LAMADRID

Regazzoni tiró munición gruesa y viene Scioli a inaugurar el monumento a Perón

El artista dice que se va de La Madrid y calificó duramente a los concejales radicales Se inaugura el monumento a Perón de Regazzoni con la presencia de Scioli. El artista cuenta su vida, sus conflictos y convicciones. Le agradece al intendente Pellitta por su apoyo y critica la postura de los concejales. "Son cagones, son miedosos y además, lo que es peor, quejosos", sostiene.

Reconocido tanto por sus obras como por su carácter, Carlos Regazzoni se instaló en General La Madrid para hacer un recordatorio del General Perón. Ha realizado más de cinco mil esculturas y mil dibujos y pinturas que se distribuyen en nuestro país y Francia. Talentoso y polémico, ¿loco o genio?, jamás pasará desapercibido. Es así como hoy se inaugurará la estatua ecuestre de Juan Domingo Perón, obra suya, con la presencia del gobernador Daniel Scioli. La estatua ya fue instalada en el ingreso a General La Madrid y se inaugurará hoy a las 11.

En tanto Regazzoni, desde su pulpería, se presta a hablar y pide ser escuchado.

"Es bueno sentir hostilidad, mantiene la cabeza despejada", decía el escritor estadounidense Charles Bukowski. La cita refleja el actual momento que vive Regazzoni en La Madrid.

- Usted es un artista reconocido, cuéntenos sobre su trayectoria

-Yo nací en la Patagonia, se dice que mi madre me cagó, porque le costaba trabajo salir y la partera le dice "andá a cagarlo". Hizo fuerza como para hacer caca y salí yo.

Desde ese día como que sentí el mandato de irritar a la sociedad y producir cosas y hacer justicia, y alto sentido del honor. Todo viene de mis abuelos, viejo radical de provincia. Bueno, una familia por un lado dantesca y por el otro lado el cuchillo de la sabiduría.

Me hicieron artista. Empiezo a manejarme con el mundo del arte a los 18 años y me di cuenta que era un muchachito de provincia.. Hice la conscripción, me caso, tengo hijos, con mi mujer muy joven, y en un momento determinado hice como un clic. Digo, bueno yo me dedico sólo al arte porque tengo algo que decir. Y en eso me encuentra en este momento.

- ¿Quiénes fueron sus referentes?

- Todos aquellos que no pueden hacer nada, porque en algunos lugares del mundo se les está vedado por diferentes razones: no te metás, no se puede. La vida pasa dejando rosales de recuerdo y aquellos grandes deseos que todos queremos hacer. Es por eso que me puse al frente de esa legión de anónimas personas que son desvalidos, que tienen una falencia o demasiada humildad, yo me auto titulé como especie de Flautista de Hamelin.

Y así voy por el mundo, rodando hace mucho tiempo y a veces me fue muy, muy bien y en otros lugares me fue muy, muy mal. Los lugares en los que me fue mal fueron llamativamente en mi país, en las provincias.

-Pasa eso ¿no?

-En Viedma, el intendente Ferreira, me cortó las posibilidades porque no había retorno, conmigo no hay. Después tuve problemas en María Teresa con la Intendenta. Inútil como pocas, para mí, me mandó a mancillar y tuve que destruir la obra e irme porque ya era inaguantable. En Azul me tocó un lugar plagado de ignorancia, de tendenciosos y brutos.

- Y aquí en La Madrid ¿Cómo lo tratan?

Después, en La Madrid renació el brillo de este proyecto, que se llama El Sol del 25, que tengo elaborado para mi país, no necesariamente para La Madrid.

Al doctor Pellitta que siempre le voy a estar eternamente agradecido, me escuchó y me decía "Que lindo proyecto, esto va a ser muy lindo para La Madrid, pero tenemos que convencer al Concejo porque algunos, sobre todo los radicales quieren siempre maltratar al gobierno".

Yo no soy político doctor (Regazzoni interpreta como hablándole al mandatario comunal) pero ¿a quién hay que pegarle?, vamos a pegarle. El dice (por Pellitta) "no, no es así". En conclusión, me fue dando ánimo y sentí la necesidad de hacerlo acá.

Sentí el apoyo de mucha gente: jóvenes sobre todo, que se acercaban a mí, tratando de buscar trabajo y estudio. Y yo les di trabajo a muchos de ellos y aprendieron algunos, otros hasta me robaron. Creo que el arte sirve para poder hacer cambiar el curso de la historia de los países, ese es uno de los grandes preceptos del arte.

En La Madrid empiezo y hago la estatua de Perón, sin partidismos porque Perón nos pertenece a los argentinos. Me pareció una figura emblemática, lo tenía que hacer parado porque ese había sido el trato firmado, los convencí que debía ser hecho en forma de general y a caballo. ¿Usted la vio a la figura? Tiene una energía muy particular ¿cierto?

Nunca los concejales radicales, y ahí empezaron los conflictos, se preocuparon por saber de mi proyecto, sólo vinieron a destruirlo. Hay una concejal, que nunca me acuerdo el nombre, recorría acá mirando el precio de los tubos de oxígeno, despreocupándose absolutamente de mi persona y la obra que yo estaba haciendo.

De taquito hice para que el doctor Pellitta lo llevara a Las Martinetas un Zoo Ferroviario, yo siempre digo esto: Pellitta tiene una visión de futuro que no la tienen los otros. Los otros son cagones, son miedosos y además, lo que es peor, quejosos, ordenan, usan el autoritarismo, que es raro porque estamos en democracia, y lo que también es raro es que mienten haciéndome pasar por lo que yo no soy.

"Lo que también es raro es que no analizan mi obra, la comparan con, en este caso, un rancho precario, pues los ranchos eran precarios y las pulperías eran como los ranchos. Entonces se escudan en que yo soy mal hablado, para irritar a la sociedad. Sí, yo soy mal hablado, pero usted se da cuenta que las malas palabras, entre comillas, están en el contexto de una frase y de un pensamiento", comenta Regazzoni.

"No es el insulto por el insulto mismo, yo jamás lo haría. Pero si una buena puteada termina de reforzar el concepto, yo no puteo ni insulto. Así fue que llegamos a una instancia entre gallos y medianoche, porque ex profeso hicieron faltar a un concejal para que se bajara el presidente del Concejo, que evidentemente quiere ser el intendente del pueblo, porque parece que lo que quiere hacer es quedarse él en el poder", aclara.

Se defiende y ataca a los concejales indicando: "Quiero decirles a los ignorantes que yo no soy pato de la boda estoy lejos de serlo, simplemente mi aporte fue cultural, histórico y llevado a que las personas puedan renacer una vez por lo menos en el camino del arte, porque el que no conoce el camino del arte desconoce la belleza, desconoce la denuncia, y desconoce el verdadero patrimonio que tiene una nación".

- ¿Cuándo se le termina el tiempo?

- Ya se terminó, porque ellos seguramente no van a querer dar su brazo a torcer y van a ser hegemónicos. Se van a olvidar de lo que dice el pueblo y lo que quiere el pueblo, para hacer valer sus intenciones que son oscuras, mediocres y tendenciosas.

- ¿Usted no cree que hay que cumplir con las leyes?

- Sí, hay una ley que dice que a los artistas se los debe ayudar, no condenar, que es el Pacto de Nueva York que la Argentina firmó y lo refrendó. Ellos no lo están cumpliendo.

- ¿Y si la Pulpería se hubiera ubicado en el predio de la casona de Laplaccette?

- Sí, pero a lo mejor no se hubiera armado el despelote que se armó.

- ¿Por qué? Si esto es arte, la gente que ama el arte igual hubiera ido.

- Yo entre acá con autorización.

- ¿Con autorización del Intendente?

- De varios, porque todos ellos estuvieron dando vueltas. Lo que pasa que son lentejas y esperaron que estuviera hecha para destruirla, además están anulando, otro error que cometen, la posibilidad de trabajo, a los asistentes que se quedaron sin trabajo.

- Que le destruyan una obra ¿es como si le matan un hijo?

- No, no es eso, mis hijos son mis hijos. Yo no pierdo nada, es una cachetada al libre pensamiento, es una cachetada a las libertades, es una cachetada a la cultura, a la historia.

- ¿Algo más quiere decir?

- Tantas cosas. Por culpa de los concejales radicales se pierden un Museo de Arte Moderno, una donación de diez obras mías valoradas en diez millones de dólares, una escuela para que los chicos piensen, el Sol del Veinticinco, la Pulpería, la cárcel...

- ¿Así que usted quiere irse?

- Yo me voy, sí.

- Pero se quedará para la inauguración de la obra.

- No, no fui invitado. La foto de Perón estuvo en la fiesta, esta de las intendencias, no se me nombró como el autor. Hay un montón de arbitrariedades.

Cae la tarde y nos despedimos. Regazzoni, antes de seguir con sus labores, pide que se lo respete, que no se tergiversen sus dichos. Repite que son sus últimos días en La Madrid.

Como el personaje de la fábula, el Flautista de Hamelin, ha logrado encantar con sus obras, sus seguidores lo idolatran, pero sus límites muchas veces no corren con los de la sociedad.

Sin dudarlo, su mandato: "irritar a la sociedad" se cumple al pie de la letra. Quedará en cada uno acertar a qué se refiere.

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