LAMADRID

"A la comunidad de La Madrid la recuerdo siempre"

El padre César de Blas y sus 50 años de sacerdocio Luego de 35 años de ausencia, el padre de Blas regresó a nuestra ciudad. El sacerdote se reencontró con parte de una comunidad que nunca olvidó y fue agasajado por quienes también lo recuerdan con cariño.

El padre César de Blas estuvo a cargo de la parroquia Nuestra Señora del Carmen desde 1966 hasta 1973, año en que fue destinado a otra parroquia. Pasaron desde entonces 35 años y el sacerdote retornó a General La Madrid para celebrar sus 50 años de sacerdocio, todo un acontecimiento que le permitió reencontrarse con una importante e inolvidable parte de su pasado.

Con indisimulada emoción, el padre de Blas le comentó a esta Agencia que "la verdad es que encontré a la ciudad muy linda, gracias a Dios".

Luego, refiriéndose a los 50 años de sacerdocio, el religioso confió que los lleva "como si fuera el primer año, porque siempre la misa se celebra cada vez mejor. Entonces, uno lo siente cada día más intensamente, y a pesar de que estoy jubilado sigo dando y estando en actividad".

"De La Madrid tengo muchos recuerdos y anécdotas -continuó relatando el sacerdote-, porque acá vivía yo con Juan Carlos Ormazábal y mi mamá. Eramos los tres que estábamos juntos. Y anécdotas en las parroquias hay muchísimas; justamente me vino a la memoria una. No sé por qué se me ocurrió en este momento, pero en fin... Un día un hombre, un croto, como decimos comúnmente nosotros, se presentó en la parroquia y me preguntó: ''Padre, ¿tiene algo para comer?''. ''Sí, le digo, como no, encantado, espéreme un momentito. Voy adentro y tenía un churrasco, sin hacer por supuesto. Entonces hice uno rápido en la plancha, le hice un sándwich y se lo di. Y al dárselo le dije, discúlpeme que demoré un poquito es que lo tuve que cocinar''. ''Uy, -me respondió- me lo hubiera dado crudo''. Y ahí me di cuenta que la alegría más grande para un croto era hacerlo él mismo. ''Perdóneme -le dije-, me di cuenta recién, pero tome el sándwich y cómaselo''. Eso no me olvido nunca porque son esas cosas, que sí uno no vivió la vida de croto no se da cuenta. Pero si la vivió o la conoce, sabe que para ellos el hecho de preparar primero las ramitas para hacer el fuego y cocinar la carne, es una satisfacción única".

Los recuerdos afloran y también las anécdotas. "Yo no me olvido nunca -evocó el padre-, una vez que fuimos de pic-nic a Coronel Pringles con mi familia y llevamos la pava, el agua y empezamos a juntar la ramitas para hacer el fuego. Eso es muy grato, porque después de muchos preparativos y esfuerzo uno hace las cosas y siente la satisfacción de decir ''qué rico mate, ché'' ".

"Fue un encuentro muy lindo"

El padre de Blas se sintió sumamente halagado por el recibimiento y la cena en su honor que se le ofreció en nuestra ciudad. "La verdad -admitió- es que fue un encuentro muy lindo. Y la verdad es que conocí a la mayoría, a algunos no, pero la inmensa mayoría me reconoció a mí". Y siguió: "Hoy en día estoy radicado en María Ignacia Vela, cerca de Tandil. O sea, Vela pertenece a Tandil y justamente en esta ciudad -Tandil- estuve varios años en dos iglesias distintas; en la del Santísimo Sacramento y en Santa Ana".

"A la comunidad de General La Madrid le digo que le recuerdo siempre porque esta fue mi primera parroquia, como párroco verdadero, porque en Santa Ana estuve como párroco, pero no era el verdadero porque el párroco era otro. Pero en cambio acá el párroco era yo. Tomé posición de la parroquia y eso es como decir ''mi primera novia'', ¿no?, (risas). Se recuerda siempre ¿no? Es una de esas cosas lindas que uno tiene", comparó.

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