BASQUETBOL. La Argentina perdió 104 a 85 ante Lituania por los cuartos de final
La Argentina fue dominada durante casi todo el partido por un equipo que jugó en un nivel extraordinario, con una gran defensa sobre los principales hombres argentinos, pero sobre todo con una espectacular puntería en triples, anotando 12 de sus 24 intentos.
El juego apenas mostró paridad en los primeros 5 minutos, fue cuando Scola aprovechó las pocas opciones que dispuso o cuando Delfino logró alguna penetración. Pero eso llegó hasta que el marcador mostró un 10 a 9 favorable a los argentinos. Desde allí todo fue de Lituania, que decidió presionar a Prigioni y atacarlo insistentemente en ofensiva para desgastarlo.
Al mismo tiempo, lo cerraron a Scola (13 puntos, con 5 de 16 dobles) con un juego de fricción permanente, no le dieron espacio a los tiradores y dejaron a la Argentina sin gol, escapándose 21 a 12. La gran noche lituana se completó con una efectividad demoledora desde la línea de 6,25, sumando 8 conversiones consecutivas sin fallos.
Los argentinos intentaron una reacción para acercarse 21 a 17, pero no hubo continuidad. Desde allí lo de Lituania fue casi perfecto, por lo que no sorprendió la ventaja en el cuarto inicial de 28 a 18.
Desde allí Lituania no paró de estirar la diferencia, sustentado en su gran defensa, que le provocó muchos malos tiros a los argentinos, que además tuvieron algunas pérdidas que su rival no le perdonó hasta alejarse 35 a 20.
Con más coraje que buen juego el equipo de Hernández achicó 38 a 28, pero los lituanos respondieron con dos bombazos y un parcial de 8 a 0 que fue letal.
Una Argentina desorientada, golpeada, sin tiro exterior ni la segura producción de Scola, nunca recuperó su línea habitual, permitiéndole a su rival que se fuera al descanso con una superioridad de 50 a 30, que casi sentenciaba el partido.
Cualquier ilusión de revertir el desarrollo se desbarrancó en el mismo comienzo del tercer parcial, porque la Argentina siguió perdido y Lituania no bajó su alto rendimiento.
Los argentinos perdieron definitivamente la línea, salieron a jugar desesperadamente ante un rival tranquilo, que entendió el partido con una claridad envidiable y llegó a sacar una ventaja máxima de 66 a 34, con la que liquidó el partido. Cuando la Argentina anotó 3 triples seguidos, tras fallar los anteriores 12, se puso 72 a 51, pero siempre Lituania respondió con una eficacia brillante, con recursos desde todas las posiciones y con el aporte de jugadores que hasta esta instancia no se habían lucido, mostrando 7 jugadores, de los 9 que utilizó el técnico, que sumaron 12 o más puntos.
El último cuarto quedó para la anécdota, porque ante un equipo europeo seguro, que se limitó a administrar la cómoda ventaja que tenía, haciendo pasar los minutos y recién ahí, bajando su demoledora efectividad, la Argentina mostró dignidad para no entregarse, para correr hasta el último segundo en la búsqueda de maquillar el resultado y hacerlo menos humillante.
Aunque no sirva de consuelo, para la Argentina la lucha por el quinto puesto puede ser un premio nada despreciable para la ubicación del equipo en el futuro ranking y para su imagen internacional. Pero la duda pasa por la respuesta anímica de un equipo que aspiraba y confiaba en conseguir algo más que eso.