BASQUETBOL. Adolfo Rubén "Gurí" Perazzo estuvo a cargo del segundo campus albiverde el fin de semana
Luis Ahumada
Entre el sábado y el domingo se realizó la segunda edición del campus de perfeccionamiento de básquetbol con la dirección general de Adolfo Rubén "Gurí" Perazzo en las instalaciones del Club Atlético Pueblo Nuevo. Con una impresionante trayectoria en el básquetbol argentino y en la selección nacional, el mercedino, reconocido ex basquetbolista y ex jugador de la entidad albiverde de Necochea y Chacabuco que preside José Maceo, pudo transmitirle todos sus conocimientos a los más de 100 anotados que tuvo este evento.
La actividad se desarrolló el sábado en el gimnasio "Juan Manolio", mientras que el domingo el campus se trasladó a la quinta del club, ubicada en la calle San Martín. En la oportunidad vinieron a participar chicos de la ciudad de Mar del Plata, más precisamente de Club Atlético Mar del Plata, que son dirigidos por el mismo "Gurí" Perazzo.
Con 58 años de edad (nació el 20 de mayo de 1951), el "Gurí" conserva un estado físico envidiable y su calidad como jugador se nota con sólo ver cuando toca el balón. Sin dudas que fue la principal atracción del evento y "Gurí" no defraudó a nadie al transmitirles a los chicos todo lo cosechado a lo largo de una carrera impecable.
Perazzo pasó por Olavarría y contó sus vivencias en jornadas que quedarán en el recuerdo de todos los chicos que disfrutaron de dos días notables, a puro básquetbol y amistad.
-¿Qué conclusiones pudiste sacar del campus realizado en Pueblo Nuevo durante el fin de semana?
-Fue un balance sumamente positivo, como siempre, porque uno se prepara para que salga así. Por más que uno le ponga mucho esfuerzo siempre está el temor de no poder cumplir con todas las necesidades de los chicos, pero realmente fue increíble lo que se logró.
Los chicos la pasaron bárbaro y creo que tuvieron una experiencia muy agradable en la parte táctica y técnica, se les veía en los rostros. Además, es difícil que falle la organización en un club como Pueblo Nuevo, en el cual está toda una familia detrás de la organización, solucionando problemas constantemente, alentando a cada uno de los chicos, estando en cada una de las cosas que van surgiendo.
Así que en la parte organizativa fue excelente. Los chicos que yo llevé desde Mar del Plata la pasaron fantástico y regresaron sumamente contentos. Mañana (por hoy) vamos a tener una reunión en la que seguramente me van a expresar lo que pasaron. Con mucho agrado también pude ver la evolución de muchos chicos que habíamos visto el año pasado.
También es una muy buena posibilidad que se les abre a los chicos de Atlético Mar del Plata, que van a tener una prueba para que puedan jugar en Pueblo Nuevo. El grupo de chicos que yo llevé, el de los más grandes, es un emprendimiento que estamos haciendo para rescatar a los chicos de las plazas, de los barrios. Y a veces uno se lleva una grata sorpresa de chicos que no solamente están capacitados socialmente, sino que responden a un estímulo de camaradería que a veces a otros les cuesta un poco más.
-¿Cómo surge tu participación en el Club Atlético Mar del Plata?
-En el club hace dos años que empezamos a armar una escuela de básquetbol, juntamente con una ONG que armé en función de rescatar a chicos de las plazas y colaborar con los entrenadores barriales en la formación de los jóvenes para ayudarlos en la posibilidad que les pueda dar el deporte para tener una vida sana.
Este año ya teníamos un número adecuado de jugadores para que Atlético juegue la Liga de Mar del Plata, pero económicamente no nos daban los números como para emprender esa tarea, así que veremos el año que viene.
-¿Qué cambios vas notando en los chicos con el correr de los años?
-En principio hay una evolución física que es muy notoria. Yo siempre comento los físicos que aparecen en la zona de Olavarría. No sé qué tipo de colonias hay que aparecen chicos muy grandes, muy bien alimentados sobre todo y con ganas y deseos de progreso, que no es muy común en distintas partes en las que se ven buenos físicos, pero sin voluntad de progreso como los de Olavarría.
Por eso que creo que es una plaza en la que tendrían que organizarse las divisiones inferiores para poder hacer algunos reclutamientos. Buscar talentos y adecuarlos para poder armar un gran equipo que represente a la ciudad, porque tienen los valores.
En la parte técnica, los entrenadores que he visto, al menos los de Pueblo Nuevo, son chicos que tienen la necesidad de capacitación y lo hacen. Estamos siempre en contacto con ellos y son tipos muy abiertos, que escuchan y aprenden. Yo también he aprendido mucho de ellos. Me preguntan qué se puede hacer, esto, aquello. Tienen la humildad de decir cómo se puede realizar una cosa o la otra.
Realmente hay lugares en los que parece que uno sabe más que el otro. Por eso es que siempre tengo ese acercamiento con Pueblo Nuevo, más allá de la parte familiar que siempre me tiene muy allegado a ellos. Pero me une esa parte emotiva, de prestación, de convocatoria y de entendimiento también.
-¿Cómo se perfeccionaban los basquetbolistas en tu época, en la que no existían los campus en el país?
-Antes era muy difícil tener un perfeccionamiento de este tipo en un campus. Había que acercarse a Capital Federal, La Plata o Bahía Blanca, ésos eran los puntos clave del básquetbol. Luego, con la aparición de la Liga Nacional, surgieron otras ciudades que fueron polos en los cuales los chicos se podían acercar a los clubes.
En uno de los viajes que yo hice con Obras Sanitarias a principios de la década del 80 hablé con un entrenador de una Universidad en Estados Unidos y me comentó el tema este de los campus.
Y cuando vine a Mar del Plata tuve la intención de armar un campus, pero no tenía alguien que me ayudara. Lo quise hacer con Horacio Seguí, un técnico muy reconocido que estaba en Peñarol conmigo, pero él se fue y no lo pudimos hacer.
Se me ocurrió comentarle a Oscar Sánchez, que estaba en Quilmes, pero no podía porque él se dedicaba solamente a los mayores. Pero con él conseguí un acercamiento con Bahía Blanca e hicimos el primer campus en el país, en el año 1990 me parece.
Incluso uno de los primeros alumnos que tuvimos fue Emanuel Ginóbili, que lo tenemos ahí como un gran exponente. Luego empezaron a surgir chicos y campus por todas partes del país. Se siguen haciendo, pero yo por cuestiones de trabajo dejé.
Pero a través de este acercamiento con Pueblo Nuevo decidí mantenerme en contacto con el club y seguir haciendo esta capacitación, que no termina sólo en los jugadores. Sirve para los técnicos y los padres de los chicos, es una serie de actividades que se suman y que hacen fomentar la vida sana.
Y a los chicos que tienen buenas condiciones se les va dando la posibilidad en clubes para que desarrollen su capacidad de juego y así se va mejorando la plaza.