RALLY

Una hermosa aventura llamada Dakar

EL POPULAR Medios cubrió el último tramo del espectacular Rally, en Bolívar

Ignacio Cerdera

Especial para EL POPULAR

Más allá que la adrenalina no es la misma respecto del momento de la carrera, e inclusive ahora es mucho más baja, aun así cuesta traducir en palabras las imágenes y sensaciones que se vivieron en todos los que presenciamos la última etapa del Rally Dakar en la ciudad de Bolívar. "Unico" fue el calificativo más utilizado por los espectadores que llegaron de lugares relativamente cercanos como los son Bragado, Olavarría o Pehuajo, o de los destinos más lejanos como los es el caso de Corrientes.

Aproximadamente tres mil personas se encontraban en un lugar escondido al cual el equipo de EL POPULAR Medios pudo acceder gracias a los datos aportados por el "Gato" Barbery. Una zona ideal: una recta de aceleración plena con una curva lo suficientemente cerrada para el deguste de los espectadores. Tal así era el sector escogido que incluso no figuraba en los mapas difundidos por Municipalidad de Bolívar.

Luego de poco más de 30 kilómetros al norte del ultimo acceso dado a conocer por los organizadores se encuentra la escuela "Josefa Uriburu" de Girondo, desde allí otros tantos kilómetros más adentrándose en los campos de lugar se accede a localidad de Magdala, sitio en donde se realizó plenamente la presente cobertura.

El arribo de la primera moto se dio minutos después de las 10.30, lo cual dio lugar a la primera ovación de la mañana que la recibió el noruego Pal Ullevalseter. Sin embargo los gritos de aliento pasaron a convertirse en indicadores de transito, ya que la mencionada curva se confundía con la continuidad de la recta precedente, un tema que los organizadores nunca pudieron solucionar plenamente: fueron colocadas cintas, carteles y conos, ninguno con saldo positivo. Motos, autos, cuatriciclos y camiones, todos ellos siguieron de largo.

A la mañana y las primeras horas de la tarde de ayer no le falto ningún condimento, el pronóstico metereológico se cumplió a rajatabla, nublado pero caluroso, aunque cuando el sol asomó se hizo sentir. Situación similar fue la del viento, partícipe de toda la jornada, elevando continuas nubes de tierra. Todo eso se olvidó desde el momento que pasó la primera moto hasta que desfiló el último el último camión.

Mención aparte para la inconsciencia de la gente, se dieron innumerables casos de personas que sobrepasaron vallas de contención para tener a solo metros a los autos que pasaban a gran velocidad, una inmadurez que realmente cuesta creer, porque justamente eran "adultos" en su mayoría quienes realizaban este tipo de acciones. El personal de gendarmería dispuesto en el lugar fue estéril ante semejante convocatoria, previo al inicio parecían tener todo controlado pero al momento que pasaron los primeros vehículos todo se invirtió y no hubo advertencia que valga para frenar el fervor del público, afortunadamente nada grave sucedió en esa curva.

El retorno a casa fue literalmente a paso de hombre, la ruta nacional 226 fue plagada de autos en una fila india interminable, donde obviamente no faltó el impaciente que vio en la banquina la única manera de sobrepasar autos.

Restará saber si la competencia retornará alguna vez a nuestro país, o si se repetirá otra patriada como la que realizaron los hermanos Patronelli en los cuatris, lo que si es una certeza es que este evento es una experiencia "única", tanto para los corredores como para los afortunados observadores.

Yo te sigo siempre

a todas partes...

Como se dijo antes el lugar elegido era para los conocedores del terreno, por lo cual los habitantes de las localidades cercanas corrían con ventaja. Bragado fue una de las ciudades que aportó en mayor número a la causa, generaciones enteras se hicieron presentes, e incluso grupos de jóvenes que continuaron la caravana para no perderse la fiesta del Rally. Incluso la ropa de salida de una de las chicas fue la que robó la verdadera primera ovación de la jornada.

Un grupo de fanáticos bastantes "previsores" tampoco pasaron inadvertidos debido a una curiosa opción para mantener fresca las bebidas: a falta de conservadoras decidieron llevar directamente el freezer de la casa. Fueron precabidos también aquellos que desde temprano e inclusive desde el viernes apostaron sus acoplados en el lugar, el mate y en mayor medida la cerveza ayudaron a "apaciguar" la espera, pero a la par a aumentar el fervor ante cada auto que se acercaba.

Un correntino fue uno de los testimonios más lejanos que se pudieron cosechar, comentó que arribó a Bolívar tras doce horas de viaje, las cuales no le significaron nada si eso significaba tener tan cerca a los protagonistas de la carrera, como realmente sucedió.

No pudieron faltar a la ocasión los espectadores provenientes de Capital Federal, más fierreros ellos mencionaron que siguieron la competencia en gran cantidad de los tramos anteriores, e inclusive del rally del año pasado. Sin embargo, admitieron, todas las experiencias son únicas e incomparables.

Ver más:
Ultimas Noticias
Otras Noticias