BASQUETBOL. Sergio Santos Hernández y el ascenso de Estudiantes a la Liga Nacional "B"
Pocas veces un entrenador se ha identificado tanto con una ciudad y con un club como Sergio Santos Hernández lo hizo en estas tierras. El director técnico bahiense de nacimiento y olavarriense por adopción tras una gloriosa etapa dirigiendo a Estudiantes está trabajando en la actualidad en Peñarol de Mar del Plata y también es el DT del seleccionado nacional, que a partir del subcampeonato en el Mundial de 2002 no ha dejado de cosechar prestigio por todo el mundo.
Tras ganar con el Bata 2 ediciones de la Liga Nacional (la primera el 25 de mayo de 2000 ante Atenas de Córdoba), una Copa de Campeones, un Top Cuatro, una Liga Sudamericana y un Panamericano de Clubes, el Oveja dejó marcada una huella en la ciudad que va a ser difícil de igualar.
Sin embargo, pese a que actualmente está en Mar del Plata por su trabajo de entrenador, su familia se quedó instalada en la ciudad. Y además aclarar que su esposa, Elizabeth Caneo, y sus hijos, los mellizos Imanol y Lautaro, son fanáticos del Bata.
Es más, los chicos juegan en el club y el año pasado fueron campeones en la categoría Sub 15 dirigidos por Guillermo Crespo, jugador del equipo de la primera división albinegra.
Por eso, este título de campeón del Torneo Provincial de Clubes que obtuvo el Bata el pasado domingo tras derrotar en la final a Regatas de San Nicolás lejos estuvo de pasar inadvertido para Hernández. Al menos así se encargó de manifestarlo el Oveja.
-¿Cómo viviste este campeonato que logró Estudiantes en el Torneo Provincial de Clubes?
-Seguí muy de cerca el ascenso de Estudiantes junto con mis chicos, que son los barrabravas número uno de Estudiantes de Olavarría. Estuve muy compenetrado con el equipo. Es más, los días que jugaron el segundo y el tercer partido contra Regatas, en el tercer juego del domingo pasado, que era cuando se definía al campeón, yo estaba en pleno partido dirigiendo a Peñarol contra Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia y lo jugué con el teléfono celular en el bolsillo, ya que iba recibiendo los mensajes del resultado del partido en Olavarría.
Lo disfruté muchísimo por todo lo que significa Estudiantes para mí y por todo lo que significa Estudiantes hoy en día para mi familia, para mis hijos y para mi esposa. Ella estaba conmigo en Mar del Plata el viernes, cuando jugamos contra Estudiantes de Bahía Blanca y sábado se fue para allá porque quería ver la final entre Estudiantes y Regatas, y se fue nomás.
Se podría haber quedado conmigo el fin de semana y prefirió irse a Olavarría porque no quería perderse esos partidos. El hecho de que toda mi familia esté pendiente de eso hace que yo también multiplique mi ansiedad y también la alegría luego de la consagración, festejando y con mucha gente en la cancha.
-¿Cómo hacías para contener la ansiedad más que nada de tus hijos, tan identificados con el Bata?
-Yo los aconsejaba como preparándolos para que no sufran si al equipo le tocaba perder, esas pavadas que tenemos los padres. Los chicos, al igual que nosotros en su momento, van a festejar, van a sufrir, van a llorar, van a sentirse frustrados, como todos en la vida algún momento.
Y uno como padre les decía algo que realmente pensaba cuando pude ver por Internet la gente que había en la cancha, y todo eso. Ya estaba. El éxito estaba asegurado, el objetivo más importante era volver a despertar a la ciudad, volver a despertar a Estudiantes y a la gente, y eso estaba concretado.
Si se podía salir campeón y ascender era la frutilla del postre, pero para mí lo más importante no fue el ascenso sino el hecho de que Estudiantes vuelva a tener esa sensación de que hay un deporte que lo motiva, que indudablemente está vivo y ahora hay que tratar de mantenerlo así.
Por eso quiero felicitar a Estudiantes y a su dirigencia, que son jóvenes, y están llevando las cosas adelante muy bien. Gracias por hacer feliz a mis hijos. Ellos viajaron a Bahía Blanca, a San Nicolás, y siempre me tenían al tanto de los partidos con los mensajes de texto. Cómo no van a salir siempre en todas las fotos de los festejos si fueron a todos lados.
-Este título llegó a pocos días que se cumplan 10 años del primer título de Liga Nacional ante Atenas . . .
-Yo creo que estos títulos se disfrutan de una manera especial. Alguno a lo mejor dice que no se puede comparar con lo ganado en el pasado. Y yo creo que sí se puede comparar porque es como más a pulmón, logrado con un esfuerzo diferente, ni más ni menos, simplemente distinto.
Por eso me parece que la gente debe estar muy conforme. Está bien que no habrán metido ocho mil personas en la cancha como aquella vez ante Atenas en el año 2000, pero las más de mil que fueron el domingo pasado sintieron la misma emoción y entusiasmo que esa vez y puedo dar fe de eso.
Tengo mucha gente amiga en Olavarría, y al igual que mi familia, sentía la emoción que ellos tenían y era algo muy parecido a lo que vivimos en el año 2000.
-El utilero Ricardo Moyano y el kinesiólogo Silvio Gatti también estuvieron presentes en los títulos de la época de oro . . .
-Y no tengo ninguna duda que lo disfrutaron al máximo. Hablé con ellos dos o tres horas después del partido. Hablé con Richard Moyano, con Silvio Gatti, con el presidente del club Ricardo Hoffmann y con el entrenador Irineo Galli. Lo hice mientras viajaba desde Mar del Plata a Buenos Aires tras el partido con Comodoro, ya que tenía que hacer algunas cosas en Capital, y al hablar con ellos noté que tenían la misma sensación que en la época de gloria del básquetbol de Estudiantes.
Uno cree que a veces es más importante salir campeón de la Liga "A" que de la "B", pero es lo mismo. Cuando se logra algo luego de realizar tanto esfuerzo la sensación es la misma, no tiene que ver con las categorías.
Cuando a mí me tocó salir campeón del torneo local de Bahía Blanca lo disfruté tanto como cuando salí campeón con Estudiantes de Olavarría. Es así, cada conquista se celebra de una manera muy especial.