Torneo Federal "C"
Iván Colo es la cuota casi exclusiva de experiencia en un plantel lleno de chicos, para la primera participación de Embajadores. Su primer regional fue en 1997; en 2001 y 2002 fue protagonista de dos campañas excepcionales. "Para nosotros ascender sería como ganar un Mundial" tiró.
Daniel Lovano / elpopular.com.ar
Ese El Fortín de Fernando Salgado había ganado aquel campeonato de 1997 en un cierre casi lujoso, después de un mano a mano con Estudiantes, que se había lanzado a recuperar algo del protagonismo perdido con César Arbío de entrenador y, sobre todo, con el regreso de un mito viviente a la dirigencia (el Tony Pelliccioni).
Para el Argentino B tenía una buena base y había apostado a los mejores refuerzos de la plaza. Pero... casi sobre el puntapié inicial, después de haber hecho la pretemporada, se fueron Gustavo Guevara y Alfredo Andreu (a Ferro de Tandil), Jorge Artaza y Roberto Orsatti (a Independiente de Chillar). Dos de los tres rivales en la fase de grupos (el otro era Alvarado).
Al cuerpo técnico no le quedó otra que hacerse fuerte en esa base, más los pocos refuerzos que subsistían llegados de Ferro (el inolvidable Ricardo Vidovi, Atilio Aresi, Martín Garabento). En la línea de partida, aquel 19 de octubre de 1997 había un pibe que pintaba para crack: Iván Colo.
Hoy sería un volante mixto. Hacía de todo un poco y casi todo bien: buen manejo, despliegue, recuperación, llegada al gol, daba la opción de jugar por delante de la línea de volantes o en cualquiera de las dos bandas.
Casi veinte años más tarde, Iván estuvo en la definición con Loma Negra y sigue siendo una especie de guía para la gran mayoría de juveniles que encabezarán la primera experiencia de Embajadores en campeonatos de Consejo Federal.
Con varias participaciones, algunas entre las más recordadas. "El primero lo jugué a los 18 años, y este ya lo tomo distinto, en un club que es como si hubiese nacido acá. Tengo a mis hijos jugando acá, vivo más en el club que en mi casa y me gusta colaborar con mis compañeros, más allá de que me toque jugar o no, aunque lo más probable es que sea el último" confesó.
Las lesiones que lo condicionaron en su mejor momento evitaron más presencias en otro nivel. "Con Racing en 2002 teníamos un plantel como para ascender y nos eliminó en Tandil, porque nos sacaron la localía, un equipo (Independencia de Chaves) al que habíamos goleado 4 a 1 y no nos había podido ganar en los tres partidos anteriores, y con El Fortín en 2001 si es hoy, hubiésemos ascendido tranquilamente. No digo que hoy sea fácil, pero es muy corto. Ese año nosotros ganamos una zona de seis, después otra de cuatro, otra más de cuatro y nos quedamos sin plantel cuando salimos de la provincia de Buenos Aires" recordó.
Entre las dos campañones, Iván hizo una diferenciación emotiva.
"Disfruté mucho adentro de la cancha ese El Fortín de Fatiga Russo y además está el partido con Alvarado en Olavarría, que es el mejor recuerdo de mi carrera. A mí me habían cambiado, estaba en el banco con Maxi Di Matteo, ganábamos y nos clasificábamos, pero nos empataron y parecía que otra vez nos frenaba un equipo de Mar del Plata. Por suerte llegó ese gol de Dany Salguero, y tengo esa imagen con Maxi abrazados, llorando porque para nosotros era como ganar un Mundial. Eso me marcó mucho, porque fue en el club donde crecí y con chicos con quienes aún hoy mantengo una amistad" subrayó.
"En Racing jugué con el Gordo Altamirano, que era pibito y ya mostraba lo que iba a ser, con Alexis Ferrero que después jugó en la selección argentina, con Sergio Escudero y con Nieto, que se fue a mitad de campeonato. Si la Chicha no se hubiese ido, ese año ascendíamos seguro" acotó.
Tres lustros después, Iván está frente a un nuevo desafío. "¿Si lo esperaba? Seguro que sí, porque el Tero (Di Carlo) hacía rato que andaba con ganas de participar. Intimamente sabía que iba a jugar otro, y sabía que iba a ser con este club. Hice la pretemporada a la par de pibes que podrían ser mis hijos, je. Estuve del otro lado; a veces decía ''juega este viejo y no me ponen a mí''. Bueno, ahora muchos chicos deben pensar lo mismo cuando juego yo" bromeó.
Su rol debe ser diferente, aunque no signifique pasividad con la pelota. "Acá hay muchos pibes, el grupo es bárbaro, los chicos que llegaron se sumaron muy bien. Eso ayuda mucho y... ¿en qué rol me veo? La verdad es que yo quiero entrar a una cancha y ser importante; no sé si en todos los partidos o en algunos minutos" declaró.
Iván tiene fe en la oferta de Embajadores. "Sinceramente, creo que tenemos un muy buen plantel. El tema es que el torneo es complicado y la prueba fue el amistoso con Piazza: manejamos siempre la pelota, les llegamos un montón de veces y nos ganaron con un par de llegadas" advirtió.
"Todos soñamos con el ascenso, por supuesto, cada uno de los equipos que empieza a jugar este campeonato, y para nosotros ascender sería como ganar un Mundial" cerró, en la previa de este lunes que arranca una experiencia inédita para Embajadores, no para Iván Colo.