Los presidentes de ambos clubes y la máxima autoridad del organismo sudamericano, se verán las caras este martes por la mañana en Paraguay. Qué argumentará cada uno.
River Plate y Boca Juniors asisten este martes por la mañana a la sede de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) con posturas antagónicas en relación a la bochornosa superfinal de la Copa Libertadores de América, que fue suspendida dos veces el pasado fin de semana en el Monumental.
El titular riverplatense, Rodolfo D''Onofrio, su par de Boca, Daniel Angelici, y la máxima autoridad del organismo sudamericano, el paraguayo Alejandro Domínguez, volverán a encontrarse a las 10 en Luque, en las afueras de Asunción, después del bochorno ocurrido entre sábado y domingo, con un "invitado especial" de la Conmebol, el presidente de AFA, Claudio Tapia.
El encuentro supone una pulseada clave para el desenlace de esta manchada final, que fue postergada el sábado cuando jugadores de Boca resultaron heridos por un ataque al micro en las inmediaciones del estadio y nuevamente diferida ayer luego de comprobarse que los futbolistas
"xeneizes" todavía no estaban en igualdad de condiciones para jugar.
Las relaciones entre ambos clubes se recalentaron en el transcurso del fin de semana por el choque de intereses. D''Onofrio y Angelici coincidieron el sábado en que el partido no podía celebrarse -el capitán de Boca, Pablo Pérez, debió ser trasladado al Sanatorio Otamendi por una lesión en el ojo izquierdo- y firmaron un "pacto de caballeros" junto a Domínguez para disputar la final el domingo a las 17.
Pero en la madrugada de ese día todo cambió. La Comisión Directiva, el cuerpo técnico de Guillermo Barros Schelotto y los jugadores de Boca convencieron a Angelici que Boca no debía jugar el domingo y presentar un reclamo a la Conmebol para obtener los puntos y, por añadidura, el título del torneo sudamericano más prestigioso.
Angelici, además, se molestó con la viralización del documento firmado el domingo, en el que se plasmó por escrito un incidente menor al ocurrido verdaderamente, ya que se refirió a la agresión con una piedra al micro de Boca cuando en realidad se trató de una lluvia de proyectiles que rompieron al menos cuatro cristales laterales.
"Boca irá por todo a Paraguay", anticipó a Télam una fuente del club antes que su presidente viaje acompañado del vice segundo, Darío Richarte y el secretario Cristian Gribaudo. En Paraguay ya lo esperan el jefe de Legales del club, Mariano Claria, y todo su buffet de abogados.
El club de La Ribera se basa en dos artículos del reglamento de la Conmebol para reclamar la descalificación de River, entendiendo que este episodio es de similares características al ocurrido en mayo de 2015 cuando Boca resultó marginado de los octavos de final de la Copa en el superclásico del gas pimienta.
El primer artículo citado en el expediente es el número 8, que establece que "las Asociaciones Miembro y clubes son responsables de la seguridad y del orden tanto interior como en las inmediaciones del estadio, antes durante y después del partido del cual sean anfitriones u organizadores".
"Esta responsabilidad se extiende a todos los incidentes que de cualquier naturaleza pudieran suceder, encontrándose por ello expuestos a sanciones disciplinarias y al cumplimientos de las órdenes e instrucciones judiciales que pudieran adoptarse", concluye.
El segundo artículo es el 18 y estipula un amplio abanico de sanciones, que puede ir desde el apercibimiento o multa económica hasta la descalificación del club infractor.
D''Onofrio asistirá junto al secretario Ignacio Villarroel y al asesor letrado Gonzalo Mayo con una estrategia para desarticular el reclamo de Boca y fijar una nueva fecha de realización de la final, algo que también desea la Conmebol.
Para la entidad con sede en Luque, la chance de que la Libertadores 2018 se resuelva con un fallo del Tribunal de Disciplina sería un papelón de alto costo político para la gestión que encabeza Domínguez.
River argumentará que el artículo 18 que cita Boca habla de agresiones dentro del estadio, y que el ataque al micro pasó a 800 metros de la cancha, lugar a cargo de las fuerzas de seguridad. De hecho, por esa razón hoy presentó su renuncia al cargo el Ministro de Seguridad porteño, Martín
Ocampo.
Y para diferenciar el hecho del ocurrido en 2015 en La Bombonera, argumentará que aquel encuentro fue suspendido por el árbitro, máxima autoridad de un partido; mientras que esta vez no fue así, ni tampoco hubo suspensión de la Conmebol, sino un acuerdo de postergación entre los clubes para pasarlo al domingo.
Todas esas posiciones serán analizadas por el Tribunal de Disciplina, un cuerpo independiente de la Conmebol, que está compuesto por cinco miembros: su presidente, el paraguayo Eduardo Gross Brown; la vice venezolana Amarilis Belisario; el chileno Cristóbal Valdez, el brasileño Antonio Carlos Meccia y el argentino Diego Pirotta, quien no podrá fallar por ser de la misma nacionalidad que los clubes involucrados.
De modo que al quedar cuatro miembros habilitados, se verá realizar un sorteo para descartar a uno de ellos y el fallo sea definido por un número impar.
La decisión del Tribunal podría demorarse hasta el jueves o viernes próximo, por lo que es probable que en la reunión de mañana se fije una nueva fecha para la superfinal (sábado 8 de diciembre) a condición de lo que resuelvan las autoridades disciplinarias.
En caso de que el Tribunal no dé lugar al reclamo de Boca, el conjunto de la Ribera apelara al TAS con sede en Suiza. (Télam)