Muchos esperan estas Fiestas para poner en práctica algún ritual que les brinde fortuna y prosperidad. En este Estilo de Vida les dejamos algunas posibilidades para la noche del viernes y que el inicio del 2022 sea con la mejor de las suertes. También, el psicólogo Walter Murillo nos ayuda a pensar cómo impactan en nosotros estos días tan movilizantes.
Con la llegada de la Navidad y el cambio de año, algunas personas manifestamos una serie de emociones y sentimientos encontrados, que es importante poder identificar, discriminar y conectarnos con estos de una manera regulada, auténtica y funcional, sin juzgarlos como buenos ni malos, solo tener conciencia de que están allí y que alteran nuestro bienestar en estos días.
Alegría, esperanza, nostalgia, temor, estrés, ansiedad, enojo, tristeza, desesperanza, experimentar vacío existencial, pérdida del sentido de la vida, de interés por las personas o los eventos, alteraciones del humor, del sueño y en la alimentación, incluso depresión, son varias de estas manifestaciones que sentimos en estas fechas y que no podemos controlar, ni en nosotros ni en nuestros seres cercanos.
Las decoraciones, las luces, la música, las reuniones, los compromisos que adquirimos para estas fechas, el conteo regresivo, evocan eventos pasados de una gran carga afectiva. Nos recuerdan nuestras pérdidas, frustraciones, revivir nuestros duelos por personas o situaciones ya idas; conflictos que nos alteran el estado de ánimo, que se acentúan a medida que se acercan el 24 y el 31 de diciembre y que podrían continuar hasta los primeros días del año nuevo.
No hay que desestimar las señales que da nuestro cuerpo, y poner atención a otras señales de que se está padeciendo esto, como son el aislarse paulatinamente de planes y actividades, de familiares, amistades y evitar el contacto social. No importa si se es hombre o mujer, tampoco la edad que tengamos, las alteraciones de este tipo tienen que ver con cómo cada uno las interpretamos de acuerdo con la personalidad, las experiencias que hayamos tenido, los patrones de pensamiento, de comportamiento aprendidos, los recursos de afrontamiento y la actitud con que lo asumamos.
Para quienes padecen esta condición y desean sobrellevarla o evitarla, es conveniente entender que no debemos tener ningún sentimiento de culpa, vergüenza, inferioridad ni falta por esto. Algunas personas piensan que lo que están sintiendo no está bien, o que debería actuar de forma artificialmente feliz para que los otros no se preocupen, pero lo importante es ser auténtico y descubrir que uno no es la única persona que podría estar sintiéndose así.
Debemos evitar sentirnos solos y procurar el acompañamiento de seres queridos, familiares, amigos, vecinos, grupos o personas que nos acepten y comprendan. Es bueno buscar un acercamiento a la espiritualidad, esto siempre será un beneficio para nuestra paz y bienestar, el sentido y razón de estas fiestas nos acercan a esto, lo justifican y promueven. Se puede dar un sentido más religioso y menos comercial a estas fechas, o hacer acciones en beneficio de los más necesitados, que hagan que sintamos gratitud por lo que somos y tenemos, a la vez que colaboramos con que otros tengan mejor calidad de vida y una experiencia feliz durante estas celebraciones.
Despedir el año puede ser una oportunidad de realizar rituales nuevos para decirles adiós a nuestras pérdidas, a nuestras penas, tristezas y a la nostalgia que hemos venido arrastrando, para abrir una nueva página en nuestra vida, renovarnos y tomar el desafío de hacer esos cambios en nosotros que nos faciliten cambiar el rumbo, el ritmo y asumir el control de nuestra existencia, encontrándole el sentido a nuestra vida. (Walter Murillo).