FUTBOL

El arquero que
atajó un silbato

Superliga

Gabriel Rosatto le dedicó una emotiva nota a su amigo Juan Pablo Pompei, que este viernes se retiró de arbitraje

Gabriel Rosatto conoció a Juan Pablo Pompei literalmente cuando era un lactante, siguió de cerca su frustrada carrera como entrenador de Ferro, fue su jefe durante los años en la Dirección de Deportes y acompañó su formidable carrera en el arbitraje argentino.

Este sábado, con motivo del retiro de Juan Pablo del arbitraje (dirigió su último partido en Lanús - Atlético Tucumán) publicó una sentida nota en redes sociales: "Y llego el momento... Allá lejos quedaron esos días cuando intentabas ser en un futuro arquero, pero pero la cancha te esperaba para que fueras protagonista desde otro angulo".

"Comenzaste con un silbato (el de tu padre, seguro, Omar Eduardo) a dirigir a los chicos de la escuelita y los babys hasta que te metiste a cursar oficialmente en la Liga. Con el espejo de tu hermano José María te propusiste seguir sus pasos desde las extensas y cansadoras jornadas de la Campaña, las inferiores y muy temprano llegaste a la primera division".

"La estructura del fútbol fue cambiando, y el interior tomó fuerza. Pasó el tren de la oportunidad de dirigir el fútbol grande y vos estabas ahí, con el bolso preparado; en el anden. Y allá fuiste, a codearte con los mejores".

"No fue fácil. Pasaste por los regionales, el duro Nacional B y al fin la Primera División. Escalaste posiciones con un puñado de cosas en tu mano: dedicación, esfuerzo, honestidad y perfil bajo. Dejaste los viajes en micro y tuviste que tomar los aviones cuando te convertiste en árbitro internacional, y seguiste con las mismas armas hasta el día de hoy".

"El frío reglamento te dice que Lanús y Atlético Tucumán será tu ultimo partido. Cuántas sensaciones, me imagino al dejar el silbato, tu fiel compañero. El que tomaste con cariño cuando eras un niño, pero no te pongas triste; cuando hoy a los 90 y pico des los tres últimos soplidos a tu silbato infla el pecho, levanta esa mirada y andate orgulloso, para abrazar a tu familia, que te cobijó en los momentos difíciles de esta profesión, y por la que vos tanto luchaste".

"Yo frente al televisor te acompañaré como en tantas veladas y te haré como siempre la ultima crítica, que sin duda será muy subjetiva, y no dudo que alguna lágrima se me caerá. No dejés el silbato, traelo, que quizás algún otro Pompei seguirá la huella que dejaste",

"D eso se trata la vida, Hermano: dejar huellas al andar y mirá que has dejado la vara alta. Seguramente el paso del tiempo engrandecerá tu carrera. Y no te olvides hoy, al salir, la mirada al frente y orgulloso del deber cumplido. Yo lo estaré por ser tu amigo".

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