LAPRIDA

En Laprida, joven golpea a un adolescente y se atrinchera armado con dos cuchillos

Hasta el Intendente llegó a mediar para calmarlo; hubo una gran movilización La tranquilidad de la tarde de Laprida se quebró abruptamente ayer cuando un joven se resistió a entregarse a la Policía y estuvo un largo rato atrincherado en una estación de servicio, armado con dos cuchillos. Todo se habría iniciado con un conflicto sentimental entre jóvenes.

Un joven de 18 años se atrincheró ayer por la tarde con dos cuchillos en interior de una estación de servicio en Laprida, por espacio de casi una hora y media, y mantuvo en vilo a más de una veintena de efectivos policiales y autoridades municipales, que finalmente lograron convencerlo para que depusiera su actitud. Todo se habría iniciado con una pelea por razones sentimentales, indicaron fuentes policiales. Inicialmente, el joven golpeó con dureza a un adolescente, el que debió ser atendido en el Hospital Municipal, y luego se resistió durante un largo rato a entregarse a la Policía.

El episodio, que causó una enorme conmoción en la pequeña ciudad, ocurrió minutos antes de las 17 en el interior de la Estación de Servicio El Sosneado, ubicada en Sancholuz y avenida Pereyra. Allí Hugo Delgado, de 18 años y radicado en la calle Gerónimo Del Valle 1036 de Laprida, en el interior de snack bar mantuvo una pelea con un adolescente de quien sería familiar.

Las fuentes indicaron que el motivo de la pelea era una joven, que habría roto una relación con el agresor y luego habría iniciado otra con el agredido.

Personal de la Patrulla de Tránsito, que marchaba con destino a una escuela, fue quien tomó contacto con el hecho, al percibir el desorden en el interior del local. Al ingreso y a esta altura de los hechos Delgado ya se había apoderado de dos cuchillos que estaban a la venta en el comercio y los esgrimía ante quienes pretendían acercarse.

En tanto, el adolescente fue trasladado al Hospital Municipal, donde de acuerdo con el informe médico policial sólo sufrió escoriaciones que no habrían sido producidas por las armas blancas, sino que eran producto de la golpiza.

La hipótesis de robo y de que hubiera rehenes quedó descartada desde el principio, porque los empleados del servishop y de la playa de la estación de servicio alcanzaron a retirarse del salón sin ningún tipo de lesiones pese a los incidentes.

Pero la situación se agudizó cuando Delgado se atrincheró dentro del local. De inmediato se hizo presente la policía, pero el joven comenzó a endurecer su postura sin miras de entregarse, solicitando -según indicaron- que volviera su novia. Sólo cada diez minutos salía para dialogar airadamente y por momentos nervioso con uno de los efectivos en actitud amenazante con los dos cuchillos y tomando en todo momento agua mineral.

A medida que transcurrían los minutos aumentaba el número de policías y de curiosos que comenzaban a agolparse. En media hora se habían reunido ya más de 200 personas. Uno de los primeros que llegó al lugar fue el secretario de Gobierno, Pablo Torres, quien medió a través del vidrio de la puerta con el joven, tratando sin éxito de persuadirlo y luego lo hizo el intendente municipal, Alfredo Fisher, quien se reunió con el comisario César Fabián Amicone.

Un familiar directo acompañado por un policía logró ingresar al interior del comercio, y más tarde personal profesional de Trabajo Social municipal con la madre del joven fueron en otro intento, hasta que pasadas las 18.30 Delgado solicitó antes de entregarse primero que una emisora (Z''98) dejara de transmitir en vivo y luego que los medios gráficos y el canal local de televisión que cubrían el hecho se retiraran de la zona, al igual que la gente agolpada en las cercanías.

Finalmente el joven fue subido a uno de los patrulleros y trasladado a la comisaría de Laprida, donde quedó alojado para cumplimentar los recaudos legales y quedar a disposición de la UFI Nº 7 a cargo de la Dra. Susana Alonso, quien resolverá sobre su situación procesal.

En principio el hecho fue caratulado como "Lesiones leves, amenazas, daño y autolesiones". Las amenazas habrían sido contra los empleados en el momento de apoderarse de los cuchillos, el daño por una vitrina rota y las autolesiones por las heridas sufridas al romperla.

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