Se retiró uno de los últimos exquisitos

Daniel Lovano / elpopular.com.ar

Imaginó hace más de una década que el viaje a Gonzales Chaves iba a ser de ida y vuelta, y terminó siendo su lugar en el mundo. Donde Carlos Tavernini construyó la mayor parte de su carrera futbolística, donde encontró el amor, formó su familia y le dio a un hijo en el que hoy se mira en el espejo y ve al pibe que empezó a jugar hace mucho ya, de la mano de Raúl Moriones, en Loma Negra.

"Pensé que acá en Chaves iba a estar seis meses para volver a Racing, y me quedé acá con mucho gusto y mi señora me regaló lo más lindo que me dio la vida, que es mi hijo. Por el fútbol he conocido millones de personas, tengo un montón de amigos, estuvo en lugares que no hubiese podido estar de otro modo. Voy a ser siempre un agradecido al fútbol" subrayó.

"Carlitos", siempre se lo reconocerá así, fue un jugador fino, inteligente, con llegada al gol; un estratega que dos por tres se dejaba seducir por el individualismo que le permitía todo su talento. Fue uno de los jugadores más talentosos que dio el fútbol de Olavarría en las últimas dos décadas, y si la mención es en tiempo pretérito se debe a que hace un par de días, a los 38 años, anunció su retiro con el cierre de la temporada tresarroyense.

"Adentro de la cancha se terminó el fútbol para mí. Llega una edad que cuesta ir a los entrenamientos, la familia exige otras cosas y decidimos en familia que era hora de terminar. Ya el año pasado lo había pensado, pero acá los dirigentes me pidieron que arrancara, me puse bien y me dieron muchas ganas de darle otro año. Tenía muchas ganas de coronarlo con un título, y lamentablemente no pudo ser" contó.

En la mirada retrospectiva, sólo hay orgullo: "Le tengo que dar muchas gracias al fútbol por lo que me permitió vivir, pero primero que nada a mi Viejo, que hoy no lo tengo, porque él fue quien me inculcó el amor por este deporte. Creo que fue una carrera maravillosa, aunque tal vez no se me dieron las cosas como para dar un salto al profesionalismo. Estuve en varios lados, y no se dio. A veces no alcanza con condiciones y conducta, sino que se necesita también un poco de suerte, porque hoy en día sin un buen contacto o un buen representante es difícil llegar".

Arrancó en Loma Negra, brilló en la primera división de Racing, tuvo su chance en México por 2002, estuvo en Talleres de Córdoba. "En Córdoba me vi más cerca que en ningún otro lado de ser futbolista profesional; estuve a nada. En este momento tenía a Fernando Santellán de representante y estaba Hugo Alves con Gareca en el club. Estábamos muy contentos, fue la época que Talleres ganó la Conmebol, pero Gareca se fue y el que vino trajo su gente. Una lástima, porque ya estaba por firmar. No se dio, y qué se le va a hacer, por algo pasan las cosas" dijo.

En Racing escribió uno de los párrafos que están marcados con resaltador en su carrera. "Siempre voy a amar la estrellita. Es más, hubiese querido retirarme en el club, pero no se dio. He logrado muchas cosas, es mi club, la gente me quiere y yo también a ellos. Me ponía muy feliz cuando mi hermano me mandaba las noticas y Racing iba para arriba". 

"Se extrañó siempre jugar en Racing, dirigentes como Popa Paramio, entrenadores como Dardo Seibel, un gran tipo como Luis Barbieri; de Raúl Moriones no me puedo olvidar, porque fue con quien empecé; Abelardo Carabelli, compañeros con Pablo Ponce, el Tingo Bravo, Pablito Texeira, el Chatito Crispín, el Gusti Guevara, Alexis Cortés. Siempre me acuerdo la primera práctica que hizo con nosotros el Gordo Altamirano, un fenónemo, uno de los tipos con los que mejor me entendí dentro de la cancha. Tuvimos grandes equipos, como cuando vino Carlos Senia con la gente de Quilmes" destacó.

Claro, como en todo orden, faltó algo... "Me hubiese encantado ascender con Racing, jugar el Federal B o el Federal A. Por ahí llegaba un técnico, no le gustaba y me hubiese tenido que ir. Pero hubiese sido hermoso llegar con Racing a las instancias que llegó. Igual los recuerdos son los inolvidables, como aquella final con Hinojo en la cancha de El Fortín; el club hacía mucho que no jugaba torneos Argentinos y ganamos en tiempo suplementario con un gol mio; eso va a ocupar el mejor lugar en mi memoria toda la vida".

En Chaves quieren que lo que se interrumpió adentro de la cancha, se reconvierte afuera. "Algunos me hablaron de estirar un poco más hasta el Federal C, y esto ya fue. Acá me piden que siga con los chicos en las divisiones inferiores, pero todo eso hoy es remoto, demandaría mucho tiempo y hoy mi cabeza está en otro lado, en vivir cosas que con mi familia no hemos podido vivir porque el fútbol no me lo permitía. Quiero un descanso, hacer otras cosas en la semana de 1 a 3 de la tarde, tener los fines de semana libres" anticipó.

Un gran equipo de Racing, que integraban Oscar Altamirano y Alexis Ferrero

Antonella ya no tendrá que lavar la ropa, enrollar las vendas, limpiar los botines, volver temprano los sábados de los cumpleaños, acompañar a su esposo todos los domingos a la cancha, pero está Luca, a sus 11 años, que juega en la escuelita de Independencia y en su mismo puesto de su papá.

"Juega bien, maneja bien la dos piernas, tiene un estilo muy pensante. Hay que ver si le va a gustar seguir, y yo no lo voy a obligar a nada. Sí sé que le encanta, que sólo juega a la pelota. Siempre va a tener mis consejos, le voy a mostrar mi experiencia para que no cometa los errores que pude cometer, como cuando fui a Platense con 15 años sin tener dimensión de lo que eso significaba, y no lo supe aprovechar. También quiero que estudie, para que se pueda abrir camino en la vida más allá de la pelota" confesó Carlitos.

El apellido Tavernini, parece, sólo hizo un intervalo en el fútbol, y no pasará mucho tiempo para que la dinastía siga, y con la mismo linaje en su relación con la pelota.