Mundial Rusia 2018
En el estadio estuvieron presentes unas 40 mil almas, entre las que se encontraban niños y niñas que concurren a escuelas primarias, hogares y comedores de barrios de escasos recursos económicos y aquellos que forman parte de clubes.
Al igual que Brasil, España o Perú, que abrieron sus entrenamientos en los últimos tiempos, la selección argentina se sumó a la movida de acercarse a los hinchas y eligió el estadio de Huracán como escenario para una práctica a puertas abiertas, ante unas 40 mil personas.
Un ambiente familiar para acompañar a la Selección Argentina de cara al Mundial de Rusia 2018. Al estadio del Globo sólo ingresaron menores de edad que concurren a escuelas primarias, hogares y comedores de barios de escasos recursos, así como también chicos que formen parte de clubes. Todos acompañados por mayores.
Posiblemente, esa veintena de chicos de 8 o 9 años de Banfield sólo hayan escuchado su apellido de boca de algunos de sus padres. Jorge Burruchaga, el hombre del tercer gol en la final de México 1986, entró al Palacio Ducó casi como uno más, desapercibido. Burru, claro, es ídolo de otras generaciones.
Lo que esos miles de chiquilines querían ver, muchos de ellos por primera vez en sus vidas, llegaba desde Rosario y semanalmente, a través de la televisión, desde Barcelona: Messi. Y la cancha de Huracán estalló cuando Matías Martin, dentro del campo de juego, anunció el nombre del astro argentino. "¡Olé, olé, olé, olé, Messi, Messi!" y "Que de la mano, de Leo Messi, todos la vuelta vamos a dar". El primer cantito, a las 10 en punto, fue un clásico: "¡El que no salta es un inglés!". (La Nación)