Gabriel Fernández
Así se refirió el pivote a su paso en Estudiantes. Además, el integrante de la histórica Generación Dorada, sostuvo que para llegar al éxito la Selección de la Argentina puso por encima el nivel colectivo al individual.
Gabriel Fernández, uno de los integrantes de la Generación Dorada y que ha dejado su huella no sólo en el básquetbol nacional, sino también en la Selección de la Argentina, charló con la página Web Vermouth Deportivo. Gaby, nacido en Burzaco, es uno de los basquetbolistas contemporáneos más importantes del país y por ese motivo se hizo un repaso de su enrome carrera deportiva.
-¿Qué recuerdos tenés de aquel primer título en Boca?
-Fue una buena temporada, la primera con Boca Juniors, porque era muy chico y tuve compañeros que me enseñaron un montón. Fue la primera temporada mía en la Liga Nacional, después de la de Ferro Carril Oeste. Digamos, la primera temporada en un equipo que iba a pelear un título. Y se logró ese campeonato, no fue poca cosa.
Fue de mucho aprendizaje, después de lograr un nivel muy bueno rápidamente, creo que fue mejor ese año que el segundo. Llegué muy rápido, muy alto, estaba en un nivel físico muy bueno y después, cuando arrancó la segunda temporada, tuve la lesión en un pie.
-En 2000, en Estudiantes de Olavarría, ganaste cuatro títulos en un año. ¿Qué hubo de distinto en vos?
-Sí, la temporada fue espectacular. Fue mejor que la de Boca Juniors, obviamente, jugando de titular todo el año, estuve en el quinteto ideal de la Liga. Quizás estuve poco valorizado por la prensa del momento. Creo que fue la última Liga fuerte que se jugó porque después entró en un bajón de varios años hasta que se pudo retomar el nivel en 2007/2008.
Esa fue la última Liga donde le sacabas uno o dos jugadores a un equipo y ya no era lo mismo, por eso tuvimos una final con Libertad de Sunchales tan rara. En Olavarría, en un año, pude lograr un gran nivel para después arrancar mi carrera europea.
-¿Costó adaptarte a Europa, donde jugaste en tres países diferentes?
-Sí, fue más o menos de 2001 a 2009. Fueron casi ocho años, porque después jugué un poco en Boca, que fue un nivel muy alto mío, personal e individual, pero como equipo no estábamos muy bien en ese momento. Y después jugué un poco en Venezuela, para matar la bronca de no poder estar en la Selección, ya que en 2007 había renunciado y no volví a ser convocado, quizás, estando en el mejor momento individual de mi carrera.
La verdad es que me costó bastante adaptarme. Tuvo mucho que ver Rubén Magnano en Italia, donde fui bastante figura del equipo y hoy todavía estoy considerado como uno de los jugadores históricos del Varese.
Hasta el último momento en que me volví con el objetivo de regresar a la Selección tenía puertas para seguir en Italia. Fue una decisión familiar de volverme y de extender mi carrera acá, en la Argentina.
-¿Qué creés que le dejó al básquetbol la Generación Dorada?
-Creo que nosotros le hemos dejado un legado más que importante a nivel de resultados y, más que nada, haber demostrado que la Argentina podía enfrentarse a las potencias y ganarles. Las figuras fueron determinantes, como siempre, pero creo que la Argentina superpuso el nivel del equipo por encima de todo. Hoy se han dado estas cosas y estamos viendo que cada vez se repite lo mismo.
-Si tuvieras que resignar un título con la Selección, ¿cuál sería?
-La verdad es que no resignaría nada, pero me parece que es mucho más meritorio salir campeón olímpico que campeón mundial. Me parece que en esa final de 2002 podría haber sido Argentina campeón y, también, podríamos haber sido campeones en 2006, que estuvimos muy cerca de ganarle a España con un tiro y se dieron varias situaciones como para ganar, y hubiera sido mucho más fácil ganarle a Grecia que a España. Así que, hubiéramos tenido cosas como para resignar, pero creo que haber salido campeones olímpicos fue espectacular.
-¿Imaginabas todo esto que te pasó en tu carrera deportiva?
-Sí, de chico realmente soñaba jugar porque mi viejo lo hacía y yo siempre quise jugar. Así que ese fue uno de los objetivos, poder vivir del básquetbol. Cuando fui más grande ya soñaba con jugar en la Selección y en Europa.
Nunca tuve el sueño de jugar en la NBA porque lo veía lejano. Después me pude enfrentar a algunos jugadores NBA o con jugadores que han jugado en la NBA, entrenar con ellos. Pero mi objetivo fue siempre ese, jugar en Europa, aprender un idioma distinto como el italiano. Realmente fue un objetivo y un sueño cumplido.