GOLF

Sin solución para el desastre

Sigue derramándose petróleo en el Golfo de México Para tratar de acotar el derrame de petróleo en el Golfo de México, BP, propietaria de la plataforma que explotó y se hundió, está arrojando dispersantes químicos. Puede ser peor el remedio que la enfermedad.

Guillaume Decamme

La compañía petrolera británica British Petroleum (BP) reinició las operaciones con dispersantes en el Golfo de México para intentar contener el derrame de crudo a pesar de los riesgos para el medioambiente del uso de químicos.

Tanto autoridades federales como estatales "consintieron la tercer prueba con el dispersante subacuático", indicó el vocero de BP John Curry. La prueba "continuará por 24 horas. Una vez que concluya se realizarán las evaluaciones correspondientes", agregó.

Los disparos se efectuaron a través de un largo tubo por medio de submarinos robóticos a control remoto directamente en el lugar de la fuga.

Se espera que el dispersante quiebre la composición del crudo, lo que con el paso del tiempo hará que la mancha flotante se reduzca a partículas más pequeñas que puedan biodegradarse en lugar de quedar como globos densos chiclosos que sofocan la vida salvaje y la vegetación.

Los críticos de la medida sostienen que el dispersante puede provocar muchos problemas una vez disuelto en el fondo del mar, afectando allí la vida a partir de los microorganismos y en adelante.

La Universidad del Estado de Luisiana estudiará las aguas profundas y las de la superficie para monitorear el impacto del dispersante.

Simultáneamente, la administradora de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos Lisa Jackson viajó a la zona del desastre para "observar el esfuerzo que se realiza para mitigar el impacto medioambiental y humano del derrame de BP", indicó el organismo en un comunicado.

Ayer la Casa Blanca decidió tomar cartas en el asunto y seguir de cerca el trabajo de BP para contener el derrame. La situación en el golfo comienza a afectar la agenda política y energética del presidente Barack Obama.

Medioambientalistas, camaroneros y pescadores temen que el dispersante liquide los peces y otros organismos de la cadena alimenticia.

"Como camaroneros, vivimos del mar y peleamos para preservar el delicado equilibrio del océano", indicó John Williams, director ejecutivo de The Southern Shrimp Alliance, grupo representante de la industria del camarón.

Tras el fracaso de la colocación de la cúpula gigante para detener el derrame BP corría contra el tiempo en la búsqueda de nuevas opciones para enfrentar el desastre.

Entre las opciones se maneja un dispositivo para obturar el punto de fuga del crudo, un "disparo de basura" para tapar la rotura con escombros e incluso una válvula enteramente nueva.

El director ejecutivo de BP Tony Howard indicó ayer que se planifica bajar "en las próximas 72 horas" una caja de contención más chica que la cúpula gigante para ubicar como "sombrero" sobre el punto de fuga del crudo.

El pozo petrolero Deepwater Horizon gestionado por BP, se hundió el pasado 22 de abril, dos días después de una explosión que mató a 11 personas.

El tubo que había sido conectado a la plataforma desde la cabeza del pozo se encuentra fracturado en los fondos marinos a más de una milla de la superficie, arrojando petróleo a un ritmo de 5.000 barriles, u 800.000 litros, por día.

La marea negra en el mar ha llegado a las costas de Luisiana y las bolas de alquitrán llegan hasta Alabama.

La vida marina está siendo afectada en una región de tierras bajas que contiene zonas vitales de desove para los peces, camarones y cangrejos, y es una parada importante para muchas especies migratorias de aves raras.

BP pretendió cortar el derrame con una gigantesca cúpula de metal de 98 toneladas, que sumergió a 1.500 metros de profundidad, pero el intento fracasó.

Se teme que la mancha, que cubre un área de cerca de 2.000 millas cuadradas (5.200 kilómetros cuadrados), pueda llegar hasta la Península de Florida arrastrada por una corriente del Golfo. AFP

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