Copa Argentina
Rincón de los Sauces hizo valer la goleada 4-0 en el partido de ida y el empate 1 a 1 privó a Ferro del sueño de ingresar a la Ronda Final. Jugó un buen primer tiempo, se puso en ventaja rápido y después -entre el oficio de rival y la permisividad de árbitro- poco pudo hacer.
Daniel Lovano / elpopular.com.ar
Fotos: Claudio Martínez
Por unos cuantos minutos Ferro soñó; a partir de la audacia táctica con que encaró el partido, de ese primer gol muy rápido, de la intensidad con que jugó la primera media hora. Soñó que el milagro de una remontada utópica podía ser posible.
Quiso siempre, no supo como resolver cuestiones propias de la inexperiencia y de la diferencia de jeraquía individual con lo que llegó a ser hace poco, y con lo que tenía enfrente; no pudo después de un minuto clave en la noche, y no se lo permitió un arbitraje muy malo, propio de un muy mal árbitro, del que por Embajadores no se guardan los mejores recuerdos.
Este empate que lo deja afuera de la ronda final de la Copa Argentina no puede esconder la extraordinaria campaña que lo trajo desde el 9 de julio pasado hasta aquí, ni desmerecer el esfuerzo de los pibes.
Se dio la lógica: pasó un rival superior, que pudo sostener cuatro o cinco figuras del Federal "B" que le permitieron hacer la diferencia en la ida y administrar los momentos adversos que tuvo el primer tiempo de esta revancha.
Liggerini, con los mismos hombre que anunció en la previa, sorprendió con el dibujo: dejó tres en el fondo (Saénz Buruaga y los dos Benítez), armó una línea de cuatro volantes (Vivas, Campos, Gargaglione, Schwindt, que para defender tuvo que trabajar de "tres"), soltó a Bortolotti y lo único que sostuvo de acuerdo con lo previsto fueron los dos de punta (Barraza y Wagner).
Con este esquema y mucha intensidad, Ferro presionó de entrada a Rincón, lo encerró en su campo. Perdonó la primera Vivas (le quedó largo del control luego de un gran cambio de frente de Campos), pero no en la segunda: un pase largo de Saénz Buruaga encontró muy en línea a la defensa, se escapó en la derecha y definió debajo del cuerpo de arquero.
Ferro quiso seguir igual, Rincón se interpretó que debía bajarle revoluciones al juego y puso el partido en el congelador. Cuando tuvo la pelota se apoyó en el talento de Ibáñez y cuando no pudo hizo todo el tiempo imaginable
Contó con un inesperado colaborador: el árbitro marplatense Marcelo Sánz. Sí, el mismo que "sacó" el año pasado a Embajadores de las semifinales en el San Martín de Tandil. Durante ese primer tiempo que Ferro quiso jugar con el pie en el acelerador y Rincón con el pie en el freno, hizo más tiempo que los propios jugadores neuquinos.
Y tuvo decisiva participación en el minuto más polémico de la noche. El que encendió los ánimos hasta el borde de la irracionalidad: Reggiardo se le cayó encima a Vivas dentro del área; era penal. Sanz no lo dio, la contra sorprendió a Ferro desconcentrado y una gran aparición de Di Bello en la derecha la cerró Muñoz del otro lado.
Del posible 2-0 al 1-1 definitivo, que le puso candado a la cierre. El segundo tiempo tuvo poco y nada. El entusiasmo sin ideas de Ferro, los espacios sin audacia de Rincón, porque todo se había terminado con el gol de Muñoz.
El que enardeció a buena parte de la platea. El partido estuvo varios minutos suspendido, unos cuantos tuvieron un ataque de esa enfermedad que se ha enquistado en el fútbol argentino, sin distinción de camisetas: la termocefalia.
Esa que convierte a señores respetables de cada día en alienados que no se dan cuenta de sus actos. Quizás lo más triste, canalla y despreciable llegó en el final, cuando se habían enfriado los ánimos y el destino de la serie era inexorable. No fueron barrabravas (que sí se metieron en la cancha después del partido, y salieron con el esfuerzo del presidente Frías).
Por un simple e insignificante resultado deportivo adverso alguien desde la platea gritó "preparen los caballos para irse de Olavarría en fila india, mapuches"; parado en la baranda, cuando se retiraban los equipos, otro vociferó "festejen mapuches".
Vergonzoso, no por lo que dice, sino por la repugnante carga discriminatoria y racista que encierra.
Nada de esto le roza a Ferro, a los que estuvieron en el campañón que le dio derecho a subirse a este sueño, y a los pibes que se hicieron cargo, dieron todo, pero no pudieron ante la superioridad del rival.
Esta vez, ganó la lógica. Y para el final quedó el llanto y el dolor de Nico Di Bello, que por una roja absurda se perderá el partido de la Copa Argentina, y tuvo que soportar lo mismo que Franco Irusta hace un par de meses: la falta de memoria y la falta de respeto de muchos cuando se iba de la cancha.
Esta es la síntesis del partido:
Ferro Carril Sud: Nicolás Báez; Santiago Sáenz Buruaga, Ayrtor Benítez, Alan Benítez; José Luis Vivas, Maximiliano Gargaglione, Jonathan Campos (ST 12m Tomás Palacios), Dionisio Schwindt (ST 12m Senger); Braian Bortolotti; Braian Wagner y Barraza (ST 24m Arce). DT: Gustavo Liggerini
Deportivo Rincón de Neuquén: Gustavo Fievet; Nicolás Di Bello, Ricardo López Carrillo, Víctor Benítez, Matías Regiardo (ST 6m Urquiza); Cristian Correa (ST 35m Gay), Edgardo Cano, Héctor Rueda, Julio Ibáñez (ST 33m Encina); Alan Sack (ST 35m Enzo González) y Oscar Muñoz. DT: Javier Ibaceta
Goles en el primer tiempo: 7m José Luis Vivas (FCS); 37m Muñoz (DR)
Amonestados: Sáenz Buruaga, Ayrtor Benítez, Alan Benítez, Vivas, Gargaglione, Campos (FCS); Di Bello, Correa y Muñoz (DR)
Expulsado: ST 43m Nicolás Di Bello (DR)
Arbitro: Marcelo Sanz (mal), de la Liga Marplatense
Estadio: "Domingo Colasurdo"