Superfinal del Clausura Con un gol de Di Bello en el inicio del segundo tiempo, los albiazules se quedaron con el título. Conmovedora movilización del público de Loma Negra, como no se veía desde hace décadas. Mal arbitraje de Arce. Unas 2000 personas en la cancha de Ferro.
Foto: Marcelo Kehler
El Fortín no le ganó a un equipo, le ganó a un equipo con un pueblo atrás.
Sólo en esa energía que bajaba desde la tribuna norte puede explicarse cómo un partido que debió abrirse en el primer tiempo, a no ser por la descomunal actuación de Senzacqua, El Fortín no lo pudo cerrar en el segundo después del golazo de Nicolás Di Bello, teniendo todos los argumentos individuales o colectivos como para hacerlo.
Esa postal de la popular norte no fue de estos tiempos; o no se pareció en nada a lo visto en el fútbol de Olavarría en décadas. Hay que tener más de 30 años para recuperar de la memoria algo parecido al mosaico celeste pintado sobre la calle Balcarce, por aquellas finales jugadas con Ferro y Racing en los 90; o a los mitológicos partidos con Estudiantes de principios de los 80.
Porque la noche no merece reducirse a los 90 minutos, a un partido de fútbol, a un ganador y a un perdedor. Fue mucho más que eso, fue una fiesta en la que festejó sólo El Fortín, y la que para Loma Negra dejará otras sensaciones cuando se sequen esa lágrimas con la que casi todos sus jugadores dejaron la cancha.
Más allá de las ausencias, sobre todo la del Zurdito Maldonado, el desenlace respondió la lógica. Al fin y al cabo ganó el equipo que cuando recuperó sus mejores cartas se hizo invencible para todos. Ese que apareció por momentos en el primer tiempo, que hizo enorme a Senzacqua (a los 7m estalló un petardo que aturdió al arquero y tuvo el partidos suspendido por un largo rato).
Como viene sucediendo en las últimas semanas, otra vez los mejores momentos de El Fortín llegaron en el uno contra uno de Ponce por banda, y si del otro lado hay un tal Di Bello, se complica para cualquiera...
Entre Ponce y Barrientos armaron un jugadón en la izquierda, centro, media tijera de Mayoz en el borde del área chica y reacción deslumbrante de "1" de Loma; otro desborde de Ponce y balazo apenas alto de Di Bello en el otro costado; Senzacqua se jugó la vida a los pies de Mayoz y enseguida la jugada de la noche: gran salida del pibe Junger desde el círculo, alargue para Barrientos, centro de Piecenti desde la izquierda y Mayoz, sólo frente al arco le dio medio mordido; pero con suficiente distancia con el arco como para salir festejando...
Claro, no contaban con Senzacqua, que se estiró y apretó la pelota entre su guante y el palo izquierdo. Increíble!!!!
Frente a una mejor postura colectiva de El Fortín y los aportes que hacían diferencia en los duelos individuales, ese Loma Negra partido, demasiado largo en la cancha, apenas si pudo acercarse con un tiro libre lejano de Barraza, que se sentó en el travesaño.
Ese tiempo, esa tendencia se prolongó dos minutos más, como si no hubiese existido el entretiempo en el medio. Porque Mayoz tiró una diagonal en la derecha ideal para su botín zurdo, y volvió a aparecer Senzacqua en la ratonera. Cayó el córner y el arquero nada pudo hacer ante la pirueta de Di Bello.
Empezaba otro partido, no el esperado, ahora que El Fortín tenía la ventaja, que se podían abrir huecos para Ponce y para Di Bello, alguna espalda descubierta para la claridad conceptual de Sánchez.
El Fortín perdió protagonismo, se complicó su funcionamiento por el reemplazo de Junger, se quedó sin la salida clara de Sánchez y Loma, con una actitud casi sobrenatural, se lo llevó por delante; lo desbordó, lo hizo sentir incómodo. Pocas ideas, poco fútbol, pero todo fervor.
Lo hizo dudar, lo desconectó y le provocó algún que otro susto, el más claro con una pelota que Martínez tuvo picando en el punto del penal y definió mal. Hubo una peinada del mismo Martínez y un puntazo de Matías Rode desde el piso que fue adonde estaba parado Ramírez y otro derechazo lejano de Rode que despejó Ramírez para un costado.
El Fortín no volvió a llegar después del gol.
Aunque vale reconocer que fue bastante maltratado por un arbitraje desconcertante de Arce. Dejó pasar dos duras entradas a Ponce en el primer tiempo, mostró dos amarillas a Benítez o a Barraza (en un episodio complejo de explicar), le perdonó la vida a Matín Díaz cuando le fue muy fuerte al pibe Bianciotto y se comió un penalazo de Matías Lindner a Di Bello.
El Clausura fue para el mejor, para el equipo que en la recta final recuperó sus apellidos y una identidad construída a lo largo de los últimos 25 años en el fútbol de Olavarría.
La tristeza fue para el equipo que logró algo que se no mide con puntos, con goles, ni con una copa. Anoche se vio a un pueblo que volvió a soñar dentro de una cancha como sólo un deporte es capaz de hacerlo en este planeta, y los máximos responsables fueron los que salieron a la cancha vestidos con la gloriosa camiseta celeste.
Esta es la síntesis del partido:
El Fortín: Néstor Ramírez; Nicolás Grigera, Andrés Ilekis, Larregina, Enzo Barrientos; Nicolás Di Bello, Daniel Sánchez, Junger (ST 13m De Arzave), Juan Manuel Ponce (ST 41m Alejandro Bianciotto); Emiliano Piecenti (ST 18m Quimey Marín) Maximiliano Mayoz. DT: Fabricio Torres
Loma Negra: Gabriel Senzacqua; Lautaro Bazterrica, Ayrtor Benítez, Matías Lindner, Maldonado (ST 13m Martín Díaz); Juan Dotti, Mauricio Barraza, Fernando Bricka, Nicolás Bianchi (ST 34m Gerardo García); Waldemar Martínez y Matías Rode. DT: César Arbío
Gol en el segundo tiempo: 2m Nicolás Di Bello (EF)
Amonestados: Barrientos, Grigera (EF); Maldonado, Ayrton Benítez, Lindner, Barraza, Marín Díaz (LN)
Incidencias: ST 39m expulsado Lautaro Bazterrica
Arbitro: Cristian Arce (muy mal)
Estadio: "Domingo Colasurdo"