OPINION La final Yokohama terminó con una serie de prejuicios absurdos, sólo para desmerecer al mejor equipo y al mejor jugador de la historia.
Ante el dolor en los hinchas de River, y la frustración de sus futbolistas, la goleada más catástrófica de este último domingo antes de la Navidad de 2015 fue para el periodismo argentino; el de la Metrópoli, por supuesto.
Vienen diciendo hace una década que en Europa no se marca, que Europa al Barcelona los defensores le rinden homenaje, que en España son todos equipos de cuarta; que no los tocan. Pero en esta final iban a sentir el roce, la fricción, el plus temperamental, algún que otro trancazo del jugador sudamericano.
Muchos se han negado sistemáticamente, de un modo casi obsesivo, ante la evidencia, ante la belleza, ante el arte, ante la genialidad y ante futbolistas que no tienen parangón.
El mejor de todos los tiempos, que después de dos meses y medio parado y dos días en cama por un cólico renal, la rompió. Hizo un golazo, un gran Barovero le privó de dos, le sacaron una de la línea, armó una jugada genial en el final del primer tiempo, y amontonó a cuatro jugadores de River antes del tercer gol...
Entendés Farinella que el pibe no se borra en las finales?
Y sigue la lista. No sólo el Barcelona juega el mejor fútbol que se vio en toda la historia de este juego, sino que tiene al mejor arquero chileno de la historia (Bravo), a dos laterales deliciosos (Alves y Alba), a un defensor que hace 10 años le dicen Piquenbauer, y para los que creían que sólo es el marido de Shakira, esta mañana demostró que es un fenómeno; al líder espiritual de la selección argentina (Mascherano).
Al mejor deportista croata del año (Rakitic), y en los balcanes algo entienden de deportes; a un cinco que es una mezcla de Batista y Redondo (Busquets); al mejor jugador español de la historia (Iniesta), al mejor delantero uruguayo -por lo menos- de los últimos 50 años (Suárez) y a un pibe que de Pelé para acá es de lo mejor que ha dado Brasil (Neymar).
Por suerte, hasta que cambie el reglamento, a este juego se juega con una pelota y el que mejor la trata generalmente gana. Y de la pelota, la mayoría de los periodistas sabemos muy poco.