado el final de obra.  "En esto fuimos pioneros -se enorgulleció - y en la mayoría de los casos nos quedamos con el lugar. A eso también le sumamos cámaras si el propietario no decide optar por otro servicio o se inclina por hacer la inversión más adelante". 

Con la cosa ya hecha de años, Costantino afirmó que "la gente se está protegiendo y en estos momentos estamos ofreciendo comodato, porque los equipos son importados y el coste de la alarma con la realidad económica se disparó un poco. El cliente tiene lo necesario para que todo el lugar -perímetro e interiores- quede con alarma y con eso su propiedad asegurada". 

Definió la video vigilancia como un servicio complementario. "Lo que es alarma lo hacemos en comodato, lo que es cámara lo compra la gente y eso tiene una aplicación sin cargo, con la opción que en el caso de un disparo de alarma el operador tiene la imagen en tiempo real y la está procesando sabiendo lo que está sucediendo". 

Por su parte, coincidió que la demanda no distingue sectores, ni barrios. "Como la Ciudad ha crecido para el lado de Loma Negra y para el lado del Barrio AOMA hay muchos requerimientos de esos sectores, pero no deja de ser nuestro mercado el microcentro y los barrios más tradicionales". 

 "Las tarifas son muy dispares. Depende de lo que quieran", aclaró Costantino y ubicó el piso de referencia en torno de los 50/60 mil pesos para un equipo mínimo, con una caja chica. 

Para una casa promedio hay que pararse arriba de los 100 mil pesos con una expansión importante, hasta llegar al techo en los costos de los sistemas de alarmas y seguridad domiciliaria, que con protección exterior y cámaras tranquilamente más que duplicaría este último valor.

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